Amarte en pedazos.

☀ 33. Basta de reprimir sentimientos.

Alisson.

Día de navegación I parte 2.

Salgo de la habitación completamente molesta con Dylan y con Alonso. ¿Caerse a golpes? ¿De verdad? No parecen adultos. Aunque no puedo quejarme mucho porque yo he hecho lo mismo con Paula el día anterior. Me preocupo porque hemos hecho muchos desastres en estos 4 días y no quiero tener más problemas en este crucero.

Intento pensar una buena razón por la cual se haya iniciado la discusión pero no encuentro ninguna realmente convincente. Justo después de que siento que Alonso y yo avanzamos un paso, dejamos todo atrás, logramos continuar con nuestras vidas separados ¡boom! Viene él y golpea a su ex mejor amigo porque se entera de que siempre ha estado enamorado de mí. Ya no hay motivos para estar celosos, desde hace mucho tiempo. El hecho de que nos hayamos besado no significó nunca que estuviéramos de nuevo en algo. Sí, me ha encantado volver a verlo pero como le he expresado antes no hay más puntos suspensivos en nuestra historia. 

Es muy difícil ponerle punto y final a algo que amaste por tanto tiempo pero cuando lo haces comienzas a ver las cosas distintas. Lo quiero, lo querré pero necesito salir de ese círculo vicioso del cual fui cautiva por voluntad propia durante tanto tiempo y él... él también debe hacer lo mismo. Por su propio bien y por el mío. Duele saber que en algún momento estará con otra persona pero mayor es la alegría que sentiré al verle tan o más feliz que conmigo ya que, eso es lo único que quiero para él. Se merece el mundo entero. Reconozco que sé de todas las cosas que se privó durante los últimos meses de nuestra relación y saber que aún luego de nuestra ruptura continuó reprimiendo momentos es algo que me cuesta asimilar. Pero ya basta. 

Nuestro amor no lo olvidaré, me enseñaste amarme en pedazos. Logré reunir las piezas rotas y armar un rompecabezas que creí perder. Te debo tanto pero me queda tanto por vivir que te dejo ir.

Mientras camino veo por el rabillo del ojo que Dylan camina junto a su hermana. Incluso si Alonso se hubiera metido con Melissa también es cierto que ya no es una niña y que tiene que dejar atrás esa actitud estúpida de hermano sobreprotector. Ambos parecen unos niños inmaduros incapaces de solucionar sus conflictos y siendo yo el centro de los mismos no puedo pasarlo desapercibido. Por otra parte, Dylan nunca me comentó nada de su hermana. Aunque la pequeña mujer se parece a él, de pecas, ojos un poco rasgados, cabello negro y pollina, hay algo que no me termina de gustar de su personalidad. Tiene cara de inocente pero de vez en cuando hay gestos que dicen lo contrario. Tal vez esté precipitándome  y juzgándola demasiado pronto. Tendré que seguir analizándola hasta que descubra qué es lo que hay en ella que no me convence. 

Mi teléfono suena y contesto inmediatamente al darme cuenta de dónde proviene la llamada. 

—¿Alisson?—Dicen por la línea

—Hola Brenda.—Hablo en papiamento. —¿Le ha pasado algo a Jason?—Pregunto aterrada. 

—No, cariño. Tranquila. —Tomo una bocanada de aire. No había tenido más información sobre él.—Solo vengo a decirte el reporte matutino.—Asiento y le digo que proceda. —Por los momentos todo está perfectamente bien. Los niños en Florida están en perfectas condiciones, conseguimos el par de psicólogos que necesitábamos. Resolvimos el problema de las comidas con el bebé Gabriel y han sido trasladados para la sede otros dos nuevos bebés. —Hizo una pausa.— ¡Son hermosos, Alisson! 

Su comentario me saca un sonrisa.—¡Ojalá pudieras verlos!—Comenta. 

—Mándame una foto de esos chiquitines.

—¡Claro que sí!—Responde emocionada. 

—Me alegro que todo esté bien. Cuando termine este viaje me pondré al pendiente de todo lo que falta para la fiesta de verano.

—¡Qué emoción siento! Aunque tienes que llevar a un galán contigo este año.—Bromea. Brenda no descansará hasta que consiga un novio. 

—Eso no pasará en un tiempo.—Le confirmo pero no me hace caso y me interrumpe. 

—No te cierres al amor querida, eres hermosa.—Me anima. 

—Vale, Vale. Veré que hago para complacerte.—Sin darme cuenta mi mirada se fija en Dylan que me ha pasado por el lado unos instantes antes y me lo imagino con traje acompañándome al evento. De inmediato borro tan estúpida idea de mi cabeza.

—¿Cómo está todo por allá?—Me pregunta ella y dejo de observar a Dylan quien puede que ya se haya dado cuenta. 

—Todo bien, Brenda. Calmado.—Miento. 

—¡Qué bueno querida!—Dice.—Salúdame a tu padre. 

Brenda se despide y cuelgo el teléfono. Siento un hueco en mi corazón al recibir las fotos de los dos bebés nuevos en mi fundación pero más todavía al ver que Brenda me envía una foto del pequeño Jason en el hospital. Está sonriendo aunque se ve un poco cansado, delgado y con gasas en el pecho que le cubren la cicatriz de centímetros. Niego con la cabeza pensando lo poderosos y fuertes que son los niños. Pasan por tragedias, por hambre, por maltratos y descuidos, por operaciones, por la propia muerte pero continúan sonriendo. Tenemos tanto que aprender de ellos...

—¿Qué te sucede?—Me pregunta Dylan. Su cercanía me pone de repente nerviosa. 

—Nada.—Bloqueo el teléfono con rapidez y veo sus ojos. Está parado enfrente de mí. Alto, delgado y una mirada penetrante. 

—No pareces la misma de ayer.—musita. 

—¿A qué te refieres?—Confronto. 

—Anoche estabas más animada. 

—Anoche estaba ebria.—Le recuerdo.—Tú y yo. Hicimos muchas estupideces Dylan. 

—Los recordaré como valiosos recuerdos.—Dice guiñándome un ojo. Evado su mirada seductora y continuo mi camino eterno hacia el restaurante. —Entonces ya es definitivo. 

—¿Qué?—Pregunto viéndolo otra vez. Odio que no termine sus oraciones. 




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