- Vivi, no aquí.
- Javi, eres demasiado hermosa, no puedo contenerme.
Las chicas se encontraban en el colegio. Era la hora de recreo. Desde su breve ruptura y posterior reconciliación, se la pasaban juntas a cada momento, sumamente acarameladas.
- Bien, bien, un beso rápido y ya.
Ambas se besaron velozmente, esperando que nadie más las viera.
Desde lo acontecido entre Octavio y Orión había transcurrido un mes. En ese tiempo, la relación entre Camila y el mago había mejorado enormemente; él se mostraba más abierto con ella, y ella actuaba de una manera muy considerada con él. En cuanto a Viviana, su nivel de magia había aumentado, y si bien todavía estaba lejos de ser tan poderosa como su hermano, ya podía defenderse de mejor manera.
- ¿Octavio no ha vuelto a toparse con alguno de esos sujetos?
- Por fortuna, no. De todas maneras, confío en los poderes de mi hermano; no perderá tan fácil con gente así.
- Ojalá tengas razón… ¿Qué hay de ti? ¿Cómo va tu entrenamiento?
- Bien. Hace poco mi hermano me enseñó un hechizo ofensivo muy útil. Ya quisiera probarlo alguna vez.
- No pidas eso. Significaría encontrarse con los que los persiguen.
- Javi, no es como si quisiera luchar con ellos, pero ya tengo con qué protegerme por si acaso –dijo Viviana moviendo los dedos.
- Cambiando de tema, ¿cómo va la relación entre Octavio y esa chica…? ¿Cómo se llamaba?
- Camila.
- Sí, ella. ¿Posibilidades de romance entre ellos como querías?
- De romance, todavía no; pero sí han empezado a conversar más. Ya veremos si intervengo o no.
- Pero tú misma me dijiste que lo más probable es que él no quiera emparejarse.
- Javi, mi hermano se merece ser feliz.
- ¿Pero y si él no quiere serlo así?
- Que vea primero y decida después.
- Cami, no entiendo cómo te sigues juntando con ese antipático.
- Isi, él no es antipático. Solo algo especial.
En pleno intermedio entre clases, Camila e Isidora conversaban sobre lo cercana que se mostraba la primera con Octavio, cosa que a Isidora no le gustaba. Sentadas sobre el pasto, trataban de relajarse antes de volver a las aulas… o al menos esa era la idea original.
- Claro, lo dices porque solamente habla contigo. ¿Crees que no me he dado cuenta? Cuando ustedes dos conversan, él es toda calma y relajo; pero cuando yo le intento hablar, me ignora o actúa como si no existiera. Y tú tampoco lo haces nada mal, Cami.
- ¿Qué estás queriendo decir, amiga? –preguntó Camila.
- Que ahora es “Octavio esto, Octavio lo otro”. Siempre hablando de él o con él y dejándome de lado. Dime la verdad, ¿acaso te gusta?
- ¡Claro que no!
- Pues no lo parece.
- Isi, llevo poco de conocer a Octavio. No me puedo enamorar tan rápido de alguien que apenas conozco. Además, sabes que mi prioridad no es una pareja.
- Tú misma lo acabas de decir: “prioridad”. Nunca dijiste “me niego a tener una pareja”.
- Porque no me niego.
- Cami, en estos tiempos pasar de usar la palabra “amigo” a la palabra “novio” es casi como cambiarse los calcetines.
- Espera, espera, no me digas que… estás celosa.
- ¡No!... Bueno, tal vez un poco.
Camila movió la cabeza en señal de desaprobación.
- Isi, estás actuando igual que mi hermana.
- Amiga, no sabes lo frustrante que es buscar un novio y no encontrarlo. He ido a fiestas, reuniones de amigos, eventos de todo tipo tratando de encontrar al hombre perfecto para mí y solamente me encontrado con tipos que no me hacen caso, con idiotas y con gente con pareja… Ya no sé qué más hacer.
Algunas lágrimas comenzaron a asomarse en los ojos de Isidora.
- Da un poco de rabia que alguien que no busca pareja sea la primera persona en tener una..., aunque lo mío son más sentimientos encontrados que otra cosa.
- ¿Por qué sentimientos encontrados?
- Cami, debería estar feliz por ti y no sentirme así. Tú siempre has sido muy buena conmigo y mereces que te ocurran cosas buenas… –Comenzó a llorar–. Perdóname por ser tan mala amiga.