Capítulo 14:
Muerte
Existen amores,
que van más allá del tiempo
y solo la muerte puede volver a unir.
Danna
La casa está igual que la última vez que estuve aquí con vida, hace un poco más de dos meses.
Recuerdo que salí como loca a casa de Gustavo, ese día Danny poseyó a mi sobrina fue una de las peores noches de mi vida. Por alguna extraña razón tanto silencio me aterra, ¿dónde están los niños?, ¿dónde está Danny?, algo no muy cómodo pasa por mi mente y es a mi siniestra gemela manejando mi cuerpo a su antojo seduciendo a Robert de una manera muy íntima en la cual yo jamás he estado.
Primero, inspecciono la habitación de Manuel, está dormido, me acerco e intento tocar su rostro pero solo logro que él se mueva desorientado y retome el sueño de inmediato.
Dejo su habitación, y voy hacia la de Nina, ella parece un pequeño angelito envuelto en las sábanas floreadas, me inclino hacia su frente y dejo que mis labios helados se posen sobre su frente, es muy extraño el leve cosquilleo que provoca el tocarla.
Con una paz infinita dejo su habitación, ambos están bien, mi gemela no los ha lastimado. Un rayito de luz entre tanta oscuridad, quizás algo este cambiando en ella y aún hay esperanza.
Mi habitación es la última en el pasillo, me detengo frente a la puerta color caoba. Es difícil estar de regreso, estando de alguna manera muerta, intento tomar el pomo de la puerta y girarlo, pero es como si resbalara de mis manos invisibles, por largos segundos miro mis manos inútiles, a través de ellas distingo algo más que mis manos. Miro hacia el pasillo, al piso específicamente, y es como estar viviendo esa pesadilla nuevamente, y sin darme cuenta revivo esas tétricas escenas en las cuales mi cuerpo, prácticamente sin vida, es arrastrado por mi hermana gemela dejando un rastro de sangre, de mi sangre; y como en esa pesadilla que termino siendo realidad, hay un rastro de sangre que sale de mi habitación.
¿Qué demonios está ocurriendo?
Me giro con rapidez y atravieso la puerta de mi habitación, olvido por completo el incómodo malestar que me provoca atravesar cosas.
Estoy segura que si tuviera un cuerpo ya estuviera desplomada contra el piso inconsciente. Mi cama esta desecha y me hubiera gustado ver una escena muy diferente a lo que justo ahora observan míos ojos, aunque esa escena incluyera mi cuerpo semidesnudo, hay sangre por todas partes, una blusa gris de caballero esta tirada por una esquina de la cama y no muy lejos está una camisa que reconozco porque es mía, más allá unos tacones negros con la suela roja, que compre y nunca use, pero que obviamente alguien sí, y no de la manera en que cualquier chica los usaría.
Uno de ellos tiene el delgado tacón de quince centímetros cubierto de sangre, el rastro que conlleva al pasillo comienza desde mi cama.
No es posible que alguien haya muerto en mi cama, en mi casa.
Ay, ¿Danny qué demonios hiciste?
Escucho rugir el motor de mi Ford Fiesta, alguien lo ha encendido, cruzo la casa y me detengo al frente. Estoy sacando el auto de la cochera, bueno Danny lo hace, esta tan concentrada que no me ve cuando me instalo en los asientos de atrás.
Observo mi cuerpo, mis manos están cubiertas de sangre, parte de mi rostro está salpicado al igual que mi dorso desnudo, solo lleva puesto un sostén negro y unos jean ajustados, mi cabello esta hecho un desastre y tiene el maquillaje corrido.
No tengo idea de a dónde se dirige, ya estamos a las afueras de la ciudad por una carretera que desconozco, y sigue sin percatarse de mi presencia. Detiene el auto entre unos matorrales.
¿Qué estamos haciendo entre matorrales tan lejos de la ciudad?
Ella se baja y va directo a la parte trasera del auto mientras permanezco dentro, miro por el retrovisor esperando a que vuelva, pero no lo hace, en cambio cierra el capo de un solo golpe y comienza a arrastrar algo.
No creo que un fantasma pueda sentir miedo, pero estoy aterrada, quizás sea porque es algo natural en mí y bueno de alguna manera aun no estoy muerta, pero no tengo el valor de salir del auto y ver qué es lo que arrastra con tanta dificultad. Obviamente tiene que ser un cadáver, porque si no de donde salió tanta sangre en mi habitación, mi terror es ver de quien se trata. Ya no alcanzo a verla por el retrovisor, se ha perdido entre la oscuridad y los densos árboles. El cielo es un manto negro iluminado solo con la luna menguante, una media luna en medio de las penumbras. Renuente a salir, dejo que mi alma se deslice fuera del auto. Siento como si millones de ojos estuvieran sobre mí, observándome entre los árboles, el viento susurra con una voz escalofriante, sigo el rastros que dejo sangre y a medida que me interno en el bosque las ramas de los árboles son como brazos que intenta apresarme, mi brazo roza con una rama y es cuando recuerdo que soy un fantasma; y lo estúpido que es sentirme aterrada. Nada puede lastimarme, no siquiera Danny. Pero eso no me tranquiliza.
Distingo mi cuerpo en movimiento entre unos arbustos, es igual que en la pesadilla, ella arrastrando un cuerpo, solo que en esta ocasión son mis manos las que se han manchado desangre.
Danny deja caer los pies del cadáver y con las manos en la cintura respira a grandes bocanadas, observa su alrededor.
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Editado: 25.01.2021