– ¿Recuerdas la vez que preguntaste?, ¿Por qué venia del sur tan temprano si vivía en el norte? – Contesté con un signo afirmativo – justo en esa ocasión se cruza mi camino con el tuyo, ese día venia de estar con Cristian por única vez. Terminamos después de eso.
Vaya al escuchar su relato estaba helado por todo lo que había revelado, me esperaba algo más tranquilo y melancólico. Comprendí que necesitaba ayuda. Su historia se repetía una y otra vez, mudándose constantemente y en cada ocasión teniendo una aventura con un nuevo chico. Estaba dispuesto a tomar un lugar en esta historia, le ayudaría resolver el enredo que era su vida, no podía dejarla sola. Aunque todo esto me dejo en shock y estaba consciente de que me necesitaba, me llené de desconfianza y comencé a dudar. ¿Y quién no dudaría?, si te acaba de contar la historia de un solo año donde mantuvo relaciones con cinco hombres diferentes y en ninguna se dio el tiempo de conocerlos. Al pensar en esto mi desconfianza iba en aumento y decidí preguntarle abiertamente.
– ¿Tú me engañarías? – ella me miró con sorpresa.
– No, nunca engañaría a mi novio – contestó mostrando mucha sinceridad en sus palabras.
– Pero al inicio de la historia dijiste que mantuviste relaciones con un desconocido cuando aún eras novia de Jesús.
– ¿Sabes que Ray?, No lo eches a perder, a Jesús yo no lo engañé, todo acabo cuando no apareció aquel día, por eso lo hice, para que quedara claro que lo nuestro había terminado. Y si vas a seguir con tus preguntas estúpidas, solo dilo y damos lo nuestro por terminado.
Claro que no esperaba esta respuesta, técnicamente no éramos nada porque no le había propuesto que fuese mi novia, aun. Hice lo que creí más conveniente y me callé, después la envolví con mis brazos por la cintura y atraje hacia mí mientras me disculpaba por mi desconfianza, aunque no estaba muy convencido y todavía continuaba dudando. Posteriormente nos dormimos, después de todo había sido una historia larga, y ya pasaba de media noche.