DUELE
Los rayos de sol impactan en mi cara provocando que abra los ojos. Observo la estancia en la que me encuentro y sé dónde estoy, a dónde voy y el destino que me espera. Vivir o morir. A estas alturas sé que es la segunda opción. Giro la cabeza y me encuentro con los ojos azules que tanto me gustan mientras uno de sus brazos se coloca tras mi nuca, haciendo de almohada.
—¿Cuánto tiempo llevas despierto? —pregunto a Cato algo soñolienta.
—Hace un rato pero quería verte dormir —me responde sonriendo y se acerca a mí para besarme.
—Podías haberme despertado —sonrío como una tonta.
—Estabas muy mona durmiendo —me dice y el efecto de sus palabras me hace sonrojar.
Me acerco más a él y lo beso para después acurrucarme en su pecho, escuchando el latido de su corazón y el de nuestras respiraciones. Al cabo de un rato Cato se separa de mí para mirarme. Observo la expresión de su cara y me desconcierta. Una sensación de que algo va mal se apodera de mi cuerpo.
—Tenemos que hablar Clove —me dice serio.
—Lo sé —contesto en un susurro pensando en todo lo que se nos viene encima.
—No voy a andarme con rodeas —me dice algo brusco—. Quiero dejarte las cosas claras desde ahora para que luego no me vengas diciendo que no te lo advertí —dice tan serio que comienza a asustarme.
—Cato me estás asustando —respondo preocupada—, ¿quieres decirme qué pasa? —pregunto nerviosa.
—Déjame terminar —alza un poco la voz—. Esto que tenemos tú y yo, no significa nada para mí —me mira a los ojos—. Así que quiero tenerte lo más lejos posible de mí. Seremos aliados en la arena porque tenemos que serlo, pero nada más —las palabras tan duras que me dicen me calan muy adentro, haciéndome temblar—. ¿Me has entendido Clove? —me pregunta cuando ve que me he quedado quieta.
No puedo moverme, estoy en shock. No entiendo porqué me está diciendo todo esto ahora, no entiendo qué está pasando. ¿Solo he sido una mera distracción para él? ¿De verdad no significo nada para él?
—¿Clove me has escuchado? —me insiste nuevamente.
—Yo… —no sé qué contestar, no me salen las palabras, no quiero creerle.
—Clove —me llama de nuevo y me coge del mentón para que lo mire a los ojos.
—Todo lo que me has dicho —comienzo a decir mientras se instala un nudo en mi garganta—, todos esos besos, esas miradas, esos te quiero no pronunciados,… ¿Eran mentira no? —digo mientras mis lágrimas comienzan a surcar por mi rostro.
—Así es —me responde sonando indiferente.
—¿Me quieres? —pregunto con la voz entrecortada, desesperada por entenderlo.
—No —contesta apartando la mirada de mí y mirando al suelo.
¡No puedo creerlo, ni siquiera es capaz de mirarme a la cara! Me arrastro por la cama hasta llegar a su altura y cojo su cara entre mis manos, alzando su mentón para que me mire a los ojos. Cato intenta resistirse pero al final cede y me mira.
—Mírame a los ojos y dime que no me quieres —digo llorando mientras mi corazón se rompe en mil pedazos.
Los segundos pasan sin que me diga nada, haciendo que esta situación sea eterna y que mi desesperación crezca aun más. Lo miro a los ojos y veo en ellos que está dudando, como si buscara que responderme. O solo me lo estoy imaginando para tener algo a lo que aferrarme. El silencio me está matando por lo que los ojos le hago entender que me responda ya, no puedo soportar más esta situación.
—No te quiero —me responde finalmente mirándome a los ojos.
Al oír esas palabras mi mundo se derrumba. Ahora sé que nunca me ha querido, que solo era un juego para él. Mis lágrimas salen descontroladas y ni si quiera intento pararlas. ¿Para qué?
Miro a sus ojos intentando ver si me ha mentido, que solo está siendo una broma de mal gusto por su parte, algo que me diga que él siente algo por mí pero no lo encuentro. Solo veo una mirada fría, sin emociones.
—¡VETE! —grito angustiada— ¡Vete de mi habitación ahora mismo! —sigo gritándole mientras lo empujo con mis manos— ¡No quiero volver a verte en mi vida, te odio! —la ira me recorre por dentro y también el dolor.
Sigo empujándolo mientras lloro y al final se levanta. Llega hasta a la puerta y se gira para verme. Me da un último vistazo, abre la puerta y se marcha, dejándome sola. Me tumbo en la cama y grito de dolor sin parar de llorar.
Ahora mismo mi corazón está roto. He sido una estúpida al pensar que el me quería. Al final he caído en su juego, enamorándome de él para terminar como todas las demás.
No sé cuánto tiempo estoy en la cama echa un ovillo, pero unos golpes en mi puerta me devuelven a la realidad.