EVERLEE
¿Eres novia de Callum?
El cereal toca mi gargantilla y empiezo a escupir todo al momento en que mis ojos leen el catastrófico mensaje de Rachel.
¿Yo novia de quién?
— ¡Mamá, Lee vomitó el desayuno otra vez!— gritó Ethan desde la puerta de la cocina mirando con horror la mesada llena de cereal.
— No lo vomité, niño tonto.
— ¿Entonces qué es expulsar todo por tu boca de forma involuntaria y de repente?
Mi boca se desencaja al oírlo y al escuchar lo que exactamente acaba de pasarme. Aunque, omitiendo lo del vomito.
A veces olvido el cerebro desarrollado del niño de ojos verdes frente a mí y de su capacidad para voltear todo a su favor.
— Metete en tus asuntos— le apunto con mi dedo y él levanta sus manos inocente.
Limpio lo mejor que puedo la superficie con mis babas y el resto de lo que era mi desayuno, para subir a mi habitación para cambiarme mi blusa al notar también la enorme mancha en ella.
Cuando confirmo frente al espejo mi perfecta apariencia, me tomo mi tiempo para sentarme en el filo de mi cama. Suelto un suspiro volviendo a prender la pantalla y entro en el chat con mi mejor amiga.
[07:05] Rae-Rae: ¿Eres novia de Callum?
Paso mi lengua por mis dientes en una forma de tranquilizarme y tecleo una respuesta rápida.
[07:15] Lee: ¿Qué tan fuerte te dista la cabeza contra el suelo al caer de la cama?
Las palomitas azules no se hacen esperar y comienzo a impacientarme cuando veo la señal de escribiendo.
[07:15] Rae-Rae: Demasiado, pero fue culpa de la estúpida alarma.
Ese no es el caso Lee!! RESPONDEME YA!!!
[07:16] Lee: ¿Eres capaz de pensar que lo haría?
Eso me ofende.
Pues mi respuesta es un gran y rotundo NO.
Sabes que nunca crucé la palabra con ellos.
¿Por qué lo haría ahora que todo terminó?
[07:16] Rae-Rae: Buen punto, pues te informo que Callum anda diciendo algo distinto a tu versión, Amiga.
[07:17] Lee: Explícate mejor.
[07:17] Rae-Rae: Anda diciendo que es tu novio y que llevan varias semanas de relación
[07:17] Lee: ¿Lo dices enserio?
[07:17] Rae-Rae: Con esto te lo confirmo.
Frunzo el ceño hacia la pantalla y segundos después aparece una imagen en negro con letras blancas. En el lateral de arriba se ve el usuario de Callum y las letras decían:
@TheCal.Day
Feliz aniversario de dos semanas. @EveR.Lee
De repente el aire me abandonó, como una fuerte patada en el pecho, dándome sin darme cuenta y haciendo que suelte un jadeo de impresión.
Con los dedos temblorosos salí de la aplicación y entré a mi Instagram donde las notificaciones, que siempre están vacías, ahora estaban llenas de solicitudes de amistad y mensajes privados, etiquetas y menciones:
¿ERES LA NOVIA DE MI CALLUM?
¿Oye nerd, cómo que eres novia del buenorro de Callum?
No te acerques a Cal.
JAJSJAAJ eres novia de un estupido!
Everlee te creía la más inteligente del curso, ya veo que no lo eres.
¿Es Ceverlee o Everlum?
Eres horrible, no tengo idea de que le gusta a Callum de ti, gorda de mierda.
Empecé a hiperventilar.
— Está bien, tengo calmarme. Cálmate EverLee, quizás sólo es una confusión. Sí, sólo una confusión—dije tratando de reconfortar mi pobre corazón que iba a mil por hora.
Quizá era otra Everlee que iba a nuestro instituto o que vivía en la ciudad y tenía justo el mismo usuario que el mío y todos se confunden.
Sí, debería ser eso. Es eso.
Tragué saliva y directamente fui a las búsquedas al no encontrar la notificación de él entre las que tenía.
@TheCal.Day más de 9500 seguidores y 50 fotos. ¡Tenía muchísimos! Además de su ridiculo nombre ¿Que encontraría interesante la gente en alguien que publica una foto al año?
Mordí mi labio antes de tocar en su foto de perfil dónde salía él mismo, en medio del océano con una tabla de surf.
Y cuando la pantalla se iluminó frente a mí, quise que la tierra me tragara o me succionara y me arrojara en Hawái. Solo quiero desaparecer de esta ciudad, de esta estratosfera y de este mundo.
Feliz aniversario de dos semanas @EveR.Lee.
¡Maldito! ¡Idiota! ¡Neandertal! ¡Tortuga marina!
Publicado a las 05:57 a.m. ¿Qué hacía a la madrugada publicando mentiras? ¡Y metiéndome a mí en ellas!
Apreté mis labios, apagué el teléfono apretándolo entre mis manos y miré la ventana de mi cuarto.
Me levanté extremadamente lento y tomé mi mochila regulando mi respiración. Me detuve frente al espejo para arreglar mi cabello con delicadeza, mi falda y mi blusa, antes de salir del cuarto y bajar las escaleras en camino a la salida de mi casa.
Por cada escalón que bajaba, subía más mi enojo.
Mamá, que pasaba justo por delante en dirección a la sala, me mira interrogante al verme con una expresión seria y con lo qué, supongo, son ganas de asfixiar a alguien.
—¿A dónde vas, linda?— mira el reloj de su muñeca y frunce el ceño —Todavía quedan treinta minutos para que empiecen tus clases.
Me giré hacia ella y di una sonrisa tratando de no ser falsa, estirando lo más posible mis labios.
— Tengo que matar a alguien— dije inocente.