~Recuerdos del pasado~
Nora Arellano
¡Joder, joder! Esto tiene que ser una maldita pesadilla.
Marc me lo había dicho con una sonrisa en los labios, pero se le borro rápidamente cuando me vio caminar de un lado a otro con una mano en la frente. Quiero salir corriendo de ahí, quiero cerrar mis ojos y que cuando los abra todo sea un sueño y Marc ni siquiera sepa quien jodidos es David.
Me detengo de golpe y lo observo, no dejare que un recuerdo termine con esta maravillosa tarde. Trago saliva y paso una mano por mi cabello tratando de arreglarlo un poco.
— ¿Qué sucede con él, Nora? —su expresión es fría y seria.
—Nada —le paso por un lado y me dirijo a la cafetería—. Vamos.
Estamos sentados el uno enfrente del otro sin decir palabra alguna, simplemente tratamos de descubrir lo que oculta el otro con una sola mirada. El silencio se ha tornado un poco incomodo, jamás nos había pasado eso. Me levanto y le digo que voy al baño, el asiente y coge su móvil.
Entre y lo primero que hago es dirigirme al espejo, veo mi desastroso reflejo y me dan ganas de abofetear me. Mi piel esta pálida como si hubiera visto un fantasma, mis ojos están rojos e hinchados y mi cabello este esponjado y esparcido por algunas partes de mi rostro, se pega a mi frente y a mis mejillas. Abro la llave del lavamanos y me echo un poco de agua en el rostro. Me quedo unos segundos viendo el lavamanos y después me seco el rostro con toallitas de papel que cargo en la mochila.
Cuando termino de secar mi rostro vuelvo a centrar mi mirada al frente y un recuerdo llega a mí mente. El recuerdo de mí de hace dos años llorando frente a un espejo prometiendo no volver a llorar por nadie y lo estoy haciendo. Nuevamente aquí estoy llorando por él, por esa persona que a pesar de todo aún sigue en lo más profundo de mi ser y en cada rincón de mi corazón, aunque me cueste aceptarlo.
Después de unos segundos salgo del baño y me dirijo a donde esta Marc y veo que ya ha pedido para los dos, pues nada más al llegar veo un sándwich frente a él y uno está en mi lugar.
—Gracias —murmuro.
Él no dice nada y bebe un sorbo de su, no sé qué es, creo es un té.
Me quedo admirándolo unos cuantos segundos, viendo su alargado rostro, sus largas pestañas, sus labios finos. Viendo como un pequeño mechón de cabello le cubre la frente y lo hace lucir muy adorable. Su cabello es castaño y ondulado, su es piel morena y sus ojos son cafés claros. Él tiene un no sé qué, que me eriza la piel, que me provoca una y mil sensaciones, que me hace sentir confianza en mí misma y también que me ha hecho sentir confianza en él. Quiero abrazarlo y perderme entre sus brazos y su olor, ese olor que me encanta.
—¿De qué lo conoces? —pregunta sacándome de mis pensamientos.
—Eh, ah sí. ¿Qué? —no sé qué dije, pero sé que dije algo.
—A David, ¿De qué le conoces?
—Yo lo conocí en la preparatoria.
Me llevo el sándwich a la boca y le doy un mordisco. Elevo mi mirada para ver a Marc y el me mira fijamente, su mirada es fría y me pone nerviosa.
—Supongo que su relación fue más que de simples compañeros, ¿O me equivoco?
Bebo de mi vaso de limonada y antes de responder niego con la cabeza.
—Te equivocas —dejo mi bebida y mi comida a un lado para centrarme en el—. Aunque te cueste creerlo, si, él y yo solo fuimos compañeros de clase.
—Conoces a Anne –fruncí el ceño y asiento—. Entonces eres tú la Nora de la que Anne y David hablaban.
Me quedo sorprendida ante aquello. Claro que conozco a Anne, la hermana pequeña de David, y si él le dijo a ella y ella dijo a todos, aunque no lo creo ya que Marc no me conocía, pero no sé si sabe lo que paso entre nosotros. No, no quiero ni imaginar que él y toda la familia de David se entere de lo estúpida que fui.
—Dime y yo te diré si lo soy.
—Ella le dijo que él se había comportado como un verdadero patán. Que Nora no se lo merecía —el me ve esperando a que diga algo, pero no sé qué decir, así que el prosigue—. Y también dijo que dé a ver estado ahí, ella no lo hubiera permitido.
—¿Y tú sabias de que hablaban?
—No, el no quiso que nadie más supiera lo que sucedió, solo lo sabe Anne.
Mantengo mi vista en mi sándwich y me niego a verlo. Recordar lo que paso hace dos años me hace sentir escalofríos. Un nudo se forma en mi garganta y la vista se me nubla. Creí ya haber superado lo que sucedió, pero veo que me equivoque, no he superado el dolor que me causo David.
—De la que hablaban eras tú, ¿Verdad? —nuevamente vuelvo a asentí, mientras una lagrima se desliza por mi mejilla— ¿Qué te hizo? Bueno si tú me quieres contar yo no...
—El me humillo frente a toda la clase —lo interrumpo—. Yo estaba perdidamente enamorada de él. A sí que decidí escribirle una carta y la deje entre sus libros, el después de leerla se la leyó al grupo. Todos comenzaron a reír y a hacer bromas sobre la chica que la escribió —más lagrimas se deslizan sobre mis mejillas—. Cuando las clases terminaron él me dijo que quería hablar conmigo y me dijo que él no quería nada conmigo.
Limpio mis lágrimas y me armo de valor para voltear a verlo, al verlo me doy cuenta de que su mandíbula esta tensa.
—¿Por qué nunca me dijiste que David es el chico que te lastimo?
Pienso... Pienso... Y pienso mi respuesta. No sé qué responderle y opto por lo único que tengo que responder: la verdad.
—No sabía que eran familia, y tú nunca me lo mencionaste.
—Si, pero pudiste a verme dicho el nombre, ¿Por qué no lo hiciste?
—No lo sé.
—¡Esa no es una respuesta clara! —alza la voz.
—¿Y en que te molesta? -pregunto elevando la voz también.
No dice nada, se queda en silencio viendo su plato. Yo giro mi mirada hacia la ventana. Siento tantas cosas que no sabría cómo explicarlas. O más bien ya no se ni como me siento.
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Editado: 04.07.2023