~Arrepentido~
Nora Arellano
—No planeas irte, ¿Verdad? —maldigo para mis adentros al escuchar la voz de Ashley.
Cierro la maleta y levanto la mirada para encontrarme con ella, la cual se encuentra en el marco de la puerta.
—Hola Ashley —ignoro lo que ha dicho antes.
—¿Por qué te vas? —insiste e ingresa a la habitación.
Me dejo caer en la cama y ella se acerca a mí. Sus manos se posan sobre sus rodillas y sus dedos se mueven sobre ellas.
—Creo que es mejor —trato de sonreír y me encojo de hombros —, además es momento de irme, tengo que regresar a casa y a mi trabajo. Solo tenía permiso para una semana —rio sin nada de gracias y extiendo mis brazos señalando la habitación —. Y veme, aun sigo aquí.
Ella no comparte ni una risita conmigo, en cambio su expresión se muestra entre fría y melancólica. Sus lindos ojos cafés no muestran ese brillo que siempre he visto en ella.
—¿Qué sucedió con Marc? —pregunta curiosa.
Mordí mis labios. No quería recordar eso, no quería hablar de ello. Y mucho menos porque no se exactamente que es lo que está pasando. Me siento perdida.
—Nada, entre Marc y yo no sucedió nada.
Nunca me creí capaz de mentir.
—¿Por qué se fue Brianna? —coloca su cabello detrás de sus orejas y me ve esperando una respuesta —, ella nunca habla con nadie que no sea Marc y David. Y ellos no quisieron decirme nada. Por lo que oímos ayer, supongo que lo sabes.
—No, no lo se —y es verdad, no sabía nada. Pero puedo imaginarlo.
Sin decir más, me pongo de pie y cojo mis maletas. Todo está decidido, ya no quiero seguir aquí. No sé ni siquiera porque lo acepte. ¿Por qué acepte venir?
La mano de Ashley rodea mi muñeca antes de que dé un paso en dirección de la puerta.
—Nora, no quiero que te vayas —desvió mi mirada al ver sus ojos cristalizados —. Sabes, cuando Marc nos habló de ti, todos estábamos felices y muy emocionados. El jamás nos habló de alguien.
Al escuchar su voz rota, siento un nudo en la garganta.
—Ni mucho menos que quería volver aquí —se queda callada unos segundos y después prosigue —, yo solo sentía curiosidad por conocer esta casa, yo estaba muy pequeña cuando mis padres fallecieron.
No digo nada, no se qué decir. Marc me platico que sus padres fallecieron aquí, su ultimo dia estuvieron aquí.
—En pocas palabras —se aclara la garganta y prosigue —, el volvio aquí por ti. Al igual que toda la familia.
—El no me quiere aquí, Ashley —a pesar de lo que me había dicho ella, el dolor que sentía y lo molesta que esta con Marc no desapareció —, el mismo me lo pidió ayer.
—Pero yo si, yo quiero que estés aquí. Te aprecio mucho y créeme que en este poco tiempo te he visto como una hermana mayor, y te quiero.
—Ashley, todo está decidido, nos podemos ver cuando quieras.
—Y el cumpleaños de David, recuerda, sera en unos días —sonríe —, prometiste estar.
—Sera después.
—Ya no falta mucho —se pone de pie para quedar a mi altura —, solo unos días. Por favor, solo quédate unos días más.
—Yo no...
—Hazlo por mi —junta sus manos sobre su pecho—, no por Marc, ¿Si?
—Tengo que pensarlo —era demasiado difícil decirle que no a ella y a Anne, en el fondo agradezco que no esté ella, todo sería más difícil.
Aunque al ver saltar a Ashley emocionada como toda una niñita de cinco años, era aún más difícil decirle que no.
—¡Siiii! —se dirige demasiado rápido hacia la puerta —, nos vemos en un momento — y sin decir más abandona la habitación.
***
Ya han pasado dos días después de aquello. Después de haber hablado con Marc y hasta ahora no lo he vuelto a hacer, él ha estado todo el tiempo en la empresa que era de su padre y yo he estado con las chicas organizando la fiesta de David, que es mañana. Con este, tampoco he cruzado palabra. Solo alguna que otra vez me lo encuentro en el pasillo, pero es como si yo fuera una completa desconocida para él y eso, en cierto modo, lo agradezco, prefiero que el este lejos de mí.
Ahora mismo estoy con las chicas y nos encontramos en la cocina terminando de planear todo. Y si, Ashley al fin me había convencido, y todo porque fue a pedir ayuda con las chicas para convencerme.
—Entonces ya está todo listo —Paulina da pequeños aplausos.
—Quien pensaría que ese capullo aceptaría la fiesta —Anne se acerca al refrigerio y coge una soda.
—Lo tenemos que agradecer a Nora —Ashley me coge por los hombros y me da un abrazo por detrás —, fue la única que pudo con esa bestia.
Todas ríen al mismo tiempo, excepto yo.
—No tienen nada que agradecer —trato de sonreír.
—¿Cómo no? —Anne deja de hacer lo que hace y se dirige a mi —. Tienes una idea de cuantas veces hemos intentado recuperar al David de hace años —trata de sonreír, pero en sus ojos se ve la melancolía.
Fruncí el ceño confundida y llena de curiosidad. ¿A qué se refieren? ¿Por qué siempre dicen cosas así? ¿Qué paso con David?
—¿Por qué?
Anne sonríe y niega con la cabeza.
—Chicas, tengo algunos vestidos que les pueden interesar —Paulina cambia de tema—, los tengo en la habitación, ¿Gustan verlos?
—Si, si, claro. Vamos —al salir de la cocina nos encontramos con Catalina quien se une a nosotras para ir a por los vestidos.
Después de pasar medio día eligiendo un vestido u otro, Paulina nos ha prestado tres a cada una. Ya nosotras decidiremos cuál preferimos.
Ahora me encuentro frente al espejo de mi habitación probando me los vestidos. La verdad es que los tres me encantan. Uno es negro de tirantes y me queda a mitad del muslo. El segundo es igual que el negro, solo que es plateado y este está un poco más largo, y tiene abertura a los lados de las piernas. El tercero es un vestido, igual negro, pero este es de manga larga con una abertura arriba del pecho.
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Editado: 04.07.2023