MIEDO
Aun no he podido cerrar los ojos. No puedo, no sabiendo que el tiempo se nos está acabando. El final está a la vuelta de la esquina. Me incorporo un poco sin despertar a Clove, que sigue dormida sobre mi pecho. Nunca he podido dejar de contemplarla cuando duerme, es mi debilidad y está tan preciosa…
Ojalá nunca hubiéramos estrado juntos, ojalá solo hubiera venido yo, como estaba planeado al principio. Ahora mismo estaría tranquilo y seguro de mí mismo, con la suficiente confianza como para ganar estos juegos, pensando solo en mí. Pero ahora estoy muerto de miedo, miedo a poder perderla.
Sé que Clove ha dejado de creer que siga enamorada de ella, pero aun lo estoy. Estoy completo y absolutamente enamorado de ella. Por ese mismo motivo he estado haciendo todo esto, por eso la he hecho tanto daño.
Inicio del Flashback
Camino por el pasillo buscando la habitación de Brutus, hasta que al final la encuentro.
—Brutus tenemos que hablar —digo interrumpiendo en su habitación y encontrándolo sentado en su cama.
—¿Qué se te ofrece? —me pregunta intrigado.
—Necesito que nos entrenéis por separado —digo seguro y en tono firme.
—¿A qué se debe este cambio? —me pregunta mientras una sonrisa socarrona se le escapa.
—Clove no puede saber cuál es mi plan —contesto sentándome en su cama—, no puede saberlo porque no me dejaría llevar a delante mi plan —sigo hablando.
—¿Y cuál es tu plan? —me pregunta mirándome directamente.
—Salvarla —digo como si fuera lo más obvio, tras una pausa de silencio.
—¿Cómo? —me mira incrédulo—. ¿Quieres salvarla? ¿Sabes acaso cómo funcionan estos juegos? —me acribilla a preguntas—. Si la salvas, tú mueres muchacho —me dice Brutus sin entender absolutamente nada.
—Lo sé —respondo derrotado—, sé que sería un buen candidato para ganar los juegos —intento explicarme—. Pero no te preocupes, les daré un buen espectáculo, si es eso lo que ellos quieren. Pero tienes que prometerme que harás todo lo posible por salvarla, por traerla de vuelta a casa —lo miro a los ojos haciéndole ver que lo estoy diciendo en serio—. Prométeme que harás todo lo posible —insisto.
—¿Por qué? —me responde con otra pregunta—. ¿Qué hace tan especial a esa chica para que quieras dar tu vida por la de ella? —intenta comprender el porqué de lo que le estoy pidiendo.
—Porque la amo —confieso—, la amo y sé que aquí esos sentimientos ocasionan tu fin, la ruina, pero voy a hacer todo lo posible por protegerla en la arena, hasta que llegue la final —miro hacia la ventana y suspiro derrotado.
—¿Y si se diese la situación de que solo quedáis los dos para la gran final? —me pregunta otra vez.
—Daría mi vida por ella, me sacrificaría sin dudarlo. Si hace falta me clavo mi propia espada a mí mismo —cierro mis manos en un puño rezando porque eso no tenga que ocurrir y ella me vea sacrificándome—. No puedo vivir en un mundo en el que ella no esté, Brutus —digo sincero—. No puedo —intento aguantar las ganas que me han entrado de repente de llorar—. Prométemelo —suplico.
—Está bien —me responde tras unos segundos en silencio—, lo haré —me promete.
—Gracias —respondo sincero—. Necesito que me hagas otro favor —me pongo un poco nervioso por si decide no ayudarme más.
—¿Qué necesitas ahora? —me pregunta sonriendo.
—Necesito que Clove me odie —digo rápidamente—. Necesito que lo haga para que este plan siga adelante y no se preocupe por mí dentro de la arena. Tengo algo pensando y me gustaría saber cuál es tu opinión —comento.
—Adelante —me insta a que siga hablando.
—Glimmer —contesto de inmediato y nos miramos directamente entendiéndonos al instante.
Fin del Flashback
Dirijo mi mirada de nuevo a Clove que sigue durmiendo plácidamente y aparto su pelo de la cara, acariciando su mejilla con delicadeza.
—Todo… —comienzo a hablar en voz baja para no despertarla—. Todo lo que he hecho en estos juegos era por y para ti, para salvarte, para llevarte de vuelta a casa y que cumplas la promesa que le hiciste a tu hermano. Yo… Yo no sé qué es lo que haría si tú no estás en mi vida. Volver a casa y no verte caminando por la acera frente a mi casa, corriendo por el parque, en las clases o en la plaza… Para mí sería un infierno. No podría recuperarme de eso, de perderte. Y no es justo… No lo es —susurro lo último admirando su belleza—. El final ha llegado, el momento de separarnos está cerca y puede sonar egoísta, pero ahora mismo solo quiero pasar los minutos que nos quedan así, abrazados, el uno junto al otro, acariciándote y disfrutando de ti —acaricio su mejilla de nuevo—. Eres lo mejor que me ha pasado en esta vida, lo mejor sin lugar a duda —sonrío como un tonto enamorado—. Eres lo mejor de mi vida y lo supe desde el mismo instante que me metí contigo por primera vez —confieso y dejo un beso sobre su pelo.