Amor A La Mexicana

CAPÍTULO 2| ¡Sí Señor!

Le sobo el pelo, con requeté arto cariño. La gente observa mientras le demuestro mi amor. Sonrio como foto, mientras él sí se ríe.

—Un aplauso para los recién casados —dice una de las personas que están ahí.

Él me lo ha traducido.

James se para y con eso se safa de mí e invita a que la demás gente también aplauda. Parece todo un animador de fiesta. Habla con fuerza por un rato, y por momentos me observa, mientras dice quien sabe que habladuría en su idioma. Su chisme barato mas seguro. Veo a mas de uno levantar la mano. Tengo ganas de saber lo que esta pasando, pero la ignorancia del idioma, solo me hace sonreír y hacer de cuenta que entiendo todo.

Solo logro entender un yu en yu. Señala a dos personas.

Lo jalo del brazo pa' que se siente y comienze a explicarme que se trae entre manos.

—¿Qué tas haciendo? —digo curiosa.

—Estoy negociando —se levanta de nuevo y vuelve hablar fuerte, y otra vez hay gente que levanta la mano. Escogió como a cuatro personas. Se sienta y sabe que tiene que darme explicaciones.

—¿Qué hiciste? —no necesito conocerlo de años, pa' saber que este algo se trae. Algo hizo.

—Ammm —me enseña los dientes y eso incrementa mis ganas por saber-.

Esas personas tienen dinero —susurra.

—A mi que me importa.

—A ti no, pero a mi sí.

—¿Qué hiciste? —repito.

—Algo que nos beneficiara a los dos.

¿Como puede hablar entre dientes? Y... ¿Con esa sonrisa?

Acababa de conocerlo pero ya tenía miles de ideas en la mente de como asesinarlo y arrojarlo al río. Realmente me desquiciaba.

¿Cómo se supone que deberíamos hacerle pa' sobrevivir seis meses juntos? Bueno, creo que, el que tenía que sobrevivir y hacerla de damicela en apuros, iba hacer él, por que yo sería el caballero armado con ansias asesinas hacia cierta damita que justo ahora seguía hablando.

—Me empiezas a contar tu show barato o armo la revolución en este momento.

Ya no era más, la chica con miedo, aquella que no levantaba la mirada en presencia de un hombre. Aquella que se tragaba los insultos y los golpes, ahora era una mujer capaz de darle guerra a un hombre.

¡Sí señor!

Me sorprendía la gallardía que ahora tenía. Nunca lo hubiera imaginado. Lo reté con la mirada y le sonreí con la boca cerrada de manera irónica.

—Esta bien, te contaré, pero jurame que no te vas a enojar.

Ocho palabras.

Un jurame.

Y un: NO TE VAYAS A ENOJAR.

¿Cómo diantres no me iba a enojar, si me había dicho que no lo hiciera? ¿Quién se cree que es pa decirme qué hacer y qué no? ¿En que mundo, en que galaxia se le ocurre decirle a una mujer enojada que no se enoje? Además, para que conste. Desde que dijo "eno" yo ya estaba enojada.

—Tranquila, si me sigues viendo con ojos de borrego a medio parir, digo, morir —ríe— me voy a ver forzado a pensar que te gusto.

Silencio.

Con eso me daba a entender que él no sabría diferenciar entre una muerte lenta y dolorosa a un madrazo imperceptible.

Además... ¿Como se le ocurre pensar que me....? !ashh! En fin. ¡Eso!

Ni siquiera podía salir de mi boca.

—Y yo me voy a ver forzada a... — ¿a que se supone que me debía a sentir forzada? ¡Vamos piensa! ¡Piensa! ¡Arggg! El no puede ganarte con ese sucio juego de palabras ¡Vamos! Tu eres más inteligente que él.

—A... ¿Qué? —dijo levantando ese par de cejas en forma divertida.

—Ya olvídalo —dije restándole importancia— ahora desembucha, soy toda oídos.

Se levantó y ánimo a todos a que aplaudieran. Enserio que estaba segura de que su segundo trabajo era payaso o animador de fiesta y el primero era: marido en alquiler idiota.

¿Qué se traía entre manos? Se acerco a mí y me tendió la mano. Estuve reacia a dársela, pero ver a la gente aplaudiendo y animándome a hacerlo, no me quedo de otra.

¿Algo que decir a mi favor?... : Sí, presión de grupo.

De otra forma, NO le hubiera dado la mano. Que quede claro.

Un sonido conocido me hizo voltear el rostro.

¡Mariachis! ¡ah jijo!

Ese ruido que fluía en mis venas y atravesaba mis poros me transportaba a mi tierra, tocaban una canción pa' echar baile. Mis vellitos se erizaron y mis pies empezaron a estar inquietos. ... Y estaba segura de que nuestro vecino de mesas estaba a su lado.

Con mucha mas razón tenia que saber que estaba pasando.

—Me prometiste —¿a que hora?— que no te ibas a enojar— Asi que... —suspiro o se armo de valor—. Le vendí a ese señor —señalo al vecino que ovbiamente traía a los mariachis— nuestroprimerbailecomocasados.

Habló tan rápido y me jaló a la pista improvisada para que echáramos el baile. Todo lo hizo a la velocidad flash, por que yo tenía un par de cositas chiquitas que decirle y él al saberlo lo impidió.

Colocó sus dos manos atrás y empezó a matar cucarachas u hormigas imaginarias, verlo me hizo reír, de seguro se creía un cantinflas o un clavillaso jajajaja. Cuando lo unico que veía yo era a una vara brincando. Se veía tan chistoso queriendo impresionar con su baile del brinco. Se dio cuenta de que me causaba gracia y no paró, la vara siguió descuartizando cucarachas.



#48158 en Novela romántica
#31790 en Otros
#4610 en Humor

En el texto hay: comedia romantica, romance, humor y romance

Editado: 26.08.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.