Alfredo
Después de comernos el pollo en compañía de gaseosa fuimos por un helado, como Manuel había pagado la mitad del costo total del pollo me había sobrado dinero, me di el gusto de comprarlo.
"Luis, ¿Y que hiciste mientras, pues, estabas tirado ni perro abandonado?" Preguntó Mónica terminando su galleta con helado.
"Pues estuve en la sección de comida, ¿No se dieron cuenta cuando me fui del cine?" Levantó un ceja, casi indignado.
"No" Contestó la mayoría sin dudar.
Por mi parte solo guarde silencio, miré la hora en el primer celular que sacó de mi amada mochila, tiene de fondo una foto de Mayo parado en sus manos y con las piernas caídas a los lados, en medio de ellas la cara de Noah está asomada, avergonzado, y por último en la parte de atrás de la foto Manuel y Jack están dormidos sobre algunos libros. Son las siete y media.
Ya debo ir a casa, a enfrentar un regaño de mi querida madre, alistar mis cosas y dormir.
"Ya debo ir a casa" Dije, todos me miraron y Mayo al ver el celular en mis manos me lo quito rojo de la vergüenza.
"No son ni las ocho" Murmuró Noah mirando el celular.
"Pero mi querida madre me dio permiso hasta las seis" Le expliqué, como respuesta recibí miradas asombradas.
¿Qué?
"Wow, no sabía que eras del tipo que desafía las reglas de sus padres" Dice Manuel
"Lo mismo digo" Concordó Jack con las anteriores palabras.
"Y mi padre me dijo que hasta las diez, pero seguramente mi madre este preocupada, ¿Me pueden llevar a mi casa?" Suspiré y me crucé de brazos.
"Aaaah, eso tiene más sentido"
"¿Me pueden llevar a mi casa?" Repito
"Se, yo también tengo sueño, quiero ir a dormir" Jack Levantó el pulgar mientras hablaba.
Y así Jack llevó a Manuel a un restaurante, cerrado, a Mayo, Noah y Luis al mismo barrio, aunque se supone que Luis vive en otro, y después me dejó delante de mi casa, miré mi teléfono, ya le había dado los teléfonos a todos, así que mi mochila solo tenía la bolsa de panes.
A las ocho y tres, exactamente, llegué a mi casa, mi madre estaba fuera con los brazos cruzados y el ceño fruncido, obvio molesta.
Miré el carro, ya se había ido, cuando volví a mirar a delante, mamá me estaba mirando con un rabia innegable y se acercaba a mi.
Mi rey, esto no va a terminar bonito.
"¿Dónde estabas, Alfredo Alberto Lenis Gómez? ¿Por que llegas a esta hora, jovencito?"
Sabés que estás en problemas cuando tu madre dice tu nombre completo.
"Estaba comiendo..." Murmuré con la cabeza baja, entrando a la casa, pues algunos vecinos ya estaban saliendo al oler chisme.
Nunca me gustó esa parte de los barrios, ¿Por qué deben ser tan chismosos?
Escuche la puerta cerrarse y los pasos de mi madre cada vez más cercanos.
"Estas castigado, sin teléfono por un mes"
Casi suspiro, tuve que contenerlo, casi no uso el celular así que no será nada difícil de llevar, lo único es que deberé buscar las respuestas en los libros que es igual a tardanza y tiempo perdido que podría usar en algo más.
"Sí, mamá" Murmuré "Pero papá me dijo que podía llegar a las diez"
"¿Cuando?" Frunció sus cejas, y el agarre en sus antebrazos se fortaleció
"Unos minutos antes de irme" Titubeo.
"¿Y te costaba avisar?" Interrogó, cada vez me sentía más y más pequeño.
Solo quiero irme ahora mismo a mi cuarto y dormir.
"Habla, Alfredo"
Abrí la boca, con la intención de decir algo, pero no logré emitir ningún sonido, así que la volví a cerrar.
"... ¿No hablarás? Estas castigado, a tú cuarto" Ordenó.
"¿Ha pasado algo malo estos días?" Me escuche preguntar en un susurro.
Esta vez fue ella la que no dijo nada, solo señaló el pasillo que conducía a los cuartos.
Hace tiempo no me sentía así.
Por la mañana salí del cuarto, con una maleta grande y una pequeña, ambas con pertenencias mías, mis padres ya estaban fuera.
Es lunes festivo, debo aclarar eso.
Mis padres ya estaban en el auto, el camión de mudanza iba a traer todo —Camas, escaparates, la nevera, los muebles y la estufa— dos días después si no había ningún inconveniente. Pues, diría que todo estaba bien, pero no podría mentir.
La mirada de mi madre no me deja.
Así... me mudé y no asistí al colegio por dos días, cuando volví, ya instalado y con dos cachorros en mi casa, una perrita y un perrito.
El perrito le llamé Orión.
La perrita mi madre la llamó Elicia.
Cuando fui a la escuela algunos alumnos ni mirada rara me dieron, y en mi grupo todos me miraron mal. Como si hubiera cometido un crimen.
En el receso recibí un golpe por parte de Alexa, a quien la verdad, no conceder amiga, solo habíamos charlado un par de veces.
"¿Por qué no asististe dos días? ¿Se te murió un familiar?" Preguntó Mónica en un suspiro.
Claramente este fingiendo que no ve el maltrato que me hace su novia en medio de reclamos.
"Me está mudando, se los dije" Me justifico ya cansado.
Tomé a Alexa de las manos que me estaban golpeando y la voltee, en cuestión de segundos estaba de espadas con sus manos sujetadas por las mías, forzeaba y de trataba de tar patadas.
Y por eso no debes agarrar confianza, Alfredo.
"¡Ey!" Escucho la voz de Manuel y algo en mi deja a la fiera de Alexa, solo para concentrarme en él.
Como recuerdo recibo un golpe en mi piernas que apenas logro esquivar.
Se parece a Selena, patona.
Llega a nosotros y le tira una bolsa a Alexa que no duda en tomar, cuando voy a ver qué es me aparta y la guarda.
Mmm... de todos modos de que es, es común en mi barrio aquella sustancia, solo que los menores nunca hemos caído en aquella tentación mientras algunos adultos —Los que vienen a visitar a los señores que viven allí— la usan como un escape.
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Editado: 26.01.2022