Al salir de la escuela, casi arrastrando los pies. Un momento llamado felicidad, era viernes y ya había terminado el horario escolar, llegaría a al casa ha hacer tareas y luego a flojear.
La sola idea era tentativa, ¿Cómo me le negaría a la flojera?
Ammm... ¿cuando debes estudiar o hacer deberes que te mando mamá?
Si, conciencia, no tiene que recordármelo.
Cuando salí del colegio me encontré, no con mamá o papá, sino con la señora Fela, con un rostro preocupado, acababa de salir de un auto, seguido de una niña morena de alrededor de once años, con su cabello corto color castaño, perfectamente peinado, con una vestido verde musgo que tenía cuello U, manguitas y una falda hasta las rodillas que finalizaba con un encaje negro. Su mirada muerta y suicida me helo la sangre e hizo que mi corazón se achicará, no porque fuera una niña, sino porque ella era...
Tatiana. Mi mejor amiga y prima favorita.
Papá, antes de todas estas peleas absurdas, me había dicho que ella había tenido dos tragedias en el mismo mes. Su madre había sido matada, su padre había sido atropellada por un borracho y su hermana estaba en un hospital psiquiátrico por conductas agresivas, suicidas y depresivas.
Estaba sola y por un momento, me había olvidado de ella al idear con mis propios problemas.
No sabía que lo estaba pasando mal... ¿cómo lo sabría? No he perdido a mi familia, no físicamente, al menos.
No sé lo que es perder una familia entera de golpe.
No sé los que es sentir ese vacío de no saber que no los volverás a ver nunca más.
Y ella, Tatiana Arias Lenis, estaba viendo cómo se quedaba sola poco a poco.
Estaba viendo, impotente, como le arrebataba todo lo que alguna vez le sobró.
Cuando quise saber estaba abrazándola, teníamos una diferencia de estatura, era más alto, ocho centímetros para ser exactos. La tenía apretada contra mi, y trataba de darle ese abrazo que de seguro necesitaba más que nada.
Las personas deprimidas juran no querer un abrazo, cuando es lo que más desean, al menos eso pienso.
"Tati..." Murmuré en el abrazo, ella estaba inmóvil.
Era un zombie, no hacía nada, no decía nada, solo... estaba ahí con una cara muerta.
Me parte de ella y la mire a los ojos, encontré una profunda tristeza, un vacío y una ansiedad en sus ojos marrones, iguales a los míos.
"Señora Fela" La miré, tenía una sonrisa débil que me invitó a entrar en el auto.
Sin protestar lo hice. A los lejos vi un par de personas viendo confundidos la escena, al igual que todos los demás estudiantes. La diferencia es que esas personas eran mis amigos. O algo así.
La mirada más preocupada era la de Manuel, cosa que por alguna razón me bajo un poquito la tristeza que parecía no dejar de crecer.
¿Es tonto que me alegré por algo así?
Sin duda alguna.
Deje de mirarlo, no se que otros pensamientos podrían nacerme, ya fuera malos o buenos, sé que no me dejarían.
Me concentré en la señora Fela que estaba en el puesto de copiloto, a mi lado estaba Tatiana y edo —El novio de mi tía Karen— manejando.
"Debes preguntarte porqué traje a Tati aquí" Comentó la señora, sin moverse o molestar a mirar.
Algo común cuando iba me carro, nunca movía su cabeza mientras iba andando. No entiendo porqué, pero en fin, deje de preocuparme de eso hace tiempo.
"La verdad no, señora Fela" Admití.
No me habida dado tiempo de pesarlo, el verla de ese modo había consumido todos mis pensamientos.
"Bueno, de todas formas la traje para que platicara un rato con usted" Me informó, siempre con su característica educación al hablar sin importar la persona con la que hablara.
Volví a mirar a Tatiana, que se mantenía callada.
Algunos meses antes seguramente estaría hablando e lo primero que le llegará a la mente, aún cuando carecía de lógica y sentido.
Tal vez estaría hablando de pingüinos y de porque no volaban, o haría preguntas pasadas de tono. Producto de pasar mucho tiempo con Joana y Selena.
"¿A dónde vamos?" Pregunté, un poco nervioso.
No quería que ellas se enteraran de mis problemas familiares. Eso era mi problema, no tenía porque saberlo, pero si iban inevitablemente lo sabrían en el momento que mi padre cruzará la puerta.
"A Moñito" Contesto, con una sonrisa leve, casi piadosa.
Entonces si sabía de mi situación actual... Sabía que papá no le había dicho, el no le gustan hablar de cosas malas sobre mi o sobre mamá, así que ¿Mamá le había dicho?
Tati me miró, en sus ojos pedía a ruegos que preguntara quienes estaban, al final aguante un suspiré y me dispuse a preguntar:
"¿Están mis primas?"
"Sólo Selena, llegó ayer por la noche. Joana está con su hermano en New York. Jo está en África haciendo una campaña desde hace, pues, tres años. Emilia sigue tan dedicada a sus hermanas desde que su madre murió, así como se comporta como su madre se encuentra en casa esperando de su visita. Alexandra está en Brasil con su amante desde hace un mes. Y Alejandra está en Miami en busca de marido" Dijo, mientras iba contando con sus dedos a quienes nombraba.
"Sólo preguntaba por Selena y Joana. Señora Fela" Sonreí con incomodidad.
Yo siempre pasaba viendo o hablando con Joana, Selena, Tatiana y Guatava, con mis otras primas tenía suerte si las veía una vez al año.
"¿Y mi primo?"
"En último año. Siguiendo de llenar las expectativas de su padre y hermano. Pues ya sabes que Karen y su hija solo esperan que el estudie lo que quiere al contrario de Eduardo y Jared que insisten que debe ser militar o médico. Ya sabes que en esa familia están divididas en dos partes. Y si hablas de Jared, está en New York con su esposa y su hermana" Sacó sus gafas y un libro, comenzó a leer.
Jared... ¿Sé caso? Vaya novedad
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Editado: 26.01.2022