Almas antiguas

Capítulo 17: Clavis

Harvey pidió que nos juntemos y unos segundos después nos encontrábamos en el salón del castillo oculto en el lago. Ela se sostuvo fuerte de Connor, reconocí que era la primera vez que era transportada hacia algún lugar.

—¡Emma! —la voz de Sam se mezcló con un suspiro de alivio, mi corazón latió rápidamente al verlo tomarme con fuerza entre sus brazos— ¿Qué te ha hecho tardar tanto tiempo? —plantó un rápido beso en mis labios— estás lastimada—se lamentó acariciándolos con su pulgar.

—Estaré bien si me bajas y dejas de abrazarme con tanta fuerza—bromeé y besé su mejilla, se disculpó con un gesto dejando que mis pies toquen el suelo— Quiero presentarte a Ela, la llave que buscábamos.

—Es un gusto tenerla con nosotros Ela, tienes los ojos de Samara—dijo él con una sonrisa torcida— Esperaba encontrarla a ella—admitió.

—Ha muerto, hace 14 años—anunció con seriedad.

—Lo siento mucho, fue una gran amiga.

—Aún así no pudieron evitar su destino— bramó Ela.

Tomé la mano de Sam invitándolo a seguirme.

—De verdad lo siento, no sabía lo de su madre, ellos se estaban ocultando—señaló.

—Lo sé, no es tu culpa—tomé su brazo con fuerza.

—Si lo es, todo lo que está sucediendo lo es— se detuvo ante mí—no me alcanzarán jamás las palabras para decirte cuanto lo siento y no descansaré hasta que tengas la vida que mereces Emma, aún si yo no tengo un lugar en ella— tomó mis manos, sus hermosos ojos verdes no rompían la conexión con los míos.

—Ya te dije que no quiero una vida en la que tu no estés—susurré.

—Estaré a tu lado siempre que me quieras aquí—prometió.

Selló su promesa con un largo beso sin importarnos todos los que puedan encontrarse alrededor.

—¿Dónde está Gael? Lo vi en la catedral.

—Las cosas están mas complicadas de lo que pensábamos, tienen a tres de las llaves y sabemos que irán por la cuarta cuánto antes.

—¿Y que hacemos aquí? Hay que encontrarla.

—Yo necesitaba encontrarte a ti, Gael fue en su búsqueda—me pregunté para mis adentros en cuantos podríamos confiar de esa manera.

—Y sólo conocías el paradero de dos, entonces—me detuve para pensarlo por un segundo, los arcángeles tenían a tres de los clavis, Ela y yo nos encontrábamos aquí, Gael iba en busca de la sexta—Entonces debemos ir por la séptima antes de que ellos o los demonios la encuentren.

—Pero no sabemos dónde está, cada arcángel es el guardián de una de ellas y no confían su identidad a otros—puntualizó.

—Creo que Ela puede ayudarnos a encontrarla, ella sabe demasiado de las llaves, clavis los llama—comenté.

Nos apresuramos a encontrarla, aún se encontraba en el salón conociendo al resto de los que lo habitaban.

—Necesitamos que nos cuentes más sobre las llaves, ¿conoces a otra? —pedí. Ella permaneció un segundo en silencio como si temiera contestar.

—Bueno, en realidad sí, pero ellos las tienen—se lamentó observando a algunos de los ángeles.

—Debemos encontrar el paradero de la séptima llave antes de que ellos lo hagan o serán el próximo objetivo—explicó Sam.

—Tu habías dicho que las llaves se reconocen entre ustedes, ¿conoces alguna forma de encontrarla?

—Nos reconocemos por que todas nos cruzamos con una o unas de nosotras en nuestra vida, y a menudo nos mantenemos cerca de ella sin razón alguna— se entristeció— Grace era mi mejor amiga en la infancia, cuando las llaves decidieron separarse no volví a verla, sin embargo, lo que nos unía inevitablemente nos llevó a encontrarnos hace algunos años—su voz se quebró, los ángeles la tenían.

—Dijiste que me recordabas, y creo tener un leve recuerdo de ti, de niña— comenté—pero no logro desbloquearlo.

—Cuando era inevitable, o al menos una vez al año, antes de un eclipse, nos juntaban—observó alrededor, Connor, Harvey y Blair oían atentamente, Maddie se había unido a ellos junto con un acompañante— pero yo no sabía que tu eras una de nosotros.

—¿Es posible que haya cruzado a otra de nosotros en mi vida? —mi pregunta se dirigió a Sam—¿La reconocería sin saber todo esto?

—No la reconocerías, sólo creerías que tienen una conexión—reflexionó Sam, mi cara demostró mi decepción—pero no es tu culpa Emma, muchos te hemos ocultado tu verdad.

—Sin embargo—interrumpió Ela.

Todos dirigimos la mirada a la muchacha, era realmente sabia para su corta edad.

—Sin embargo, los clavis dan señales estando unidos, aún sin saber que lo son—explicó.

 —No he hecho nada sobrenatural en mi vida—comenté.




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