Narra Rose
Mierda me duele la cabeza.
Trató de incorporarse en la cama donde estoy, aún con los ojos cerrados, pero me es imposible: Tengo una intravenosa en una de mis manos y duele.
Abro los ojos lentamente encontrando me con una habitación de hospital. Genial.
¿Como estará mi bebe? ¡Dios soy una irresponsable! Sin poder evitarlo lágrimas salen de mis ojos y no puedo controlar mis sollozos, haciendo que alguien entre a la habitación, Michael.
— Rose ¿Que pasa? No te alteres, no te hace bien.
— ¿Como esta mi bebé? — intento calmarme pero me es imposible.
— Nuestro bebé, esta bien, solo tendrás que tener mas cuidado y no andar en moto y todo saldrá.
— Ni siquiera ha nacido y ya lo estoy poniendo en peligro.
— Sólo fue un pequeño error y no volverá a ocurrir. Vamos a cuidar del bebe, hoy mañana y siempre.
El doctor llego luego de unos minutos y me dio reposo por unos días. Mi padres y los de Michael vinieron a verme muy preocupados pero cuando se aseguraron que esta bien.
Y ahora estoy en casa de Michael.
— Abre mas la boca.— me dijo Michael.
— Mjú.— le dije con la boca.
— Ahah Rose, si abres mas la boca entrara mas.— me dijo el.
— No quiero mas sopa, Michael.
— Tienes que seguir comiendo.
Termine la estúpida sopa que preparó Michael, esta buenisima pero no quiero.
— ¿No estas enojado?.— pregunte luego de unos minutos.
— Estoy bastante enojado Rose, pero no quiero que te sientas presionada, cuando quieras me dirás. ¿Esta bien?.— asenti.
Creo que este chico es un pan de Dios.