TAYLOR
Había olvidado lo divertido que era salir de compras con Jack y aun que sabia que solo era parte de su distracción para que Adam preparara una cita para mí, decidí divertirme y aprovechar para comprarle un regalo a Adam, algo que pudiera ver y recordarme, entonces recordé la pulsera en mi mano, me la había dado antes de que fuera la reunión con nuestros padres y se nos diera aviso de los contratos que se habían hecho para unir empresas, Jack entro a una joyería y eligió un pequeño collar de cristal entre azul y transparente como si fuera de hielo y parecía que podía derretirse solo con tocarlo, el reflejo de la luz dibujaba detalles amarillos en la mano de Jack y un recuerdo paso por mi mente, Jack era malo y frio antes de conocerla, al menos por lo que él me había contado y lo que yo había visto, ella era esa chispa que a él le faltaba y casi como si el recuerdo me golpeara en la cara y me hiciera sentir una tonta, recordé algo que Adam había dicho sobre complementarse, entonces los vi, dos relojes que representaban el Ying Yan, sin pensarlo dos veces los compre.
- ¿Por qué esos relojes? – sonreí y negué con la cabeza
- Al igual que los dibujos en ellos, creo que él me complementa, suele ver lo que yo no y eso me gusta de él – me encogí de hombros
Adam, pudo ser un idiota conmigo en el pasado, pero podía ver en sus ojos lo mucho que me quería, lo mucho que le importaba, no sabía si podría olvidar todo lo que nos habíamos hecho y dicho antes, pero estaba segura de que lo perdonaba y que quería seguir adelante con él en mi vida, estaba feliz por tener un regalo para él.
Todo a mi alrededor empezó a perder velocidad, como si entrara en el efecto de cámara lenta, mi madre estaba a unas calles frente a mí, no la había visto en años, pero estaba segura de que era ella, no sé cómo, pero deje a Jack detrás y llegue a la villa de los Jonhson, quería encontrar a Cassie, pero ella no estaba, solo estaba Dany
- ¿esta todo bien? Estas temblando y pareces muy asustada, adelante pasa, te traeré algo de beber – Dany desapareció un momento y luego regreso con un par de tazas de té - ¿quieres contarme que paso?
- Yo solo... – negué con la cabeza – lo siento, buscaba a Cassie, sé que es tarde, pero yo… no debí haber venido aquí lo siento
- Tranquila esta bien, lo entiendo, querías ver a Cassie por que estas mal, algo paso y solo querías alguien a quien abrazar ¿me equivoco?, buscabas a Cassie porque te ha encantado, es tan linda que le dibuja sonrisas a todo el mundo – Danny había acertado en todo, extendió la taza de té hacia mí y sonrió – Cassie esta en su casa, por ahora solo yo me quedo en la villa, pero podemos llamarla si quieres
- Estoy bien – negué con la cabeza - ¿puedo ir a dar una vuelta alrededor?
- Claro, ven a cenar en un rato más, preparé un poco de crema de zanahoria, te encantara lo juro, así que por favor vuelve para cenar – le sonreí y asentí
- Volveré para la cena – Sali de la casa empecé a seguir el camino de piedra.
Estaba segura de que la mujer a la que vi era mi madre, de lo que no estaba segura es de si la había perdonado o no, sin querer mi mente viajo al pasado, ese día había llegado temprano a casa, tenía una nota perfecta y el periódico de la escuela había publicado un pequeño fragmento de todos mis escritos, pero ella ni siquiera se dio cuenta de que yo estaba ahí, así que me quede ahí de pie viéndola preparar sus cosas en una maleta, algunos de sus vestidos más bonitos estaban regados por el piso, no se giro a mirarme en ningún momento, como si yo no estuviera ahí, cerro la maleta, tomo su bolso y salió de la casa sin mirar atrás, estaba tan enojada que simplemente me di al vuelta y entre a mi habitación, en la almohada había una nota para mí, son solo unas cuantas palabras garabateadas
“te quiero”
No había más, no había explicaciones ni nombres ni nada, solo decía esas dos palabras, al recordarlo mi corazón se quebró de nuevo, se había ido, me había dejado atrás, nos había dejado a papá y a mi atrás, no me había dado explicaciones, no me había dicho ni una palabra simplemente se había ido sin mirar atrás, después de ese día, papá se volvió frio, la tierna sonrisa en su rostro había desaparecido y empezó a controlar cada segundo de mi vida y yo por otro lado, bueno yo, deje de escribir, deje todo lo que me gustaba hacer y simplemente obedecía lo que papá decía, solo quería que papá fuera aun que sea un poco feliz y causarle menos preocupaciones posibles, eso hasta que Adam empezó a fastidiarme la vida y de alguna forma, todo mi odio, todo el dolor y la rabia que sentía se fue hacia él.