Algún día te besaré

Capítulo 6

Hoy es el día de la cita y estoy histérica. No he dormido apenas pensando en las distintas situaciones que me puedo encontrar. Pero al mirar la hora, dejo de imaginarme situaciones y me levanto como un cohete y me pongo a vestirme rápido para ir a clase.

 

Voy a clase con ochocientas cosas en las manos, a veces no se como las chicas podemos apañarnos para llevar en una sola mano las llaves, el móvil, el archivador y el termo de café. Pero claro, es llegar a clase y soltar todas estas cosas encima de la mesa a la espera del profesor. Mis amigas siempre llegan antes que yo al tener que venir en autobús un cuarto de hora antes, por eso al tener que madrugar más están tiradas encima de la mesa con la mochila de cojín mas dormidas que despiertas.

 

Las dejo a su rollo, por lo menos hasta que llegue el profesor y decido sacar los libros para la primera clase. Pero mientras estoy con la cabeza agachada sacando libros de la mochila noto una presencia a mi lado. Me levanto poco a poco hasta que veo al individuo que está a mi lado. Efectivamente es Héctor que sonriéndome me aparta un pelo de la cara para ponérmelo detrás de la oreja. Yo me quedo como si fuera una estatua de la impresión, hasta que reacciono y me pongo del color de mi carpeta, rojo chillón. Después de ver mi ataque de vergüenza, se sienta en su sitio mientras me mira fijamente.

 

A mi me dan siete infartos y decido levantarme con mi café a despertar a mis amigas. Una vez despiertas, que no veas que trabajito me ha costado, parecen osas perezosas, les digo que tengo que ir al baño. Todas las chicas saben que eso significa “NECESITO AYUDA SOS”. Sí, en grande.

 

Cómo aparte de osas perezosas, son también unas cotillas patológicas, tardan medio segundo en levantarse y salir pitando. Por el camino nos encontramos al profesor y con urgencia le decimos que necesitamos ir al baño. Debe estar comprensivo hoy, porque no es normal que nos permita ir a primera hora al baño. Al entrar decidimos cerrar la puerta del baño para que nadie nos moleste y comienzo a contarles el encuentro matutino. Se quedan flipadas y empiezan a elucubrar sobre nuestra posible relación, hasta que nos damos cuenta que hemos cometido un error. No hemos mirado si quedaba alguien en el baño cuando hemos entrado. Sandra sale del baño con una mirada divertida y me cuenta lo siguiente:

 

¿Te acuerdas de que me pediste que le sondeara? Pues enhorabuena, le gustas y bastante. Está como loco por quedar contigo hoy. Parece un tipo duro pero es un osito amoroso. -Dicho esto se va y yo me muero literalmente.



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En el texto hay: pareja, amor, amistad

Editado: 06.05.2019

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