Narrador omnisciente
Mientras Nicolás subía a tomar una rápida ducha para salir con la lobita sexi Amaia estaba en la cocina y había escuchado la conversación, la pequeña de apenas nueve años miro con molestia la loba ofrecida.
–Si crees que te quedaras con lo mío estás muy equivocada –susurro la pequeña para sí misma miro alrededor pensando en una idea por lo general ella no planeaba sus fechorías de un momento a otro más bien eran cuidadosa mente planeada con antelación y con ayuda de sus amigos, pero estaba vez estaba sola y solo tenía unos minutos para hacer algo y tenía que ser algo que le deje claro a esa chica que ese alfa era suyo ella estaba atenta a todo y cuando llegara su mate también saldría de ella nadie se iba a interponer en su camino desde que cumplió seis añitos sintió esa electricidad cuando tocaba la mano del lobo mayor al principio no lo entendía hasta que escucho a dos jóvenes diciendo que eso era amor y entonces así supo que le gustaba ese lobo viejo y amargado así que cuando creciera ese sería su novio.
Amaia busco los ingredientes para su pequeño regalo de bienvenida para la chica corrió a su habitación y regreso con lo necesario, hacia unos años su padre Pablo le había regado ese juguete que sería perfecto para su travesura con mucho cuidado mezclo todo lo necesario, un poco de harina, huevos con todo y cascaron, aceite, jugo de frutos rojos, leche, vinagre, pintura comestible, vino y un poco de bebida con gas, después de agitar por varios minutos la cajita de juguete se acercó a las mujeres con una sonrisa lobuna, Nicole miro esa sonrisa y pensó detenerla, pero se dijo así misma que ella tuvo su propia forma para llamar la atención de su mate así que quien era ella para prohibirle Amaia hacer lo mismo aunque con una manera poco ortodoxa, pero en fin era la marca Amaia.
–Hola, chicas tía están cada día más monos los bebes –dijo agitando la cajita.
–Así es hermosa –respondió Estefany orgullosa de sus crías sin saber lo que su familiar sufriría.
– ¿Y esta monada quién es? Pregunto Jessy apretando las mejillas de la oji-azul cosa que la pequeña detesta sobre manera.
–Yo, mucho gusto soy Amaia –dijo la pequeña dándole la mano, Jessy sonrió y la saludo.
–Ella es… -Leah hizo silencio al recordar que Nicolás no quería que las personas supieran que ella era su mate para evitar que le hicieran daño o algo similar.
–La hija de Lucia ella era de nuestro país –dijo Estefany mirando a su esposa sonriente.
Jessy recordó a Lucia e imagino quien sería el padre de la criatura e hizo un gesto de tristeza.
–Ya recuerdo a tu madre era muy bella –dijo sonriendo pensando en el sexi alfa que la llevaría a pasear desde que lo vio pensó en comérselo tenía ganas de tenerlo entre sus piernas y no pensaba desaprovechar esa oportunidad por nada del mundo, estaba segura de que él la quería en su cama y hay la tendría.
–Te traje un regalo de bienvenida a mi manada –dijo la pequeña humana del alfa con suficiencia.
–No pequeña esta manada es del alfa –murmuro ya incomoda por la madurez de la niña frente a ella hablaba como si tuviera 12 años y no 9 años eso la preocupo y eso que era humana y ni siquiera olía a nada y eso era raro.
–Es lo mismo, toma bienvenida a MI MANADA ábrelo –dijo alejándose, Jessy inspecciono el objeto le dio vuelta a una especie de llave y donde se suponía que saltaría un payaso o algún objeto que diera miedo salió volando la tapa de un envase junto a un líquido negruzco con un olor repugnante cayendo sobre su rostro cabello y blusa que está de más decir que era blanca, Jessy grito por la sorpresa y el susto, Estefany se sorprendió ya había escuchado de las travesuras de la pequeña, pero solo eran dirigidas a Nicolás, Leah maldijo por lo bajo estaba sintió que algo andaba mal y no hizo caso a sus sentidos, Nicole se asustó al ver como quedo la chica, pero no evito sonreír disimuladamente, el grito de la chica hizo que Amely, Derek junto a Jayden y Daniela entraran Nicolás miro asombrado el espectáculo Jessy estaba rabiosa cuando se dio cuenta de que algunos reían por lo bajo.
–Esa niña es un pequeño demonio –dijo entre dientes, Amaia miro esa obra de arte mal oliente y sonrió con suficiencia.
Amely llamo a Amaia esta se acercó y miro a la loba sorprendida como el que no sabe nada la loba deseaba quitar esa sonrisa de su rostro.
Jessy miro a Nicolás avergonzada por sus fachas deseo que un rayo partiera en dos a la pequeña niña, respiro profundo esperando la reprimenda por parte de Nicolás, pero al ver que esta no llego se molestó solo Amely la amonesto, miro la pequeña la cual le sonrió burlona.
–Amaia discúlpate con Jessy –dijo Amely loca por salir para reír, esa niña cada día se superaba a ella misma, era increíble como tenía esas ideas para molestar a la gente sin ver a nadie darle esas ideas.
–Lo siento señora Jessy no lo hice con mala intención solo que como esta tan descubierta y se le ven todas sus cosas gigantes, quería taparla o que se pusiera otra ropa esa le queda algo chica ya –dijo fingiendo inocencia, Jessy la miro con deseos de matarla.
{Si ella le toca un solo cabello no respondo}-dijo el lobo de Nicolás.
[Yo tampoco] apoyo el alfa del mismo, Nicolás resoplo y se acercó.
–Pero que dices escuincla del demonio, me llamaste vieja ramera –dijo acercándose furiosa olvidándose donde estaba y sin imaginar quien era esa escuincla como ella la llamaba.
–Nop, eso lo dijo usted –dijo riendo, era tan descarada esa niña para hablar así a la casi novia del futuro alfa de esa manada pensó frustrada Jessy.
–Te vas a arrepentir te mereces unas buenas nalgadas por…
– [La Tocas y No Cumplirás Veintitrés] –grito el alfa y todos bajaron su cabeza temblando, ni siquiera Nicolás pudo controlar a su alfa. Siempre los alfas gamas si se sentían en peligros o sus mates o cachorros se apoderaban de todo y eran capaz de matar hasta su familia si sentían que eran una amenaza.
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Editado: 27.12.2020