Capítulo 3: Calor familiar
3 de agosto,2020
Veo como Amara juega entretenida en la sala de estar con loa juguetes que la tía Elena tiene para ella cada vez que venimos a pasar un fin de semana. La casa está extrañamente silenciosa y no hay rastro de dos pequeños mellizos que viven haciendo su desastre pis donde mi pasan.
- ¿En dónde están Nathan y Nahomi? - pregunto.
-En casa de Maya, Mateo pasará por ellos antes de la hora de almuerzo. - se sienta a mi lado. - Es relajante tener un poco de silencio, sabrás de lo que hablo cuando Amara entre a la adolescencia. - me guiña un ojo con una sonrisa burlona.
- ¡Oh, Dios! Ni lo menciones, aún me quedan muchos años para eso, no me quieras roñar mi paz. - hago un pequeño berrinche. - Mírala, es mi pequeña bebé. - digo con una sonrisa en el rostro.
Sigue mi mirada y puede ver la añoranza en sus ojos.
-Haces un buen trabajo, cariño. - acaricia mi mejilla. - Ellos estarían muy orgullosos.
-Lo se tía E, mi mayor prioridad es que nunca le falte nada. - susurro mientras mis ojos se cristalizan. - Bueno, todo menos sus padres. - suelto una risa seca mientras limpio una lagrima que rueda por mi mejilla.
-No te tortures con eso Nea, mejor dime cómo va todo en la universidad.
Agradezco el cambio de tema.
-Faltan pocas semanas para presentar mi tesis. - le doy una sonrisa genuina. - Pronto estaré graduándome y recibiendo mi título, aunque ya sabes, me hubiera gustado hacerlo con mi generación hace un año. - hago una mueca.
-Sabes que necesitabas dejar la universidad por un año para acomodar tu vida a las necesidades de Amara, fue un gran cambio linda. - me atrae a sus brazos. - Lo que importa es que pronto serás una gran abogada.
-Y el bufete pasará a mis manos. - recuerdo. - ¿Qué pasa si no lo hago bien? Personas van a depender de mí, hay socios nuevos que aún no conozco.
-Escucha Athenea Stone porque solo lo voy a decir una vez. - toma mi rostro entre sus manos. - Trabajaste mucho por ese título, amas esa profesión y siempre admiraste a tu padre por ello, el comenzó a instruirte, tú y yo sabemos perfectamente que en mejores manos no va a estar.
«Ahora Mateo está al frente del bufete, pero sabemos que no va a ser así siempre. Ese lugar te corresponde a ti y tal vez en un futuro a la pequeña Amara. Estas muy cerca de lograrlo, cariño. No te rindas.
-Gracias tía E.- sonrió entre lágrimas. - A veces puedo llegar a ser un poco tonta.
- ¿Un poco? - pregunta divertida.
-Si, un poco.
Ruedo los ojos.
-Ire a terminar el almuerzo cariño. - se pone de pie y se pierde en el pasillo.
- ¡Boo! - siento unas pequeñas manos en mis piernas y a una Amara con una sonrisa traviesa.
-Con que, asustando a Nea, ¿Eh? - la tomó en brazos.
-Amo muto. - me abraza y esconde su cabeza en mi cuello como es costumbre.
No voy a mentir, sus palabras me vuelven un charco de agua.
-Yo también te amo mucho bebé. - dejo un beso en su frente.
Tía E tiene razón, me he esforzado mucho para ahora echarme para atrás cuando estoy por llegar a mi meta. Siempre admire el trabajo de mi padre, como defendía a los inocentes y hacia justicia para los tipos malos. Amo mi carrera, siempre ame pasar tiempo en el despacho de papá y aunque me asuste la idea, también amo saber que todo lo que el construyó con tanto esfuerzo ahora es mi legado.
[...]
Los ruidos en la planta de abajo me informan que los pequeños terremotos en forma de mellizos han llegado junto con el tío Mateo.
Amara, como cosa rara, se volvió a dormir luego de jugar un rato con mi celular. La dejo en la cuna que junto a la cama y me aseguro de que no se despierte. No se que pueden soñar los bebés, pero las pequeñas muecas que hace con su boca entre sueños me tienen toca babosa sobre ella.
Si, definitivamente mis padres sabían hacer lindos bebés.
Me pongo mis pantuflas y salgo de la habitación. Cuando voy a la mitad de las escaleras siento dos cuerpos casi encima del mío y si no fuera porque me agarre a tiempo de la baranda los tres estaríamos en el suelo con poses nada naturales para nuestros huesos.
- ¡Neaaa! - gritan Nathan y Nahomi al unísono.
-Hola chicos. - revuelvo el cabello de ambos y luego dejo un beso en la mejilla de cada uno.
Terminamos de bajar las escaleras y nos dirigimos a la cocina encontrando a mis tíos en un plan no apto para menores de edad.
- ¡Jesús! Van a traumar mis ojos virginales. ¡Hay niños en casa! - los tomó por sorpresa sobresaltándolos.
- ¡Iuhg, papá! - exclama Nahomi tapando sus ojos.
- ¡Si, iuhg! - apoya Nathan.
-Hola Nea, que bueno tenerte por aquí. - me abraza el tío Mateo.
-Si, ya me hacia falta el calor de la familia. - sonrio.
- ¿Caroline vino? - pregunta Nathan de manera tímida.
-Supéralo Nate, eres un niño. A Line le gustan los chicos grandes. - se burla su melliza.
-Está vez no vino, Nate. Tenía trabajo que hacer y su hermano ha vuelto a casa. - contesto antes de que se arme otra riña entre los dos. - Para la próxima le digo que venga, esta vez somos solo Amara y yo.
- ¿Ian está de vuelta? - pregunta tía Elena sorprendida.
-Si, bueno eso me dijo. - hago una mueca. - Hace rato cuando llame a Caroline el me contestó, hablamos un poco. - me encojo de hombros restándole importancia.