El camino al igual que está mañana es en silencio, se que Min ya sabe mi dirección así que no digo nada pero de pronto me da curiosidad saber si sabe cuál es el camino exactamente.
— Habla ya— dice con el rostro serio y mirando al frente. Otra de las cosas que me intrigan es el que sepa cuándo tengo una duda pero no me atrevo a decirla, es como si pudiera leer mi mente... No quiero pensar que soy tan evidente.
»— No te preocupes, no me voy a perder. Se exactamente dónde vives— suelta y yo cierro mi boca pues las palabras ya han sido robadas por él. Asiento levemente.
Volteo la cara y apoyo mi cabeza en la ventanilla cerrada mirando mi reflejo en un tono más grisaseo, pequeñas gotas de lluvia caen chocando con el parabrisas y vaya que esto no pudo ponerse mejor. Las leve lluvia se convierte en una torrencial y la densa neblina apenas deja vislumbrar las luces y calles. Min se detiene en una esquina y con frustración golpea el volante.
— Que oportuno— dice con notable sarcasmo y aunque no esté del todo contenta por el inestable clima de la cuidad solo queda reírme de la molestia del señor dramas.
»— ¿Que es tan gracioso? — me mira con desconcierto y un deje tono de voz.
— Es solo el clima, no puede molestarte por eso— digo sin preocupación— ni tu, ni yo podemos hacer algo para controlarlo.
— ¿Entonces sugieres que nos quedemos aquí varados toda la noche?— propone con ironía.
— Podemos esperar a baje un poco la lluvia y listo— hermosa y maravillosa solución acabo de dar y menudo gesto de fastidio me regala Min — la vida es más sencilla si no te complicas en este tipo de situaciones.
— Supongo que tienes razón— apoya ambas manos sobre su cara y se deja caer hacia atrás en el espaldar del asiento para luego cruzarse de brazos y cerrar sus ojos. Un dato anotado y que la paciencia no es su fuerte.
La lluvia continúa su curso haciendo que los vidrios se empañen y recuerdo eso que siempre solía hacer en las ventanas, cuando hiba de vuelta a casa y de la nada comenzaba a llover. Sopló aire caliente de mi boca y la mancha borrosa se expande sobre mi lienzo para comenzar a dibujar un corazón no tan perfecto pero que a mí parecer es lo mejor que se dibujar.
— Pareces una niña— dirijo mi mirada a Min que al parecer me ha observado todo este tiempo.
— Y tú un amargado— borró mi obra maestra con la palma de mi mano.
— Al menos lo amargado se me quita riendo.
— y a mi creciendo.
¡Idiota!
Eso mejor me lo guardo para mí misma.
— Dibuja otro corazón— dice pero más que un pedido parece una orden.
— Ya no quiero— levantó las cejas y más que dibujar un corazón dibujo una sonrisa con malicia y victoria.
— Si no lo haces te bajare aquí mismo— abvierte y parece bastante serio.
— No serías capaz— digo totalmente convencida.
Y está es otra de las cosas que me asustan aparte de las alturas, la mirada de Min que parece querer asesinarme, es que tiene alguna necesidad de mirar así cuando no consigue lo que quiere, debería de ser lo opuesto.
Doy un suspiro cansado y vuelvo mi rostro a la ventanilla para hacer otro dichoso corazón a pedido del señor dramas aquí a mi lado, estoy empezando a darme cuenta de que aparte de todos los apodos que le he puesto y llamado — solo en mi cabeza claro está— este es el que más le queda.
— ¿Contento?— fingo ser servicial y como si estuviera en una exposición de arte le expongo mi azaña.
— Eso está muy simple— lo mira con desagrado.
— Entonces le ofresco una disculpa por no ser una experta en dibujar sobre vidrios empañados— digo pero más que molestarse se ríe y en el fondo a mí también me parece un poco cómica está tonta pelea.
Y entonces este show que no parece tener fin remata cuando él se levanta un poco de su asiento y se acerca a mi ¡¿Que rayos hace?!, Alguien salveme. Su rostro está cerca al mío y entonces el mundo a mi alrededor parece que se detiene, las cosas pasan en cama lenta así como la lluvia comienza a detenerse. relame sus labios y siento como mi respiración se acelera, ¿Va a besarme?, ¿Así de repente?, ¿Su segundo trabajo es dar besos a sus empleados?.
Cierro los ojos y apretó los bordes de mi falda con fuerza, con incertidumbre y el corazón latiendo a mil kilómetros por hora espero lo siguiente que pueda pasar.
— ¿Estás bien?— habla estando aún a mi lado. Con sus dedos hace un trazo en diagonal a mi corazón recién dibujado y me permito espabilarme y darme cuatro cachetadas mentales porque ahora se que su intensión no era besarme sino dibujar sobre el vidrio.
Observo el corazón que ahora está atravesado por una flecha.
Porfavor necesito mi disfraz de payaso ahora mismo aunque creo que no necesito el maquillaje pues siento mis mejillas arder como nunca y no es de imaginarme lo rojas que deben de estar.
— Asi está mejor— señala el corazón y un poco atontada asiento varias veces.
»— ¿Te pasa algo?— un punto a mi favor es que no se ha dado cuenta de mi estupidez pues parece tranquilo cuando yo por dentro estoy vuelta un caos.
— No— respondo con duda y entonces abre sus ojos en gran manera acercando sus manos a mi rostro tocando mis mejillas y frente.
— Parece que tienes fiebre— Suena preocupado pero lo que no sabe es que cuanto más me toque más colorada me pongo.
— Ya... La lluvia, ya no hay lluvia— ruedo el rostro y alejo sus manos.
— Gracias al cielo— sonríe en gran manera y pone el auto en marcha, una vez más rectifico lo deslumbrante que es la sonrisa de Min, es como la sonrisa de un hermoso y tierno bebé, sus dientes alineados correctamente y entre más grande la sonrisa sus encías se ven más, y sus labios, sus labios son de la proporción exacta, ni delgados y tampoco gruesos ... Necesito llegar a casa cuanto antes, pasar tanto tiempo con el ya me está pegando su locura. Aceptar que Min es bastante atractivo es una cosa... Desearlo ya es otra.
Parece que el buen humor ha vuelto a cobrar vida en el, pues comienza a tararear una canción de la cual desconozco la letra y no tengo muchas intensiones de averiguar pues solo veo sus labios moverse al compas de la canción sin llegar a ser escandaloso. De todas las personalidades que este chico bipolar pueda tener está es mi favorita.