Capítulo 19
Hee Seon
10 años atrás
Esto era una locura, definitivamente me había vuelto loca, el hecho de que mi corazón palpitara desenfrenadamente y que sintiera mi pulso retumbar en mis oídos, eran causados por la impresión de no haberlo visto durante siete años, Eun Yeong ha cambiado mucho, yo he cambiado, ninguno de los dos piensa ni siente de la misma forma.
¿Entonces porque el hecho de que nos tocáramos por unos cuantos minutos, me puso en este estado de euforia? Debo de admitir que su recibimiento fue todo menos amable, durante toda la semana pasada estuvo esquivándome, ignorándome, y siendo grosero conmigo, debí mandarlo a recoger hierva y olvidarme de él, pero no podía. Durante muchos años estuve esperando poder verlo de nuevo, tal vez sea una estupidez pero a media que fui creciendo mi enamoramiento infantil no desaprecio, al contrario creció y la ansiedad de querer verlo y querer poder reír junto a él no me ayudo a poder olvidarlo.
Sin poder seguir manteniéndome en pie me deje caer sobre mi cama, después de casi haberme resignado a su brusquedad y conformarme a solo recibir monosílabos de su parte cada vez que preguntaba algo, hoy se acercó a mí y amablemente me pidió ir a dar un paseo por el pequeño bosque donde sabíamos escaparnos cuando éramos niños, dude por un momento, ya que había sido un completo idiota conmigo desde el momento que volvimos a vernos, pero sus ojos sus penetrantes ojos me convencieron de hacerlo.
Al principio fue incomodo, solo caminábamos adentrándonos al bosque sin decir una sola palabra, gracias a Dios pasamos por el lugar donde me caí hace años atrás, ese recuerdo hizo que sonriera para sí, pero lo note y pregunte de que se reía, después de ese intercambio de palabras todo fue mejor, descubrí que ahora Eun Yeong era alguien más frontal, sin ningún tipo de filtro y coqueto, estaba rayando el estereotipo de chico malo y mujeriego, durante nuestro paseo varias veces su celular timbro y ninguna de ellas respondió, al principio pensé que era su abuela pero alcance a ver su pantalla varias veces y en cada una de ellas aparecía un nombre de chica diferente.
Debo de admitir que mi pecho dolía cada vez que escuchaba su tono de llamada, quería preguntar realmente quería saber, pero aun no éramos cercanos como para querer curiosear en cosas tan personales, en su lugar hablamos de trivialidades, acerca de mi colegio el cual era algo estricto, y de que a pesar de su apariencia de chico malo que se carga ahora él seguía siendo muy inteligente, recuerdo que de niños él era el mejor de su clase y aún sigue siéndolo y con lo bien parecido que se había vuelto era el chico más popular y respetado de su escuela, ahora comprendo porque es arrogante y un poco egocéntrico.
Pero a pesar de eso pude ver que seguía siendo un chico amable, lo vi cuando me advirtió de una roca que estaba punto de pisar, o cuando aparto una rama baja para que no me golpeara con ella la cara, y sobre todo esa sonrisa tan relajada aun la conservaba, realmente me estaba divirtiendo recordando cosas de nuestra niñez, y riendo de las tonterías que hacíamos hasta que nos tocamos.
Solo de recordarlo mis mejillas ardían, íbamos riendo cuando pise un poco de lodo que estaba oculto debajo de una hoja, mi pie se deslizo hacia adelante y para evitar quedar completamente abierta de piernas intente impulsarme hacia enfrente, mala idea, mi cara estaba yendo directo al suelo, hasta que tomaron mi codo, rodearon mi cintura y me giraron por completo para después chocar contra el pecho de Eun Yeong, estaba completamente envuelta en sus brazos, pero cometí el más grande error que fue mirar hacia arriba, nuestros rostros quedaron a centímetros de distancia, podía sentir su respiración, en mi pecho retumbaban sus latidos y mi mano que estaba sobre su hombro percibía el calor de su cuerpo, nos quedamos así mirándonos el uno al otro por no sé cuánto tiempo, hasta que me di cuenta que si no me separaba de él iba a terminar haciendo algo de lo cual me arrepentiría.
Gire mi rostro y rompí el hechizo, Eun Yeong me soltó de inmediato y se alejó unos cuantos pasos, sintiéndome sonrojada y nerviosa me disculpe y Salí corriendo de allí, y aquí estoy ahora, tirada en mi cama viendo el techo, queriendo haber hecho lo que mi corazón me pedía a gritos, nunca he sido alguien que niega lo obvio, y lo obvio era que yo quería besarlo, besarlo como una loca, besarlo hasta quedarme sin aliento y marearme debido a la falta de aire.
Pero era una cobarde, no tenía el suficiente valor como para abalánzame sobre el chico por el cual tengo sentimientos desde los nueve años, rayos ¿acaso me estaba volviendo pusilánime? Quizás ante mis padres era la hija perfecta, callada, educada, refinada, pero todos los demás conocían mi verdadero ser, no me gustaban las mentiras, toleraba muy poco a los presumidos y jamás daba rodeos en nada, siempre decía lo que pensaba de una forma sutil. A medida que fui creciendo me di cuenta que el hecho de que te guste decir las cosas sin rodeos no significa que debas a hacerlo de una forma hiriente, ver a mi padre siendo un engreído cruel, me hizo ver que no es necesario lastimar a la otra persona para decirle las cosas a la cara, pero lo que me carcomía la mente ahora era esos deseos que tenía hacia ese chico ¿Qué rayos voy a hacer?
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el vibrador de mi celular, rodé sobre mi colchón y tome el aparato. Mi respiración se quedó a medias cuando vi el nombre de Eun Yeong brillando en la pantalla.
Eun Yeong