—¿Dónde se habrá metido?—se paseaba por los pasillos buscando a su supuesto insoportable jefe. Lo cierto es que por muy insoportable que fuese lo extrañaba, necesitaba alguien con quién discutir por cualquier tontería.
Barría el lugar con la vista sin encontrar al cabeza de chorlito «como ahora le había apodado» por ningún lado.
A lo lejos estaba el director Yeon Hyun hablando con Kim y no había que ser muy listos para saber de qué. Solo los ignoró y siguió con su objetivo que era encontrar a Min, pero parecía que él no quería ser encontrado. De pronto el dúo dinámico se aproximaba y mientras Kim le hablaba con un gesto en rostro de desesperación Hyun mantenía su vista fija en ella. Esa mirada escrutadora ya la había visto en otro lado.
Se percató de sus pies congelados al suelo y tomo tanto aire como pudo tratando de actuar normal hasta que los tuvo a un par de metros de distancia y entonces solo se vio cayendo a picada contra el piso.
Cayó sobre su trasero y solo si estuviera bien dotada de este habría amortiguado el golpe pero no fue así. Todo el mundo contempló la escena y Malena... ella solo quería que se la tragara la tierra. Maldijo en voz baja tratando de levantarse para enfrentar a quien por accidente chocó contra su anatomía.
— Lo siento. De verdad no te ví, fui un tonto— vio al chico de cabello rubio hacer una exagerada reverencia sin mirarle el rostro. Malena sobaba su retaguardia adolorida.
Esa voz... Esa voz la conocía de algún lado.
El chico levanto su rostro y su expresión de culpabilidad cambio por completo a una sorprendida.
—¿Ji- jiminie?— entonces como si su trasero ya no doliera saltó a sus brazos tomándolo por sorpresa.
—¡Princesa!, ¿Dónde estuviste todo este tiempo?— correspondió al abrazo aún con algo de duda. Cómo si no pudiera creer que a quien tuviera en frente fuera su mejor amiga.
—¿Yo? Querrás decir dónde estuviste tú —le tomó el rostro con ambas manos separándose del abrazo —no contestaste ninguna de mis llamadas — se acordó de todas esas veces que le llamo a su móvil pero no atendía —Idiota—lo golpeó levemente en el brazo.
—Tienes razón los siento mucho— como si el golpe solo fuera sido el roce del aleteo de una mariposa le dedicó una sonrisa. —¿Que haces aquí?.
—Eso te pregunto yo a ti. Este es mi lugar de trabajo — bajo lentamente las manos de sus mejillas al ver cómo todos a su alrededor seguían mirando. No con la misma intensidad de hace unos segundos cuando cayó de bruces al suelo pero aún así los observaban.
—Pues sorpresa. Es mi primer día de trabajo— le enseño su escarapela con esa particular foto de la que se reían a carcajadas en el sofá de su apartamento y su nombre debajo de esta - mensajero oficial de CorExports.
—Oh vaya. Yo creí que tú trabajo era derribar secretarias despistadas— dijo. Cada palabra era una clara felicitación por su nuevo empleo y aunque era más fácil decirlo al aire ellos tenían su código, uno muy extraño pero lo tenían.
—¿Te dolió? —ahí delante de todos intento darle media vuelta y observar su había golpeado de gravedad su trasero pero solo recibió un manotazo por parte de ella.
—¿Que te pasa?— sonrió con sorpresa y un deje de nerviosismo -todos nos están viendo.
—Ah lo siento.
Miro a un lado a Kim de brazos cruzados que reprimía una sonrisa. Parecía más animado al ver el pequeño show de su caída. Yeon Hyun... Por un momento pareció que se había reído también, pero no fue así. Solo se mantenía con el ceño fruncido y ese peculiar gesto serio que causa escalofríos.
—Querido diario hoy conocí un poco más acerca de la vergüenza— susurró y a su lado, jimin la veía sin entender y al mismo tiempo comprendiendo todo.
—¿Dónde estabas?.
Escuchó una voz a sus espaldas, tan inconfundible como el olor de su perfume. En definitiva cabeza de chorlito.
«Eso mismo me preguntaba yo idiota». Se mordió la lengua para evitar decir aquello. Jimin era su amigo pero no podía simplemente dejarle ver la distorsionada relación un tanto descortés que mantenía con Min y que para nada era la correcta entre un jefe y su empleado.
Dio media vuelta para verlo de frente y observar su rostro neutro como siempre, aunque está vez su mirada no estaba en ella, pasaba por encima de su hombro e iba directo al chico de cabello rubio que ahora se encontraba a sus espaldas.
— Resolviendo algunos asuntos pendientes para la reunión del medio día — está vez fijo su atención en ella y al parecer la mención de dicha reunión comenzaba a incómodarle. Miro a su alrededor topándose a Kim y el director de planeación hablando amenamente.
—Entiendo.
—Un gusto Señor Min. Mi nombre es para jimin, soy nuevo — jimin paso a estar a su lado acaparando la atención de YoonGi que al escuchar como le llaman señor su gesto se retuerce. Parecía nervioso y cuando reverenció podría jurar que le temblaron las rodillas. ¿Jimin nervioso? Escena digna de admirar que quedaría para siempre en los recuerdos de Malena.
—Oh qué bien— dijo colocando una de esas sonrisas fingidas que Malena muy bien conocía «Que falso eres Min YoonGi» pensó y puso los ojos en blanco. —Sigue esforzándote y tal vez algún día consigas un ascenso- dicho esto último ni siquiera le había dado tiempo de despedir a Jimin cuando ya la había tomado del antebrazo para llevársela.
Aunque no lo hacía con fuerza era un gesto que tomaba por costumbre y eso comenzaba a molestarle.
—Yo puedo sola— se soltó con un movimiento para nada brusco y bastante discreto a juzgar por todas las personas que tenían los ojos sobre ellos. Se trataba del CEO de la compañía y era inevitable que miradas bastante escrutadoras se posaran sobre él y por consecuente en ella también.
—¿Dónde rayos te habías metido? —abrió su boca para contestar pero este solo puso una mano frente a ella para que no hablara antes de terminar — y no me mientas.
—Pero digo la verdad— estaba dispuesta a defender su mentira porque si YoonGi se enteraba que solo se había escapado para evitar el tedioso trabajo y tener que soportar su cara de culo probablemente pondría en duda si profesionalismo o quién sabe, la despediría para conseguir a alguien mucho más responsable.