Amanda

Capítulo 10

Salimos del bar un poco tarde, creo que era cerca de la una de la mañana, en forma de broma la invité a mi apartamento, aceptó sin rodeos. Al llegar le brindé un trago de tequila, esa botella me había salido muy cara porque la había pedido desde México y salió más caro el envío que la botella en sí. Saqué dos caballitos y le ofrecí  uno.

– ¡Salud por nosotros! – dije tomando el contenido de un solo trago.

Sentí una sensación muy parecida al aguardiente, como baja por la garganta y se asienta en el estómago con una sensación cálida de fuego lento, una de las mejores compras en licor. Tuve tiempo para ver la cara de Amanda que hizo una mueca mientras vertía el líquido en su boca, comencé a reírme a carcajadas, lo admito, estaba un poquito ebrio pero solo un poco. Ella me miró simulando enojo, mientras hacía monerías imitando mi risa.

– ¿Qué es esto? – preguntó mientras seguía haciendo muecas con su cara.

– Es tequila – y le expliqué todo lo que había hecho para traerlo hasta Perú, se lo dije como si fuera una gran hazaña cuando cualquiera podría pedirlo por mensajería – ¿Te gustó?

– Está bueno, aunque prefiero otro tipo de vino más suave, vino tinto o alguno con un veinte por ciento alcohol, no está monstruosidad de casi cincuenta.

Me carcajeé un rato, luego noté que no le causaba gracia.

– ¿Te sientes bien? ¿Voy por un vaso con agua? ¿Quieres algo la cocina, un sándwich, algo?

No podía ser más sarcástica, me quedé callado y respondí que no, y como por reacción le ofrecí otro vaso de tequila pero lo rechazó y tuve que tomarme ambos ¡por Dios! ya sentía el efecto en las piernas que tambaleaban considerablemente. Guardé el tequila, me lavé la cara en el lavamanos y la invité a la recamara donde pasaría la noche.

– Aquí dormirás, en la esquina hay cobijas por si tienes frio, yo me quedaré en el cuarto de enseguida.

– ¿Quién dijo que quería dormir? – preguntó con un sonrisa muy provocativa, me tomó por el cuello de la camisa, se acercó lo suficiente que podía sentir la suavidad de sus pechos, rosó con su labios muy cerca del cuello, eso hizo que se me erizara la piel, sentí como me metió en la habitación de un pequeño jalón y me besó mientras cerraba la puerta.

– Estamos solos - dije - no hacía falta que me…

Mordió mis labios interrumpiéndome en el acto, me tumbó en la cama y yo me abandoné sin poner ninguna resistencia. Mi mente daba vueltas y en mi interior me preguntaba si íbamos demasiado rápido, yo creo que sí,  pero no lo iba a discutir esta noche. La tomé por la cintura para tener un poco el control y tomar una posición más dominante, para mi asombro tomó mis manos y con un movimiento brusco las llevo hacia la cabecera de la cama. Comprendí que ella era diferente, le gustaba dominar la situación, esa fue una noche inolvidable y por supuesto que no cedería mi posición dejándome dominar tan fácil. Así que esperé el momento adecuado y mientras nos besábamos aproveche para zafar una de mis manos y comencé a acariciarle la espalda, subí hasta el cuello mientras la besaba apasionadamente y la deslicé entre su cabello, con un movimiento suave jalé sus rizos hacía atrás y comencé a lamer su cuello y poco a poco cambié de posición. Los dos jadeábamos desesperados y llenos de deseo uno por el otro. No pasó mucho tiempo para que el cuarto estuviera hecho un desorden, nuestra ropa estaba esparcida por toda habitación, el chirrido del colchón interrumpido. Al final de la escena dos cuerpos cansados y llenos de sudor quedaron tendidos en el lugar. La noche oscura sirvió para que me durmiera poco después.



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En el texto hay: romance, amor, traición.

Editado: 09.12.2020

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