Amar o morir 1 || La verdadera historia √

Capítulo 20 - UNA MIERDA

 

 

UNA MIERDA

 

Después de susurrar esas palabras a Clove mientras duerme, vuelvo a mi sitio y me siento bajo el mismo tronco donde estuvo ella haciendo guardia. Intento mantenerme alerta, escuchando todos los ruidos de la noche pero no puedo evitar que mi mente comience a volar pensando en todo.

Clove no puede mentirme, es incapaz y sé que haber visto lo que ha pasado con Glimmer le ha hecho daño. Lo sé porque si yo estuviera en su lugar lo habría sentido como una puñalada directa en el corazón. Yo me habría vuelto loco y habría arrasado con todo lo que pillara, no permitiría que nadie se acercara a ella.

Si tan solo recordara las palabras que le dije antes de salir de la habitación del centro de Entrenamiento... Todo sería más fácil.

¡Joder, esto es una gran putada! Y de las grandes. Ojalá no estuviéramos aquí.

Harto de estar sentado y de hacer la guardia, me levanto y voy hasta mi saco de dormir. Ahora mismo solo quiero dormir y no creo que nadie se vaya a acercar a nosotros esta noche. Somos cuatro profesionales, saldrían perdiendo.

Al llegar a mi sitio, me paro estático. Esto es un suplicio. Glimmer lo es.

Giro mi cuerpo y miro en la dirección en la que está Clove durmiendo. Mi cuerpo me arrastra hasta ella sin remedio pero aun no he dado ninguna orden a mi cuerpo. ¿De verdad voy a dormir con Glimmer teniéndola a ella a solo unos pasos de mí? ¿Incluso sabiendo lo que pasó anoche? Sería un completo gilipollas si no lo hiciera.

Sé que Brutus me está viendo y debe estar maldiciéndome en todos los idiomas en este momento. Pero no puedo, no puedo hacerlo, mi cuerpo reacciona a lo que quiere y no puedo escapar a lo que mi corazón siente.

 

 

Los rayos del sol me despiertan por lo que abro los ojos y lo primero que veo es verde. Parpadeo un par de veces pensando que estoy soñando hasta que recuerdo en donde estoy. Me incorporo un poco del suelo pero no puedo, un brazo rodea mi cintura me impide moverme. Giro la cabeza y me encuentro con una cabellera rubia que esconde su cara dentro del saco de dormir. El brazo que me rodea me aprieta más fuerte, pegándome a su cuerpo. Siento su respiración en la base de mi cuello y un escalofrío me recorre todo el cuerpo.

No entiendo nada, ¿qué se supone que está haciendo?

Cato se revuelve y me aprieta aun más contra su cuerpo. Uno de sus brazos se hace paso por detrás de mi cabeza, agarra el borde del saco de dormir y levanta la tela, cubriéndonos a los dos, desapareciendo de los ojos de los espectadores.

Su cuerpo me atrapa y siento como sus labios se posan en mi brazo descubierto, dejando un beso húmedo allí. Después deja otro beso en la parte baja de mi cuello, haciéndome estremecer con sus besos.

—Cato —susurro para que nadie nos oiga.

—Shhh —me responde para que me calle—. No hables por favor —me pide.

—Pero… —intento decir algo coherente pero no me salen las palabras por lo que me giro para mirarlo a la cara. Pone un dedo en mis labios cuando vuelvo a abrir la boca para decir algo, con la intención de que me calle.

—Disfruta de esto por un momento —me susurra.

Me quedo en silencio mirándolo. Cato me acaricia la espalda con la mano que tiene libre. Sus ojos se cierran disfrutando del momento y aunque sigo enfadada con él, aunque sigo dolida, aunque ahora mismo quiera odiarle… Cierro los ojos y me dejo llevar por lo que estoy sintiendo, por lo que él me hace sentir.

De repente siento sus labios rozando los míos. Espera así durante unos segundos y finalmente acorta la distancia para besarme. Un beso dulce y lleno de amor.

—Sé que no deberíamos pero… —me susurra agitado, recuperando el aire  cuando se separa de mí—. No puedo evitarlo —confiesa.

—Esto no está bien Cato —respondo enfadada intentando contener las lágrimas por la frustración que siento al no entender nada—. Suéltame por favor —suplico.

Cato abre los ojos por mi reacción y me mira detenidamente. Al ver mi mirada aguada y ver que estoy sufriendo, me suelta. Se separa de mí unos centímetros. Acaricia mi mejilla con delicadeza y vuelve a acercarse a mí, a mi oído.

—Solo tienes que recordar Clove —me susurra y después sale del saco y se levanta, alejándose de mí.

Otra vez esas palabras. ¿Qué tengo que recordar? No lo sé y creo que está jugando conmigo, quiere desestabilizarme emocionalmente y volverme loca. ¿Qué narices quiere que recuerde?




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