Narra Amarok
Estoy tranquilo en el porche de mi cabaña. Se oyen los pájaros cantar su melodía. Iré a preparar un té para relajarme.
Preparó mi té, me siento en el banco y depósito la taza encima de la mesa. Miro mi bonsái, hay una hoja que no debería estar, tendré que podar esa hojita, todo debe estar en armonía.
Sigo bebiendo mi té, escucho unos pasos que se dirigen hacía aquí. Y ya puedo observar su figura, es una hermosa chica, sus ojos violáceos, su pelo rubio con mechones rosas, delgada y con buen cuerpo, ella es Kinna, una dragona. No entiendo que hace ella por aquí, no debería estar.
- Hola Amarok! Cuánto tiempo sin vernos, ¿Que es de tu vida? - me pregunta Kinna
- Hola Kinna! Si, hará más de 1000 años sin vernos, por lo demás todo tranquilo. Si no quieres nada más, puedes retirarte
- Sabes, necesito diversión, hace tiempo que me aburro - me dice Kinna
- A ver empezado por aquí, sube a mi habitación ponte cómoda y te prometo que no te aburrirás - le digo coqueto
- No quiero ir a dormir
- Conmigo en la cama no vamos a dormir, querida -
- No quiero eso, ya sabes, quiero aventuras, ir a otra dimensión - me dice Kinna emocionada
- Pues lee un libro y a mi dejame en paz
- Venga, ¿Porque tu puedes ir a una guerra y yo tengo que quedarme aquí?
- ¿Una guerra? Yo no me he movido de aquí - le digo - te habrás confundido de dragón, y ahora tengo cosas que hacer
- Si, tu estuviste en una guerra ayudando a la princesa y las valquirias. Que yo sepa era contra Scott y las sombras - me dice Kinna - las noticias vuelan, no puedes esconderlo
- Tienes razón, ayude a Gwen contra las sombras. Pero de eso hará como 20 años? Ya hace bastante
- Y que son 20 años en la vida de un dragón, es nada al lado de los 2500 años - me dice Kinna
- Tu no tienes 2500 años - se que ella tiene más
- No me pongas más años - dice enojada
- No iremos, ¿Porque debería dejar mi pequeño santuario? - le digo mientras sorbo un poco de mi té, ya casi está frío
- Puedes ir a visitar a tu princesa y saber que es de su vida, y si tienen guerras contra las sombras. Un poco de curiosidad - me dice
- La curiosidad mato al gato - le digo
- Pero tu no eres un gato, eres un dragón. Y es bueno ir a ver a los amigos, quizás necesiten ayuda, o peor, y si están en peligro? - dice preocupada
- No están en peligro, y si quisieran algo de mi estarían aquí pidiéndome ayuda - le contradigo
- Vaya... Phatos tenia razón... - comenta en voz baja
- Si lo comentas me dices en que tenía razón ese viejo dragón amargado - le digo
- Pues, no debería decir esto, prométeme que guardarás el secreto - me dice Kinna
- Suéltalo, y ya veré que hago con la promesa
- Phatos me dijo que eras más amargado que él, y que eres un soso y un antisocial. Coincido en este último punto porque vives solo en el bosque, lo de soso lo estoy comprobando ya que no quieres salir a disfrutar, y amargado lo empiezas a ser - me dice Kinna
Con que ése viejo dragón habla así de mi ¿Quien se ha creído que es? Ya verá, Amarok no es nada de eso, tengo amistades, sé disfrutar de la vida con un buen polvo, y para nada soy amargado.
- Bueno... Yo me retiro - me dice Kinna
- No, espera, vamos a ver a mis amigos así podrás decirle al viejo de Phatos que se equivoca - le digo enojado
- ¿Seguro? Creí que...
- Creiste mal, vámonos - le apresuró
- Ese es el Amarok que conocí hace milenios - me dice Kinna feliz
- Eso si, Kinna no te separes de mí, iremos a la dimensión donde está la manada de Matt, el limbo no puedo ir sin autorización - le informo
En el castillo debo ir con autorización, pero cruzar dimensiones tengo permiso, no todos los seres tienen permiso para cruzar dimensiones, son escogidos por los reyes, los padres de Gwen.
- Si, lo que tu digas, por cierto, ¿Quien es Matt? - me pregunta Kinna
- El marido de Gwen, tu futuro rey - le digo
- ¿Tendrán hijos? Deberías traer algo para ellos - me dice Kinna
- Es posible que tengan un cachorro, tienes razón, pero que les puedo traer - digo pensando
- Para empezar no los trates como perros, quizás algún chupete o un peluche en forma de dragón - me dice Kinna
- Son lobos, así que sus hijos se dicen cachorros - le digo
- Nunca entenderé a esa especie de seres sobrenaturales, como sea, serán bebés. - me comenta y asiento
- Ya sé, les traeré ropa - digo feliz
- Buena idea, 100 años siendo bebes necesitaran ropa. Mejor si les llevas la que es ignífuga - me dice Kinna
- No son dragones, son cachorros, no van por allí sacando fuego entre sollozos - le digo
- Nunca se sabe, es mejor prevenir que curar - me dice Kinna
- Voy al pueblo a buscar la ropa, ¿Vienes?
Ella se transforma en una dragona de color rosa, hago lo mismo y me quedo en mi forma de dragón azul. Soy más alto que ella, su dragón es más pequeña. Volamos para ir a buscar algo para el cachorro de Gwen, ya que entendemos que tendrán algún hijo, pues no sé si lo tienen, y si no lo tienen tendrán un adelanto.
Lo compramos y nos vamos, la verdad que me da gusto pensar en verlos de nuevo. No soy de salir de mi cabaña, pero podré hacer una excepción.
- No lo pienses más y abre el portal - me apremia Kinna
Esta muy impaciente, quiere ir y ver nuevos mundos. Abro el portal y lo atravesamos. Estamos en un bosque, espero que sea el lugar correcto, Kinna da saltos de felicidad.
- Ya estamos, que guai! - dice Kinna
Detrás nuestro se oye un gruñido, sé perfectamente que es un lobo. Nos giramos, Kinna sonríe, esta feliz.
- Mira es un lobo!! ¿Puedo tocarlo? Se ve muy suave, creo que vienen más, que divertido - salta de emoción Kinna
- Compórtate, estas en territorio de hombres lobo - le digo para que se calmé