Capítulo 13

Emily Blumer

Sábado 5 de enero de 2019.

Nunca había estado tan nerviosa en alguna fiesta. Particularmente, hoy no era el mejor día para salir a festejar algo. Todos estábamos de acuerdo en que lo único importante de la noche era encontrar alternativas de escape sin que nadie se entere. En un principio, el plan era sumamente fácil: imaginar que realmente deseábamos irnos sin que nadie nos viera, así hallaríamos alguna manera.

Como lo imaginé, no terminamos siguiendo las reglas al pie de la letra. Cada uno de nosotros tenía un lugar asignado. No lo terminamos respetando. Cada uno tenía una tarea asignada. No la terminamos cumpliendo. En síntesis, no pasó nada de lo que tenía que pasar. Es más, cuando entramos y vi el cartel de la fiesta de espuma sabía que todo iba a terminar muy mal. Técnicamente no terminó mal, sino que casi ni siquiera comenzó.

Apenas llegamos, cada uno se fue al lugar que le correspondía, todo normal. Luego de un rato desde lejos pude ver que Phoebe y Sarah estaban recorriendo la pista de baile como si nada. ¿En serio no van a hacer absolutamente nada? No parecían estar buscando una salida. Yo estaba en la puerta del baño de las mujeres. Entiendo lo que pueden estar pensando; tampoco estaba buscando una salida. Pero, a diferencia de ellas, yo estaba intentando fijarme en absolutamente todo lo que pasaba sin perderme ningún detalle. Cada persona que entró al baño la recuerdo. No sé si es algo importante, pero lo sé. El que estaba haciendo el trabajo sucio era principalmente Asher puesto que él era el único que tenía acceso a toda la discoteca por ser empleado y no se lo vería como sospechoso si iba hacia el más recóndito rincón del lugar.

En un momento me cansé de estar parada sin hacer nada y de ver a Phoebe y a Sarah en la pista de baile, que parecían estar "disfrutando" de su noche. Así que, rápidamente, fui hacia ellas, dispuesta a cuestionarles su actitud en este momento. Al haber estado en la puerta de los baños como una seguridad sin siquiera moverme por tanto tiempo, mis pies habían olvidado que el suelo estaba completamente bañado en espuma. Después de hacer unos pocos pasos me resbalé y caí. Pude amortiguar un poco la caída con mis manos, pero éstas también resbalaron. No fue nada más que un golpe estúpido, pero me dolió un poco. Intenté incorporarme sola pero, antes que pueda hacer algún movimiento, un par de brazos me ayudaron a levantarme.

—Linda caída —sonrío un chico en frente mío—. ¿Estás bien?

—Sí, claro. Solo me despisté un segundo y me resbalé —le sonreí con amabilidad y él soltó mis manos.

—Eso lo he visto —se agachó para recoger algo del suelo y me lo tendió. Un aro.

—No son muy buenos al parecer —lo tomé agradeciéndole dispuesta a irme. Apenas hice un paso, su voz volvió a hablarme.

—Te acuerdas de mí, ¿no?

— ¿Por qué tendría que acordarme de ti?

—David, un gusto —me dijo para luego tender su mano frente a mí.

¿No fue suficiente con mi caída como para volver a presentarse? De todos modos, no creo que sea de buena educación no tomar su mano cuando sigue extendiéndola hacia mí y yo no hago nada al respecto. ¿Me estará gastando una broma? Con eso que supuestamente lo conozco.

—Un placer —la tomé pensando que eso sería lo último que iba a responderle, ya que mi objetivo era salir de esa incómoda situación.

Sin embargo, su mano jaló la mía y volví a quedar en la misma posición de hace unos segundos cuando me resbalé con la espuma del suelo. Antes de poder reprocharle algo, su boca impactó contra la mía. Sus labios comenzaron a moverse encima de los míos, pero éstos no le siguieron el ritmo. No quería besarlo. No me gusta en lo absoluto besarme con chicos que ni siquiera pude entablar una conversación de al menos veinte palabras antes.

Sus manos no querían que me vaya y su boca tampoco. ¿Acaso no se da cuenta que no me está gustando y que no le estoy respondiendo el beso de ninguna forma?

—No pierdes el tiempo, pelirroja, eh —escuché que hablaron justo al lado mío. Y cómo no podía ser otra persona, ni siquiera me sorprendí cuando lo oí. David dejó de besarme en el instante que Connor llegó y yo aproveché para salir de sus brazos y tomar distancia—. Está bien igual. Nunca hay que desaprovechar ninguna oportunidad.

—¿Y tú quién eres, payaso? —lo miró David fijamente, aunque a Connor no se le vio mover ni un pelo.

—¿Disculpa? ¿He oído payaso? —lo inspeccionó y se centró en su boca—. Porque el único payaso que veo aquí eres tú —rio y por dentro yo también lo hice. Mi labial estaba por toda su mandíbula, aunque no entiendo por qué. Ni siquiera he movido mi boca para dejarlo así—. Lamento arruinar esta espléndida conversación, pero tengo que ir a vigilar una cosa. ¿Tú no tendrías que estar haciéndolo también? —me miró y David lo fulminó con la mirada.

Cualquiera pensaría que Connor solo estaba diciendo eso para que me vaya con él, pero en realidad era verdad. Yo tendría que estar en el baño de mujeres atenta a todo lo que sucedía, y no aquí.

—Sí, tendría. Nos vemos al rato, David.

Me fui de allí lo más rápido que pude antes que él pudiese volver a hablarme. No me gusta rechazar a las personas o hacerlas sentir mal, así que si volvía a besarme no lo hubiese quitado. Creo que es porque me da miedo cómo pueda llegar a reaccionar la otra persona.

Me dirigí al baño e intenté limpiarme las zapatillas con papel higiénico. No fue el mejor plan, pero de algún modo tenía que conseguir no resbalar más. Todo estaba repleto de espuma y hasta el piso del baño parecía enjabonado.

Estuve como veinte minutos intentando limpiarme, pero no funcionó. Lo único que me quedaba era caminar lentamente hacia todos lados o no moverme en absoluto de mi lugar.

Habré estado más de media hora allí parada fijándome en todo lo que había alrededor, pero me aburrí. Sabía que no iba a resistir mucho. No entiendo cómo todos aceptamos hacer esto sin siquiera quejarnos. Sí, podría encontrar alguna salida o podría ser algo sospechoso que me llame la atención desde esta posición; pero ¿en serio era de suma importancia hacer todo esto como si fuésemos mini espías?