Amnesia

Día #4

“¡Vamos! Es Jackson, tú lo conoces. – Exclamó Jennifer desesperada.

Un joven se encontraba frente a ella. Era alto, su cabello era corto y negro, pero su rostro, ¡No podía ver su rostro!

-¡Eso lo sé Jennifer! ¡Confío en Jackson! Pero ese otro hombre mira… ambos sabemos que esta colado hasta los huesos por ti.

-¡Oh vamos! Me gusta que me celes y eso pero, ¡Esto es totalmente ridículo!

-¡Jennifer! ¡Si no te vas no te abriré la puerta!- Gritó el joven de cabello oscuro.

Jennifer giro enojada y en sus manos agito un juego de llaves con una sonrisa en su rostro las metió en su bolso y camino hasta el elevador.

-¡Jennifer Love!”

Abrió sus ojos lentamente intento levantarse y se quejo. Cerró los ojos, su cuerpo dolía, dolía como un infierno… ¿Qué es lo que había sucedido? Observo la habitación y el espejo tenía una gran grieta en una de sus esquinas, gimiendo por el dolor de sus espalda; intentó ponerse de pie pero solo logro caer de rodillas.

Gritó con fuerza y cerró los ojos al sentir el horrible dolor de sus espalda. Lágrimas cayeron por sus mejillas, ¿Qué es lo que había pasado? ¿Por qué su cuerpo dolía tanto? Si había dormido en esos cómodos cojines.

-¿Qué es… esto…?- Los blancos cojines ahora estaban teñidos de rojo… puso su mano sobre uno y sintió la textura…

Era sangre… pero, ¿Cuándo? ¿Cómo?

La puerta se abrió y entro una chica completamente desconocida para ella.

-Oh Dios mío…- Murmuro al ver en el estado que se encontraba Jennifer. La chica era un poco mas alta que ella, su cabello era largo y rubio, su piel era muy pálida y lucía ropa oscura.

-¡Ese monstruo!- Gritó para sí misma, ella se mantuvo en silencio.

-¿Estas bien? Oh claro que no, que tonta soy… - Se acerco rápidamente a la pelirroja y le sujeto por el brazo.

-¡Ah!

-Lo siento amiga… - murmuró la rubia. – Rayos… Espera aquí.

Dicho esto salió de la habitación dejando la puerta abierta. Miro hacía afuera y observo una pared con un retrato en ella. Nada especial, un simple paisaje.

Suspiro, pero se arrepintió al sentir el dolor pasarse en su pecho. Esta vez de pie, camino lentamente hacia el espejo, dirigiéndose a la parte de la rotura no llegara y la observó.

Sintió como el aire se alejaba de sus pulmones al verse. Su labio estaba roto, había un moretón en uno de sus pómulos y su cuello estaba teñido de marcas rojizas.

Giro lentamente y vio con terror du espalda. Estaba manchada de sangre, algunas partes ya estaban secas y otras frescas, ¿Qué es lo que había pasado?

-¿Sorprendida? No da rabia que no puedas recordar nada. – Dijo una voz a sus espaldas. Jennifer se dirigió de vuelta para encarar a la rubia que llevaba una caja en sus manos.

-Yo…

-No puedo decirte nada…Lo siento mucho. – La rubia miraba al suelo. – Solo vengo a curarte…

Ambas caminaron hacía los cojines para sentarse.

-Tendrás que quitarte la camisa. – Al escuchar eso Jennifer se contrajo y se inclino hacia atrás.

-No…

-¿No? Pero necesito limpiarte.

-No puedo, no puedo quitármela…

-¿Por qué? ¿Sucedió algo?

-No, no sé. – Respondió Jennifer. – No se, ¡No se! ¡No se nada desde que llegue a este lugar! Yo… yo solo se que no me gusta quitarme la camisa, no recuerdo la razón, pero no me hagas que me la quite… por favor…- Suplicó.

-Lo siento, tengo que limpiarte… si es por algo, te prometo que mis ojos se mantendrán con los tuyos en el tiempo que estés sin ella, ¿Así esta bien?

-No, por favor…

-Confía en mi, sea lo que sea que este ahí debajo confía en mí… - murmuró la rubia.

“-No quiero hacerlo… -murmuro la pelirroja alejándose del joven.

-¿Jenny? ¿Pasa algo?

-Es… es que… no estoy lista aún… -Contestó aferrándose a su suéter. El joven de cabellos negros, la miro y con cuidado tomo sus pequeñas manos.

-Confía en mi, si es por la camisa y tu cuerpo… sea lo sea que este ahí abajo, no me importará, porque te amo. Y quiero demostrártelo esta noche Jennifer… por favor, confía en mí.”

-Hey amiga.

Jennifer sacudió su cabeza, como si eso pudiera alejar esa extraña escena de su cabeza.

-Esta bien. – Añadió mirándole. La rubia le sonrió, a diferencia de como Olsen lo hacía. Fue la primera vez que se sintió segura.



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En el texto hay: musica, drogas amor y celos

Editado: 14.06.2018

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