Amor chiquito

Capítulo 1. Polvos mágicos

Con un gesto de felicidad me despedí del último niño y cerré la puerta tras de mí. Dejé salir un gran suspiro cuando miré el inminente desastre que había a mí alrededor: juguetes tirados por todas partes, papeles regados sobre las mesas, lápices de colores y crayolas partidas por la mitad, y un montículo de brillantina naranja sobre la alfombra. No podía quejarme, era mi pan de cada día como maestra de preescolar.

Los niños son lindos, pero suelen ser un verdadero desastre.

El día fue sido demasiado agotador para mi gusto, Acción de Gracias se encontraba relativamente cerca y los niños estaban construyendo pavos de papel maché y resistol, otros usaban su mano como guía para dibujar y algunos simplemente hacían rayones sin forma. Pero de alguna manera estaban echando a volar su imaginación.

—¿Pasó un huracán por aquí? —preguntó una voz conocida a mis espaldas— ¿O un superhéroe peleó contra un villano en tu salón de clases?

—Creo que terremoto sería la palabra correcta para definir este desastre —contesté sin siquiera mirar a la persona que habló.

Tomé una cesta verde que estaba sobre la mesa más cercana y miré la etiqueta que marcaba el nombre de alguno de los niños, esta era de Nick Davis —el más pequeño de todos mis estudiantes— así que comencé a buscar sus pertenencias entre el desorden. Ese era el trabajo más difícil, ir guardando uno por uno las cosas de los niños... sólo para que al día siguiente fueran dejadas sobre el suelo a su merced.

—Es por eso que no me gusta trabajar con niños grandes —alzó una cesta rosa con un enorme unicornio de foamy y miró la etiqueta con interés—. Pero como soy buena persona te ayudaré un poco, ahora dime, ¿cuáles son las pertenencias de Brittany Fields?

—Todo lo que tenga forma de unicornio.

Escuché el sonido de la cesta contra el suelo y me giré para ver que hacía la rubia de ojos verdes con temperamento de Hulk. Ella chasqueó la lengua en desagrado y negó con la cabeza mientras con su pie buscaba todo lo que tuviera forma de unicornio. Isabella Clark era mi compañera de trabajo y amiga más cercana, nos conocimos el primer día de universidad y de alguna manera hicimos "clic". Somos inseparables, tanto que trabajamos en la misma escuela y vivimos a dos cuadras de distancia.

Lo cual es extraño porque tenemos personalidades totalmente opuestas. Personalmente no podía entender como una persona como ella podía cuidar niños de entre dos y tres años, pero siempre contestaba que prefería trabajar con ellos antes que lidiar con los "pequeños monstruos".

Mi clase.

Pero ellos son mis niños adorados, así que me molesta que alguien les diga de esa manera. Izzy piensa que desarrollé un lazo muy fuerte hacia ellos que me hace ciega ante sus acciones.

—¿Qué harás esta noche? —preguntó, tomó un carrito de carreras y lo aventó sobre su espalda sin preocuparse por preguntar a quién pertenecía— Los chicos quieren ir por unos cuantos tragos y después al Bully a sacarle fuego a la pista de baile.

—¡Oh Dios! Estoy segura que eso de sacarle fuego a la pista de baile es algo que decía mi papá en su juventud.

—¡Ahhh! Pero si tu padre es el hombre más genial que conozco, sobre todo cuando hace la imitación de Elvis Presley —contestó mientras se reía entre dientes—. Entonces, ¿te apuntas? Puedes llevar al idiota.

—No lo creo, tengo una cena en casa de sus padres —dije, siendo sincera lo único que quería era llegar a casa, comer y acurrucarme en el sofá junto a mi novio mientras vemos alguna estúpida comedia romántica en el televisor—. Su hermana mayor está embarazada y planea anunciarlo durante la cena ¡cómo si no supiéramos que tiene más de cuatro meses!

—¡Hailey siempre ha sido una chica tonta! Si fuera tú ni me preocupaba —la miré asombrada por sus palabras y ella sólo se encogió de hombros—. No sé cómo la soportas, desde que comenzaste a salir con Charlie ha hecho tu vida imposible.

—Es un alivio que salgo con su hermano y no con ella —dije con sarcasmo.

Izzy me aventó un peluche de Dora la Exploradora que logré atrapar en el aire.

—¡Cómo sea! Esa chica nunca me cayó bien, así que cuando ese novio tuyo se arrodille ante ti hazme el favor de tomarle una foto a esa pobre mujer. Quiero ver su cara de horror ¡te va a odiar más de lo que ya lo hace!



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En el texto hay: fantasia, comedia

Editado: 01.04.2018

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