Nota: Buenas,estimadas personas. Una notita. Tardaré en subir caps a partir del 8, el 9 lo estoy escribieno pero vaya que es un punto de quiebre medio pesado, agradezco su paciencia, y sus ganas de leer esta historia. De todo corazón espero que la disfrute. Un abrazo psicológico <3
Psdt: la canción que me inspiró en este cap fue REVTHEORY - VOICES IN MY HEAD, https://www.youtube.com/watch?v=sY97SaBrmks&feature=emb_err_woyt
A ver su actualizo la historia con las canciones que me inspiraron en cada capítulo, y poner imagenes, me gustaría compartirlo con ustes. Avisen si les gustaría o los dejo a su imaginación.
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Aiden garabateaba su cuaderno sin saber qué diablos hacía en su tarea, el nombre de una chica se repetía tantas veces entre todos esos rayones y dibujitos sin sentido y tan solo una parte de aquellas funciones exponenciales que suponía su trabajo. Su frente estaba fruncida, su mente estaba nublada, aún seguía muy irritado por todo el asunto del apodo. Odia que su hermana perteneciera a ese grupo, pero no la culpaba pues él fue quién la presentó a ellos en tiempos que no deseaba rememorar. Si debería hablarles o no, ya no era su decisión.
Llamaron a la puerta de su cuarto, era Tessa trayendo una un vaso con leche y un sándwich de jamón con queso en forma de carita feliz, los ojos y la boca eran trocitos de queso; de pequeño a Aiden le encantaba jugar con su comida por lo que su madre constantemente le dibujaba aviones, caritas, árboles durante la cena. Dejó la comida a un lado del escritorio en donde escribía su hermano. Se sentó a la orilla de su cama para observar comer a Aiden.
—Mamá dejó esto antes de salir, dice que es ese queso raro que te gusta.
El ángel examina el interior del sándwich y sonríe.
—Dylan es bonita —comentó causando el paro a una mordida de sándwich—, es que creo que podría encajar con nosotros, si se arreglara un poco...
—Ella no necesita encajar con esos—interrumpió antes de dar un mordisco y desvinculando a su hermana de aquellos chicos.
—Bueno... Entonces creo que a mamá y a papá les agradaría.
Aiden bebió un poco de leche como pensando en el comentario perfecto a esa frase. Y la halló, era un "No" rotundo.
—Aiden... —chilló con su ligero tono de voz apenado, se pone de pie y va hacia él para darle un abrazo por detrás de la espalda, junto con un suave beso en la mejilla—. Creo que ella es buena chica, y podría ser una oportunidad para ti...
El ángel la aparta. No quería hablar de noviazgos, no quería hablar de Dylan con Tessa, no quería mencionar que le gustaba. Pero sí que quería hablar de ese maldito apodo. Su hermana le contó lo conversado con Blake, que él hablaría con su hermano, aunque ella agregaba que no parecía darle más importancia a la chica. Que fue solo eso, no habría más. Y que podrían estar juntos tranquilamente, comentario que molestó a Aiden puesto que sentía que le habían otorgado una especie de permiso.
—Lo que pase con ella no les interesa.
—Lo siento, solo trataba de... —Perdió el hilo de la idea, más que nada detestaba pelear con él—. Solo quería que supieras que noto lo feliz que te ves cuando estás con ella, desde que supiste de su existencia. Y desde entonces no dejas de verla, prácticamente sabes su vida y no se lo has dicho...
—Eso no es cierto.
—Sí que lo es —ataja—. Desde que te otorgaron esta misión tus intenciones se mezclaron. Recuerdo cuando la viste por primera vez en esa foto que Marshall te dio, te gustó, no puedes negarlo. Y su historia, toda su vida te impresionó.
Aiden se lleva la mano por los labios limpiando unas migajas de pan que le quedaron y después dando un profundo y melancólico suspiro, como si su mente se limpiara de esa manera, o como si así pudiese negarlo.
—¿No piensas decírselo?
Tessa empieza a recoger los platos finalizando con esa pregunta.
—Prefiero que Marshall se lo diga, a nadie le agradaría saber que la han estado vigilando desde que nació... Si se lo digo pensará que soy un maldito acosador o algo así. Y era mi misión pero...
Ella ríe.
—Aiden, no lo eres. Solo te enamoraste de todo acerca de ella en el proceso.
Tessa selló sus labios como si hubiese soltado una grosería terrible.
—Lo siento, no quería decirlo, es que no te había visto así desde...
La presión impregnada en su boca flaqueaba al punto de que empezó un pequeño temblor en su mentón y sus manos presionaban con firmeza el vaso y el plato ahora vacíos. ¿Era tan malo lo último que había dicho? Lo era. Se disculpó y salió.
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Yacía recostado en el sofá con una cerveza en la mano mientras veía un partido de baloncesto americano, no era fan del equipo pero le gustaba saber que los dueños eran una de las familias de San Andrews, se sentía representado de alguna manera como aquel tonto sentido de pertenencia que todos buscamos cuando vamos a un lugar nuevo, esa búsqueda de lo familiar. Ese partido llenaba el vacío que jamás recuperó desde que salió de su país natal. El no era piel blanca, era más claro que los de piel morena eso sí, pero su rostro, sus brazos y espalda eran más oscuras debido a múltiples manchas de sol producidos por largos años de trabajo en el campo, también tenía lunares. Sus ojos cafés oscuros tenían pequeños brotes de venas rojizas cubriendo partes blancas, sin embargo su visión era muy buena, a veces usaba unos lentes para leer o cuando estaba en su celular pero podía disfrutar de un partido así sin ellos con tranquilidad.
Le da un sorbo más y murmura que él podría jugar mejor que cualquiera de esos bobos bien pagados.
—Ya nos vamos —Milo salta del sofá como si toda su pereza se hubiera desvanecido en segundos.