Alice © // Todos Vamos A Algún Lugar. //

CAPÍTULO II

99 Red Balloons


 


 

La costumbre, que ruina.

Sin percatarnos los tres estábamos en las puertas de Pitt’s, tan solo mirándonos las caras.

Nora parecía molesta. Aunque no creo recordar un momento en que no lo estuviese.

Miguel tan sólo esperaba a que alguien diera el primer paso ya sea para entrar o para correr fuera del incómodo momento.

Yo tan solo pensaba en el motivo por el que los tres estacionamos justo allí, a la misma hora.

Ella. Siempre fue ella.

 

__ Pasemos.
 

Dijo Nora para extrañeza de ambos.

El sonido de la campana al entrar pesó en mi pecho, al igual que aquellos pisos coloridos y la música de fondo que salía de la rocola vieja en la esquina.

Pitt siempre nos contaba la misma anécdota de como la adquirió terminando por decir que lo vintage le pegaba a su tienda.

Para Alice era su cosa favorita, junto con el estilo de Los 60‘s del lugar. 

Tanto así, que siempre que veníamos, ella ponía la misma canción:

 

“99 Red Balloons.”

 

Nos sentamos en nuestra mesa de siempre. Esperando por Pitt quien no necesitaba que ordenásemos para saber exactamente lo que íbamos a pedir.

 

Y es que éramos personas de hábitos.

Todos los días nos sentábamos en la misma mesa y en nuestros mismos lugares. Nora ordenaba caffe de soya sin azúcar y Miguel un batido de frutas. Mientras Alice y yo pedíamos malteadas.

 

Cuando Pitt llegó a nuestra mesa su semblante cayó, y no lo entendí enseguida. Hasta que me percaté de ello.

En la bandeja no traía tres bebidas, sino cuatro.

Alice.

_ Lo siento chicos, me olvidaba que Alice…

_ Déjala. -Dije impulsivamente.-

Ambos, Nora y Miguel subieron la mirada hacia mi.

_Por si viene.. - Expliqué. -

Nora sonrío de lado, tan levemente que pareció un espejismo.

_ Por si viene! -Repitió Miguel subiendo su bebida como un rey antes de la batalla dandole ánimos a sus soldados.

Sin darnos cuenta esa acción tan absurda, nos reconfortó.
 

_ Que cursis sois ambos.

Profirió Nora, dándole un sorbo pequeño a su café.

Ella era ese tipo de persona que tiene mal carácter y pocas cosas le hacen realmente ilusión. Parecía un personaje sacado de alguna fantasía de Tim Burton. Un tanto Punky siempre con aquellos auriculares que la absolvían de cualquier conversación irritante o fuera de su interés.

Aunque rara vez los usaba estando Alice.

Miguel por otro lado era un tonto musculoso. Lo único que le importaba en la vida era ser lo suficientemente bueno en el fútbol como para obtener una beca.

Eso y la lengua de Veronica Monchz colándose en su boca.

A veces me los imaginaba intentando separarse con ambas lenguas en un nudo insólito y reía por lo alto, debido a la situación.

Y luego estaba yo. Un chico el cual no tenía idea que hacer con su vida, sin pasiones, ni romances, ni interés alguno en nada más que llegar temprano a clases y salir cuanto antes de las mismas.

Mis ambiciones no eran más que descubrirme a mi mismo, y poco hacía realmente por ello.

Éramos bichos raros los unos para los otros, no congeniábamos en nada, ni siquiera en unas estúpidas bebidas, pero aún así Alice se las había arreglado para hacernos sentir iguales.

Gracias a Alice, éramos casa.

 

_ Extraño esa estúpida canción suya.

Volvió a hablar Nora.

Ambos asentimos, pero no nos movimos del sitio, era como si los tres estuviéramos repasando la canción en nuestra mente.

El sonido de un vaso contra la mesa me sacó de mis pensamientos.

Miguel se levantó con aquella misma expresión que teníamos todos al salir de comisaría, justo después de que la policía nos informara de la desaparición.

Caminó hasta donde estaba la vieja rocola y 99 Red Balloon comenzó a sonar. Aún cabizbajo se volvió a nosotros y forzándose a reír dijo:

_ Por si viene.

Sonreí.

Miguel era un tipo genial, podía ver que le veía Alice como para juntarse con el.  que veía de Nora, era franca y directa. Pero que me veía a mi realmente?

Yo era un idiota, que fantaseaba con un buen libro pero no se atrevía a moverse fuera de la línea, en la vida real.

Ni siquiera tenía la valentía de confesar a la policía lo que había visto esa mañana.

 

“…Opens up one eager eye, Focusing it on the sky, The 99 red balloons go by…”


La canción seguía entrando por mis oídos,  Nora movía rítmicamente los pies bajo la mesa.

Y el reflejo de algo cruzando por la ventana llamó mi atención.

Era un pequeño globo rojo que sostenía una niña de unos ocho o nueve años de edad.

Alice.

Me levanté tan rápidamente que Nora casi expulsó el café por la nariz.

_ Ey! No pagaste tu parte !

Gritó Miguel justo antes de que pusiera un pie fuera. Pero mi mente solo podía pensar en una cosa en ese momento.
 

Red Balloons.

 

Quizá Alice quería decirnos que estaba con vida. Que la busquemos.

 

Crucé la calle, debía de verme desesperado e inquieto tal y como me sentía, porque la niña se sobresaltó en cuanto me vió.

Así que intenté ser lo más amable posible.

 

_ Oye niña, acaso podrías decirme cómo conseguiste ese globo?

_ Acaso eres policía de globos?

_ Lo siento, solo que a una amiga le gustan mucho y quisiera darle uno también…

_ Pues lo siento pero me lo regalaron. Y no pienso dártelo. Eres muy raro.

_ Acaso te lo dio una chica de mi estatura, con pelo ondulado, ojos cafés…

_ No. Fue un chico con una remera fea de un robot y una gorra de baseball.
 

Mi desilusión fue imposible de disimular debido al gran suspiro que di. La niña siguió su camino sin decir nada más.

Y yo me sentía realmente patético.

 

¿Enserio acababa de interceptar a una niña por un estúpido globo?




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