Martes 03 de noviembre 2016
¿Por qué se supone que estoy en el cumpleaños de mi ex? Preguntas existenciales que Aristóteles nunca se hizo porque no tenía exes que seguían siendo sus amigas; hombre sabio.
La música de la fiesta, que hacían en el club de Shawn, Ambrosía, sube bastante. Apenas son las cinco de la tarde y ya está lleno de gente, ¿Estos no tienen nada que hacer?
Tengo que admitir que Shawn sabe y por eso su establecimiento siempre estaba a tope. Anker y Shawn no vienen hoy debido a que 1: a Anker no le importaba Violet, 2: Shawn tenía una reunión de negocios. Bastian, sí se dignaría en acompañarme en este calvario..
Para mí los cumpleaños son como los funerales, buscas rápido al principal, das el pésame y luego te largas. Con la mirada busco a la señorita, Violet está bailando con un chico y eso no me sorprende, lo que sí me sorprende es que por unos segundos, cuando logra ver mi rostro y distinguirlo, sus ojos se vuelven los de la Violet de diecinueve años que soñaba con ser doctora y destilaba ternura e inocencia. Justo antes de que se volviera la mujer idéntica a sus padres y que esa niña dejara de existir.
—¡Adam! —dice con voz falsamente tierna mientras llega a mí, tras dejar atrás a ese chico.
La familia Well se conoce en el mundo de la farándula, todos son entre actores, cantantes, directores de cine, modelos, etc. Y Violet, sigue esa línea. No es un problema realmente, pero sí es molestoso que ella crea que el resto de su vida también es parte de su… imagen pública.
—Felicidades Violet —digo con una sonrisa—, que cumplas muchos años más.
—Qué bueno que viniste —me abraza.
Bastian me mira desde la barra y sé que está celoso. A Bastian le “gusta” mucho el género femenino y siipongo que ahora Violet le toca el turno.
—Te ves muy bien, en serio —la alejo, demasiado contacto—, los años te sientan demasiado bien. ¡Qué guapo estás, Addie!
Addie…
—Tú igual, Violet.
—¿Te gusta mi vestido?
—Sí, es... ¿Anker? ¿Cierto?
Asiente —Sí. ¡A que es una belleza! Le pedí que me confeccionara una especialmente para mi cumpleaños. No puedo usar un vestido cualquiera en mis 24. ¿No?
¿No?
Como sea, el corpiño destaca la corona de sus pechos y mal no le queda.
—Oye, creo que me voy... por ahí.
—Espera —se me engancha de la mano—, ¿y mi regalo?
Lo admito, eso me clava una espina en el corazón, porque me recuerda la manera en que se opuso cuando le dije que no heredaría la compañía de la familia y que no quería el dinero ni el puesto; le laceró mucho que no quisiera el estatus… Pero, ¿sí quiere regalos de mí aún con mi “Mísero y humillante puesto de profesor”?
—Sabes que estoy viviendo fuera de las alas de mi familia, así que con mi sueldo de profesor te compré una caja de condones. Te la dejé en la entrada... Junto a los cientos de regalos costosos. Fue todo un esfuerzo.
Amo el cinismo, Dios santo.
De hecho, compre lo primero que podía con 20 dólares que me encontré en el sofá; lo que sobró lo compré de mentas y están en el mismo regalo.
—¿C-condones?
Asentí.
—¿Eso… es todo…?
—Es lo que ofrezco, Vi.
—Podrías haberte esforzado —comienza a balbucear—, es que…
—¿Qué?
—Bastian me regaló un G-wagon…
—Bastian es uno de los CEO de la marca de modas más conocida a nivel nacional.¿Qué quieres que haga al respecto, Violet?
Le corto porque sé que no lo hace por Bastien, quién quiere con ella, sino que lo hace para intentar darme celos. Y es una movida muy estúpida, porque primero le estoy ayudando a él a poder acercarse y dos, yo no siendo ni siquiera amistad por ella ya.
—”Es pobre” decías de él cuando éramos niños y pensabas que yo heredaría la empresa de papá y mis tíos estaban en quiebra con su restaurante. Ahora que él es cabeza de una empresa y yo decidí ser profesor se invirtieron los roles, ¿Te das cuenta, Vi?
—Sí…
—Estás arriba no asegura nada.
Me despido con un asentimiento y una sonrisa y me voy. Me dirijo a la pequeña barra que hay en una esquina, la cual mi primo disfruta. Él me recibe con una sonrisa y sé que viene.
—¿Y?
—¿Y qué?
—¿Qué te dijo? —pido la cerveza más barata, aunque es barra libre; ya mi garganta se acostumbró— ¿Habló de mí? ¿Dijo algo de mi regalo? Le regalé un vestido de último diseño, aún no ha salido.
—Bastian. Para.
—Pero...
—Que pares, no seré tu hada madrina, si quieres con ella, ahombra y ve tras ella. No me metas en tus cosas —siento un pequeño escalofrío—. Ya no me hagas acercarme —asiente, en risas —Ahora, dime, como luego de años de conocer a Violet, de saber lo loca que está y el infierno que pasé con ella, ¿Cómo es que llegas al punto de decadencia humana como para querer algo con ella? Eso es lo menos Aristóteles que has hecho y eso cuenta con la vez que te metiste con la esposa de aquel cabecilla de la zona muerta, tonto.
Sus labios se curvan —No sé, hermano, ella y yo nunca llevamos una conversación en la ley, yo era el amigo de su novio y ella la novia de mi amigo, ni me importaba. Pero un día, ella llegó a la oficina para hablar con Anker y solicitar el vestido que usa ahora, me la encontré en el pasillo y hablamos. Es muy tierna cuando la vez vulnerable. Se linda hasta llorando.
—Así que solo tuviste una conversación, ¿Y ya te gusta? ¿Años de conocerla tirados por el inodoro debido a una conversación?
—Creo que no siento nada tan fuerte. Sí, quizás ella sea un poco superficial, no creo que sea para mí. Aunque linda sí es.
—Señor, dame paciencia —respiro hondo—, ¿No que te gustaba? Y, además, ¿Qué esperabas? ¿Qué te hable de la existencia de un ser superior o del sentido de la vida? Es Violet Well, hombre, ¿Le pedirás fuego al mar?
—Bueno...
—Bueno nada, la conoces, desde hace años, dale un bolso y te ama. Ella es así, ¿Qué quieres?
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Editado: 30.09.2023