CAPITULO #1
Dalia P.O.V
- ¿Dalia? ¿Pequeña? – escuché que alguien me llamaba mientras sentía que me movían para que me despierte.
- Mmmm – me giré para seguir durmiendo hasta que sentí que algo me quemaba en la pierna.
- ¿enserio no vas a despertar Dal? – hablo Madison mientras sentía que mi piel se quemaba.
- ¡¡AGH!! – Me levante de un salto al sentir tanto ardor en mi pierna ¡¡ACASO ESTAS LOCA PIENSAS CORTARME LA PIERNA!! – Grité mientras cogía la parte que me había quemado y me lanzaba un poco de agua y la convertía en Hielo para que se pase el ardor en la pierna.
- Dalia, por tu culpa vamos a llegar tarde a nuestro primer día en la prepa – habló mientras se limpiaba las cenizas de sus manos por haber puesto fuego en mi pierna.
- ¡¿Qué?! ¡¿Y POR QUE NO DESPERTASTE?! – grite mientras salía de mi cama, cayendo de bruces contra el suelo y todo por no haber descongelado mi pierna.
- Ups, Dalia ¿te caíste? – me preguntó aguantándose una buena risa.
- ¡No que va hermana! solo que el piso quería que le diera un besito – hablé e hice como si de verdad le diera un beso al piso.
- ¡IUGH! Dalia que asco – puso una cara de asco.
- Ya ya mucho, ayúdame a parar ¿Quieres? – hablé mientras me volteaba para que ella me tendiera la mano y así poder pararme.
- Por tu culpa vamos a llegar tarde – me dijo a regañadientes mientras yo me sentaba en la cama y me descongelaba la pierna con el poco de fuego que se controlar.
Después que descongelé por completo mi pierna me paré y comencé a caminar hacia el cuarto donde tengo toda mi ropa, entonces me puse a rebuscar entre todas mis cosas y como afuera todo está lleno de nieve decidí ponerme un atuendo para mi abrigador, pero según mi hermana, es muy friolento y que no cubría ya que solo consta en una blusa de mangas largas de rayas negras y blancas en forma horizontal, junto con una falda que es cuantos dedos más arriba de la rodilla color negra, junto con una chaqueta sin mangas larga color ploma y como final unas mallas negras dos dedos más arriba de la rodilla y nos botines negros.
Cuando terminé de vestirme, me miré en el espejo, cogí mi celular un cuaderno y todo eso guarde en mi pequeña maleta y bajé las escaleras encontrándome con Madison ahí parada con cara de enojada.
- Ya era hora Dalia – dijo mientras cogía las llaves de la casa.
- Ya mujer quieres relajar esa vena que ya mismo te explota – hablé conteniéndome una risa ya que a ella le dio el tic del ojo que le da cada vez que algo le irrita.
- ¡¡AGH COMO TE ODIO!! – grito mientras salía de la casa.
- ¡¡ES MALO MENTIR QUERIDA HERMANA!! – grité mientras empezaba a caminar.
Después de que Madison me alcanzara nosotras dos nos pusimos de camino hacia el instituto con la maleta, y en el camino íbamos jugando ahí con la nieve, hasta que un chico pasó corriendo en medio de las dos haciéndonos caer a las dos a cada lado de la calle, entonces mi hermana se dio cuenta de cómo me había puesto y que todo el cielo se había oscurecido.
- Dalia relájate no vayas a hacer ninguna tontería – habló mientras me cogía de los hombros para que me relaje.
- Es que ese tipo es un idiota – hablé con la voz gruesa he intentado relajarme haciendo que se aclare el cielo y no se vea tan oscuro como cuando me enoje.
Entonces me paré y comenzamos caminar hacia el instituto, mientras yo iba tan perdida en mis pensamientos ¿Yo fui la que provocó que se oscureciera el cielo? Pues así parece, será que mis poderes se están desarrollando más, porque aún me acuerdo lo que me dijo mi madre.
FLASHBACK.
- ¡¡DALIA TIENES QUE CONTROLARTE!! – grito mi mami asustada al ver que se dirigía hacia ella una daga de hielo.
- ¡¡ES QUE NO PUEDO!! – le grité mientras más lagrimas salían de mis ojos y ahí logré que se derrita la daga.
- Hay mi pequeña tienes que controlar tus poderes o si no después causaras daño a las personas que más quieras, tus poderes crecerán y serán los más hermoso porque eres especial y tú tienes los poderes de los cuatro elementos, pero lo que más tienes que controlar son tus emociones mi pequeña ya que tus ojos cambian de color – me habló y se acercó hacía con un poco de miedo en su mirada y me abrazó
- Lo siento mami – me tiré en sus brazos y rompí en llanto.