Leer el 3 libro para entender esta parte del extra.
Dafne suspiro agotada, habían pasado dos meses desde que su primogénito había regresado a casa, se sentía feliz por el hecho de volver a verlo y ver que su actitud hostil ya no era la misma a la de siempre, su mayor anhelo y tiempo, era pasarlo con Ali Keren y sus dos pequeños.
Aunque el tiempo había pasado y las decisiones tomadas habían cambiado, estar lejos de Keren solo se convertían en un calvaria día y noche, el día se tornaba eterno cuando Keren se iba y regresaba en las noches. Era como vivir en un mundo de dos amantes prohibidos, un papel no hacia la diferencia para Keren Azzar, como un divorcio; el aún seguía amando a Dafne como el primer día que la vio, el árabe la hacia sentir joven con cada travesura que solo su lecho matrimonial era testigo.
Las noches juntos no le importaban los demás, no les importaba saber que estaban divorciados y de esposos habían pasado de ser amantes.
“Eres mi mujer, mi esposa y mi amante; y si así no fueras ninguna de las ultimas, siempre serás la primera mujer aquí dentro” Keren señalo su corazón, derritiéndola aun mas de ternura.
Siempre recordaba aquellas palabras cuando lo veía sonreír con alguna mujer abrazados en revistas, el solo aseguraba que no eran mas que para darle celos, y tal como lo había dicho, la llegada de Ali Nejat y retomar su matrimonio a escondidas, esas imágenes dejaron de verse. Keren volvía a ganar como desde la primera vez.
Aquel día había decidido regresar a casa, su paciencia se disminuía cada vez que veía a sus mellizos, el tiempo había hecho lo suyo en ella.
—Mamá—llamo Ali Nejat, acercándose hasta ella y besando su frente—. ¿Qué sucede? Te ves cansada.
Dafne sonrió —Tal vez lo este, cariño. ¿Cómo esta Ali Keren? Deberíamos preparar una cena con Loana y toda la familia.
—Aun es un poco pronto, ella viajara y me encargare de Ali por un tiempo, he ido a la nueva oficina que papá hizo para la petrolera. Hay mucho trabajo, Safira esta con el tío Emir juntos en el banco.
—No te metas en sus asuntos, Ali. Safira esta en problemas serios que incluso podrían convertirse en ilegales, mantente al margen por favor.
Ali volteo a ver a otro lado, Dafne supo que con ese hecho de indiferencia; no tomaría en cuenta su advertencia e incluso podía adivinar que ya estaba metido.
—Toma —Ali le tendió una bolsa —. Lo envía Baba, quiere que lo uses en la noche.
Dafne sonrojada, tomo la bolsa. Keren aun la seguía consintiendo y tratando como una joven con sus vestidos y lencerías que solo deseaba ser retiradas por él.
—Tal vez esta noche haya más ruidos—opino, Ali con una sonrisa.
—¡Ali Nejat!
—¿Qué? Ali Keren piensa que su abuelo maltrata a su abuela, no es agradable eso, mamá. Es mejor que me vaya.
(…)
Al caer la noche, tal como Keren había deseado, el vestido negro se ajustaba a su cintura con perfección, todo estaba mas que planeado, ambas niñeras llevaron a sus hijos, como los empleados también habían salido, la mansión se encontraba en total silencio.
Con una sonrisa nerviosa, salió de la habitación y camino hasta las escaleras, el resonar de cada tacón pegar con el mármol provocaba eco en todo el lugar, observo confusa todo a su alrededor, Keren había especificado en que horario debía bajar, sin embargo, no entendía nada de lo que sucedía ni donde el estaba.
Unas manos masculinas envolvieron su cintura por detrás, atrayéndola sobre sí.
—¿Me buscabas, habibi? Te ves esplendida con ese vestido. —Susurro en su oído, posando su mano en su monte de venus, y apretándola contra su miembro.
—Keren —gimoteo, colocando sus manos encima de los brazos de él. Este la volteo y capturo sus labios con los de él, en un beso pasional.
—¿Recuerdas esta fecha? Tu me la enseñaste.
—¿Qué hay con este día?
Dafne suspiro resignada, tirándole una almohada.
—¡Es el día de los enamorados! Donde tú me regalas algo—señalo soñolienta, mientras que Keren estaba confuso, siempre le regalaba algo y no sentía la diferencia—. Debe ser algo que te nazca en darme, este día es cuando ambos se señalan cuanto amor tienen.
—Siempre te regalo algo y te señalo cuanto te amo, habibi. No le veo la razón para en un día en especifico darte algo.
—Esta bien, Keren.
Dafne recordó aquella conversación, en cada día de San Valentín, para su esposo era un día más, no sentía una diferencia para expresarle cuanto amor sentía por ella, desde entonces se había dejado de hablar del tema. No deseaba que el cambiara por ella, entendía que festejar tantas fechas festivas como lo hacia ella, eran nuevos para su árabe.
—¿Lo recuerdas? —Dafne asintió —. Me dijiste que era una fecha especial, una donde podía regalarte algo que sentía, desde nuestro divorcio deje de sentir muchas cosas, cosas que solo a tu lado podía sentir, querida. Hoy estoy dispuesto a regalarte esta mansión y mi vida si es necesario para que regreses definitivamente a mi vida como siempre debió ser.
Dafne sonrió feliz, Keren saco de su bolsillo los anillos de boda y sin pedirle permiso, se los coloco. La fémina no deseaba que el pidiera permiso. Keren beso su mano y la llevo hasta un ala desierta de la mansión. Al abrir la puerta de par en par, Dafne jadeo y llevo ambas manos hasta sus labios, todo a su alrededor estaba rodeaba de pétalos de rosa y velas, mientras que en el medio se encontraba una mesa para dos. Levanto la mirada y se encontró con globos en el alto techo.
—No preguntes como los colocaron, pero me gusto—hablo, Keren, llevándola hasta el centro de la sala.
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Editado: 15.02.2022