ADAM
Encontrar el bar de Snake fue bastante fácil, esperaba tener que buscar mucho, sin embargo la casa de Jack y el bar de Snake quedaban bastante cerca, Isabel estaba atendiendo a algunas personas y sonreía para todos, me acerque a la barra y un tipo alto, con barba de candado, tatuajes en los brazos, que parecía un rudo motociclista que te rompería los huesos en segundos, sonrió para mí y antes de que él o yo pudiéramos decir algo, Isabel se acercó a nosotros, lo beso en la mejilla y le dijo.
- Oye tío ¿en serio crees que ese chico del teléfono venga hoy? – ella parecía no verme, él le sonrió y la beso en la frente
- Todo a su tiempo pequeña liebrecilla – ella arrugó la nariz y él le sonrió, ¿pequeña liebrecilla?, ¿ella era little bunny?
- No me gusta que me llames así en público, por cierto, ¿Qué haces aquí Adam? – se giró hacia mí y sonrió
- Oh tu eres Adam Michaels ¿cierto? – el tipo estiro su mano hacia mí y pude ver el tatuaje de una serpiente en su brazo, quiza de ahi venía su apodo de Snake
- Un gusto y usted debe ser Snake – Isy y Snake se miraron entre ellos, ella se quitó el delantal que usaba y se puso seria
- Sígueme Adam – la seguí por un pasillo que parecía no tener fin hasta una habitación que parecía ser un estudio muy bien cuidado – déjame adivinar, te metiste en cosas que no debías, quieres salir y no te dejan, amenazan a tu familia y ambos conocemos el resto – no tenía palabras para eso, ¿Cómo una chica tan linda como ella podía saber de cosas como estas? Bueno, al parecer la frase de que las apariencias engañan, no solo aplicaba a mis primas.
- ¿Qué puedo hacer? – me sonrió con amabilidad
- Enfrentarte a ellos ¿quieres salir de eso? – asentí para ella – encáralos, diles que te vas y que no vas a volver y luego cumple lo que dices, es decir jamás vuelves a meterte en líos como estos
Me pregunte si Jack conocía a esta Isabel o solo veía a la niña que había conocido cuando eran pequeños, le asegure que quería hacerlo, que quería enfrentarlos y que mientras más rápido mejor, no quería dejar a Taylor sola y en peligro por tanto tiempo, Isabel sonreía y trataba de ser amable
- ¿sabes conducir una moto? – asentí con la cabeza – sígueme hay que quitarte esa ropa de chico bueno – me reí y ella se giró – me refiero a que debemos hacerte parecer un chico rudo, sin miedo a nada.
Me llevo a un gran almacén de ropa y mientras caminaba me arrojaba cosas, trate de atraparlas todas y de mantener en equilibrio todo lo que me daba, al final termine con una chaqueta de cuero negra, jeans oscuros y botas, me reí de mí mismo, ¿Por qué tenía que vestirme así para esto? Isabel pocas veces me miraba y cuando lo hacía intentaba mirarme con amabilidad, la vi alejarse y me quede ahí parado a mitad del pasillo, tardo cerca de diez minutos en regresar, pero ahora su cabello ya no estaba recogido en una cola alta, caía por sus hombros casi hasta su cadera, vestía ropa parecida a la mía y su labial había pasado de un rosa tenue a uno rojo oscuro, me sonrió y me tomo de los hombros, con esos tacones quedaba apenas unos centímetros por debajo de mí, de cierta forma me dio miedo.
- Quiero que hagas algo – me sonrió y clavo su mirada en la mía – piensa en lo que estás dispuesto a hacer por mantenerla segura, van a querer jugar con tu mente, no los dejes entrar, no dejes que entren en tu mente o terminaras haciendo lo que ellos quieren, tendrás que ser fuerte o al menos fingir que lo eres – hizo una pausa y luego continuo caminando lejos de mí, se detuvo – y Adam – suspiro – recuerda, la chica que estas por ver, no soy yo, al menos no del todo.
Me condujo a un taller donde había todo tipo de vehículos, ella tomo una motocicleta y yo tome la que estaba a su lado, ambas eran Harley Davidson, le sonreí y se acomodó el cabello y se puso el casco, me puse el mío y la seguí, pasamos la ciudad y llegamos a lo que precia un pueblo abandonado, se giró hacia mí y me puse a su lado, hizo una seña para que siguiéramos al frente y luego giramos a la izquierda, al hacerlo terminamos frente a un grupo de personas, todos parecían maleantes, tenían cara de malos y de que habían pasado más de una vez por prisión, incluso algunos de ellos llevaban uniforme de prisión, rieron al ver a Isabel, ella detuvo su moto antes de una línea blanca en el suelo, un chico de cabello rizado salió de lo que parecía ser la vieja alcaldía del pueblo, Isabel no bajo de la moto, solo se quitó el casco y juro que parecía otra persona, todo rastro de amabilidad se había ido, parecía otra persona, se recostó en la moto como si le diera flojera estar ahí, parecía más interesada en sus uñas y en jugar con el anillo que tenía en el dedo anular, el chico de cabello rizado camino hasta ella.