Capítulo I
Recorría el lago por quinta vez, observando a los patos revoloteando en el agua, veo como se enfrentaban entre ellos por un trozo de pan que le lanzaban los ancianos sentados en una banqueta. Enfoco la cámara a un ángulo donde se observan los patos y a los ancianos, en ese instante el Sr. Benjamín mira a su esposa Margaret con una mirada de cariño pleno, de amor inolvidable. Capturo el momento con una fotografía. Me sentí un poco tonta al darme cuenta que no había apagado el flash de la cámara. Ambos se dan cuenta de lo que he hecho, La Sra. Margaret frunce el ceño por enojo, mientras Benjamín sólo me mira con una sonrisa como si estuviera complacido.
Suena mi celular, con pocas ansias de responder miro el nombre, Frank, mi padre. Era la octava vez que me llamaba esa mañana. No quería contestar, mi estado de ánimo paso de estar enamorada por unos ancianos que habían vivido tantas cosas juntos, cosas buenas y malas y a pesar de todo se amaban con sus defectos y virtudes. A estar decepcionada, defraudada por mi padre que ahora las únicas veces que me llamaba era para pedirme dinero. Sabía que si no contestaba me estaría llamando todo el día, yo para no perder más mi buen humor. Contesté.
- Dime, Padre – Escuche su respiración y ahí supe que estaba borracho, me sentí asqueada.
- Hija, - Hablaba entre cortado – Tu hermano te necesita.
- Mi hermano ¿Qué ha pasado con él? – Me sentí realmente preocupada. A pesar que mi hermano comenzó a juntarse con persona que para mi no son de agrado. Por esas personas, comenzó a consumir, le empezó a robarle a mi padre sólo para comprar su droga. Le he dicho miles de veces que se aleje de ellos pero no me hace caso. A pesar de todo es mi hermano y aunque sea mayor que yo, siento que es mi responsabilidad.
- Lo están golpeando en la esquina de la casa – Se detiene un momento – Son muchos, no voy intentar defenderlo, además estoy muy borracho lo que lograría es que me golpeen a mi también.
Sin decir ninguna palabra colgué el teléfono. Me dirigí hacia la casa y desde la distancia pude observar como golpeaban a mi hermano. Vi a unos cinco chicos, saque mi cámara y tome una fotografía. Grite que lo dejaran en paz, dos huyeron mientras los otros desviaron la mirada hacia mi. Se me acercaron.
- ¿Quién eres, señorita? – me rodean los tres.
- Eso no debe importarte idiota, sólo déjalo en paz – Uno de ellos me arrebata la cámara y revisa las fotografías.
- Oh, señorita, así que nos has tomado una foto.
- Devuélveme la cámara. – Le dije furiosa.
- ¿Que nos harás si no hacemos lo que pides? – Dice uno de ellos mientras me empuja a donde esta mi hermano – Deberías estar en el suelo como esta basura.
Intento levantarme para enfrentarlos, pero uno de ellos me cachetea tan fuerte que vuelvo a caer. Escucho a mi hermano.
- ¡Alma, vete! – Veo que intenta levantarse – Yo me metí solo en este lío, tu no debes estar aquí – Uno de los chicos le patea la cara y lo deja inconsciente.
- Ya cállate que no estas en condiciones para hacerte el héroe –Suelta una fuerte carcajada y los otros también empiezan a reir.
Me acerco a su cuerpo tendido en el suelo.
- Henry, hermanos, reacciona levántate. – No hace ningún movimiento. Me levanto enojada y abofeteo a uno de esos chicos. – Ya déjenos en paz ¿¡qué quieres de nosotros!? ¿¡Que te hemos hecho para que nos lastimes!?
- La basura de tu hermano, ese drogadicto le robo a la persona equivocada – Me cachetea y vuelvo a caer, saca una pistola y me apunta en la frente – personas como él y como tu deberían estar muertas. – Me golpea con la pistola.
Todo me empieza a dar vuelta, lo único que veo son sombras. Escucho como si estuvieran peleando, veo cuatro siluetas. Pensé, será mi padre, descarté la idea, ya que mi padre es demasiado cobarde incluso para defendernos, levante la mirada intentando ver el rostro de la persona pero me sentí tan débil que no aguante más y caí inconsciente.
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Editado: 24.08.2018