Alfredo

10. Amistad en medio del conflicto

Dos semanas después, ¡Sobreviví con la profesora de Artística! Que por cierto me regaño por el desastre que había dicho, hasta me llamo: “Asesino de pasión” ¡Esas fueron sus palabras!

También había hecho exámenes sorpresas en Lenguaje con la facha de: Comprensión lectora, que varios perdían y yo sacaba mal una que otra pregunta pero gracias a Dios —Y a mi— pasaba aunque fuera raspado.

"Ey, escucha!" Exclamó Luis, que me había llamado acosador para resumir. Me dio un golpe un tanto fuerte en la parte trasera de mi cabeza, me queje.

El único amigo... nuestra amistad no sé si es rara o no es amistad, en fin, ¿Por qué tiene que pasar golpeado la parte de atrás de mi cabeza? ¡Me va a sacar toda la sabiduría si continúa!

Lo mire mal sobando la parte aunque la verdad no me duele, es un golpe molesto pero inofensivo.

"¡Qué!" Me tragué lo que masticaba.

"No comas así, te vas atragantar, pendejo" Frunció las cejas, yo ta!bien lo hice cuando metió una mano lo que me quedaba de la empanada de pollo y se la robo

"¡Eso es mío!" Repliqué unos segundos antes de que se la tragará.

Estaba por quejarme, pero en ese instante alguien dejo su dedito de queso en mi plato. Lo sé, soy medio fino al pedir un plato con una empanada jajaja.

Y por tenerla en ese plato te la robaron, tonto.

Miré el dedito, no estaba ni masticado, levante una ceja. ¿Quién es el estúpido que deja así la plata? Levanté la mirada curioso de ver quién era el que había arrojado ese dedito, además... ¡Cómo se no tiene alguna cosa puesta! ¿Y si tiene piedras? ¿O...?

Mis pensamientos se interrumpen al ver a Manuel mirándome esperando que diga algo, pero... ¿Qué puedo decir?

"¿Cómo se que no tiene algo dentro?" Pregunté, me gane un suspiro.

Además varias personas nos miran. Incómodo.

"¿Me lo como yo?" Levantó la ceja.

"Na, dámelo a mi" Intervino Luis antes de, a toda velocidad, robarse el dedito.

Avispate, Alfredo.

Se lo quité pero lo rompí en el progreso, solo nos miramos lo tres sin saber que decir o hacer mientras somos blancos de miradas fijas y hasta burlonas.

Joana estaría tan decepcionada de ti.

 

"¡Mamá!" Exclamé al ver a mi madre en la entrada, en una moto... Ni sabía que mamá sabe conducir una moto. Ella me miró un segundo antes de mirar detrás de mí, ¿Ah? Volteo la mirada para encontrarme con la figura de Luis y de Manuel.

Oh, vamos ¡No es momento!

Ella camino a mi (estaba parada al lado de la moto) al llegar me miró con una sonrisa, no, no me sonrió a mi, esa sonrisa fue para quienes están detrás de mí

O solo para el único que conoce y de quién tiene una pésima impresión.

"Hola, cariño, ¿Ese señorito te está molestando?" Me preguntó e inmediatamente mi cabeza se giró y mi mirada cayó sobre Manuel que parecía incómodo con la presencia de mi madre.

Volví a mirar a mi mamá, no se qué decir así que solo la mire. Mi mamá y yo de vez en cuando coincidimos en el idioma de las miradas, ella me sonrió y me dio es mirada que tiene escrita en sus ojos: “Esta bien”

"¿Son los dos amigos de mi niño?"

Okey, no me refería a eso.

"Emmm... ¿podría decirse que si?" Dudó Manuel.

¿Y éste cuando se hizo mi amigo?

Desde que te dio su comida está mañana.

"Se, este chaparro es amigo mío" Me puso la mano en mi hombro, casi pude sentir la brillante sonrisa que tiene.

¡Somos de la misma altura básicamente!

Son de la misma altura, tonto.

"¿Se?" Levantó una ceja y se cruzó de brazos.

Se me olvidó que mamá no le gusta las palabras inventadas en la calle... Mierda.

"Ammm... ¿Si?" Dejó tenerme abrazado para casi agachar la cabeza.

"Si quieres ser alguien respetable debes aprender hablar, ¿Quieres saber un idioma extranjero?" Luis abre la boca para hablar pero mamá se le adelanta: "No puedes pretender ser bilingüe si no te molestas en ser elocuente y educado al hablar tú propio idioma"

Y otra vez mi madre dando donde más duela. Ella no es así normalmente, ¿Que le pasa? ¿Que la perturba? Me preocupa lo que estar afrontando. No me gusta sentirme tan...

"inútil" susurré, a penas yo alcancé a oírlo y eso que fui quién lo dije.

No soy capaz de decir eso en voz alta, ¿Por qué quiero confirmar lo que ya sé. No puedo ayudar a mis padres, solo puedo... estudiar...

"No te escuché, cariño" La voz serena y calmada de mi mamá me saca de mis pensamientos

"No es nada. Mejor vamos a casa" Le di una sonrisa escondiendo mis preocupaciones.

Ya mucho la agobia, no quiero agobiar la más.

Me miró un momento sin decir nada antes de darme una de sus mejores sonrisa, perfecta sonrisa.

Nunca me han gustado las sonrisas perfectas, siempre parecen querer gritar que algo esconde esa sonrisa y... con el tiempo hasta yo la he usado. La odio.

Me volteé y agité la mano diciendo: “Adiós” a mis dos amigos. Ellos hacen lo mismo hasta de darme vuelta y caminar con mi mamá hasta la moto, ella se sube primero y luego yo, pone la llave en su lugar antes de perderla y arrancar.

Miedo, es la palabra que me ajusta a la perfección cuando mi mamá comenzó a andar en la moto. ¡Quiero pisar el suelo otra vez!

Me aferré al cuerpo de mi mamá haciendo caso omiso a sus quejas sobre la falta confianza que le tengo, no le tengo poca confianza, pero ¡Esas vueltas me dan miedo!

Cerré los ojos con fuerza orando.

Tan exagerado....

 

Cuando llegamos me dieron ganas de recrear una escena de una película donde el chico al bajarse (de un auto) beso la tierra dando gracias a Dios por estar vivo, pero la mirada ofendida de mi mamá no me dejó así que opte por sonreír.

"Ni me sonrías mientras tus manos están sudando, Alfredo" Se quejó mi madre dándose vuelta y adentrándose en mi casa.




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