"Si amas, sufres, si no amas, enfermas"
—Freud.
[Melissa]
Dos días después.
Martes 06:00 AM.
Me levanto de la cama de mis padres, no puedo creer lo sola que me siento, no encuentro mi celular, me he quedado con el auto de Roman, me quedé en mi casa estos días, sólo durmiendo y llorando, sólo salí para ver a mi papá al hospital, descubrí que Clarissa le pagó a una persona para que cuide de mi papá, no entendí nunca por qué Roman odia hablar de su madre, ella no es mala, no lo creo.
Visité a mi mamá en el cementerio, le llevé muchas flores, tengo el corazón y la vida sumergidos en el dolor, no sé si podré con todo esto, sólo trato de existir aún, ya no puedo quedarme en éste lugar, allá con Roman estaré bien no quiero ya estar sola, sólo tomé éste tiempo para soltarme un poco.
Me doy una ducha, me vestí, tomé mis cosas, al salir de mi casa cerré la puerta, guardé todo en el auto, en el camino escuché el tono de mi celular, lo encontré, era Clarissa, no contesté ya casi estoy llegando, salgo del auto, tomo mis cosas y entro en la casa, cierro la puerta, Clarissa vino apresurada a ver quien es, se ve terriblemente angustiada.
—Hola.
Saludé con una sonrisa.
—Melissa ¿por qué desaparecieron? ¿Roman está contigo?.
Oh no.
—¿Roman no regresó?.
—¡No!— contestó alterada —. Melissa ¿qué pasó? Dime la verdad.
Asentí, comencé a caminar voy a la habitación donde me quedaré, Clarissa me sigue, al llegar acomodo mis cosas.
—Se veía triste y me pidió que me fuera me dio sus llaves, eso hice, pero no quise regresar aquí porque quería evitarme todo esto y pensé que si volvía otro día él ya estaría y no pasaría nada.
No le puedo contar toda la verdad, eso sería fallarle a Roman.
—Pero ¿qué te dijo? ¿por qué estaba triste?.
—Hailey.
—¿¡Qué se vieron!?.
—No sé muy bien que pasó, señora.
—Bien, bien, lo seguiré esperando un poco más, y.. querida dime Clarissa llevo años pidiendote lo mismo.
—Clarissa, okey.
—Bueno, te dejo para que organices aquí, si me necesitas estaré abajo.
Pobre mujer, parecía tener el celular pegado a la mano.
¿Roman dónde estás?.
Al terminar de ordenar me tumbe en la cama, Roman nunca le va a contestar, su celular está en el auto hecho pedazos, no le pude decir de eso porque generaría más preguntas y ya estaba muy nerviosa lo habría arruinado.
[Roman]
Viernes 18:05 PM.
Al regresar a casa encuentro a mi mamá, se ve furiosa, pero yo también estoy enojado con ella, no quiero verle la cara siquiera.
—Dame una muy buena razón para hacer lo que hiciste.
—¿Sólo una? Tengo varias, déjame tranquilo, no quiero volver a verte.
Mi mamá me tomó del brazo clavando sus uñas en mi piel, la miro con odio, ella se ve asustada pero no se aleja.
—Estamos hablando, Roman.
—No quiero hablar contigo, entiende eso.
—Pues que lástima, porque te guste o no tendrás que hacerlo.
Ella soltó mi brazo.
—Baja la voz.
—Melissa no está si eso te preocupa. Tengo algo muy importante que decirte, tienes que escucharme por favor, lamento ser dura contigo, te amo aunque no lo creas, eres mi único hijo y quiero lo mejor para todos nosotros, tu padre siempre lo dice la familia es lo más importante.
—¿Qué quieres mamá?.
—Ven, vamos afuera.
Salimos de la casa, caminamos un poco.
—Mamá dime.
—Casate con Melissa... sé que es tu amiga y eso, pero lo necesitamos por el bien de los negocios, hoy la ayudé con muchas cosas, bastó con una llamada con su nombre para que le depositaran miles de millones, piénsalo Roman ella sería un gran apoyo económico para nosotros o lo perderemos todo en algunos meses, no hemos podido estabilizarnos, nos han robado mucho.
—¿Todo?.
Asiente entre lágrimas.
—Todo y no podremos seguir ayudándote.
—Es imposible que lo logre, ella y Joaquín están juntos.
—¿No lo sabes?.
—¿Qué?.
—Eso terminó, discutieron mucho, acabó mal, tienes que aprovechar.
—Intentaré pero no lo hago por ti, si no por mi papá y por mi, no es justo lo que pasó... entonces así lo hiciste.
—¿Qué?.
—Reducción de gastos, despidieron a algunos y entre esos al padre de Hailey ¿verdad?.
—Que importa, olvidala, no quiero volver a escuchar ese nombre.
[Melissa]
20:12 PM.
Regreso a la casa, no sé por qué demonios todo me está yendo tan mal, sólo quiero que mejore pero en verdad lo dudo, me cruzo con Roman de repente, me alegré mucho al verlo, bueno había más que eso, enojo, intriga, de todo, nos abrazamos, al separarme levanto mis manos.
—¿Dónde carajo estabas?.
Pasó su brazo alrededor de mi cuello, me llevó a su habitación, cerró la puerta.
—No, yo quiero saber de ti, Lisa— se acerco a mi tomándome de la cintura —. Te ves muy bien ¿qué tienes?.
Oh rayos ¿qué le pasó?.
Bajé la mirada, no puedo, me siento extraña, sus manos lograron meterse por debajo de mi blusa acarician la piel de mi cintura al mismo tiempo que me hace dar pasos hacía atrás.
¿Él está jugando conmigo?.
—Roman.
—¿Qué?.
Me caí sobre la cama, Roman se sube encima mío apenas apoyando su cuerpo al mío, tengo la piel de gallina, abro mi boca con sorpresa, él se acerca más y más, ahora si puedo sentirlo casi por completo, me incomoda a límite.
—Roman.
Sonrió, se levantó quitándose de encima.
—Tranquila sólo jugaba, pero enserio cuéntame que a sido de ti estos días.
Se quitó la chaqueta, se acuesta a mi lado, me alejo un poco, Roman me jaló pegándome a él.
—Quédate cerca.
—Joaquín y yo terminamos.
—Uh ¿qué pasó?.
—Estaba enojado por nuestra amistad, porque me estoy quedando aquí y no allá con él, y porque le dije que si él duda de mi es su maldito problema... le dije mucho también.