C U A T R O ≠

La parte del plan marchaba bien. La mujer le entregaba una cinta morada que debía atar en su muñeca en signo de ayuda a todas aquellas chicas que corrían peligro, y luego, yo fingiria ser una de esas chicas para acercarme a él.

Estaba ahí, en su solitario y silencioso apartamento, fingiendo dolor hasta mas no poder. En algún tiempo soñé con ser una actriz, pero luego caí en cuenta que hay sueños que no se llegan a cumplir porque no están escritos en el libro de tu vida.

Él no ha dicho nada desde que me trajo a su apartamento, solo me brindó un vaso con agua que acepté.

—¿Dices que te perseguían unos hombres?—asiento bebiendo un poco de agua del vaso.

—Iba rumbo a la estación para tomar un bus e irme a casa, pero entonces ellos aparecieron y...y...—interrumpo lo que digo con un sollozo, no sé que mas inventar—Tengo mucho miedo, ¿Y si vuelven? ¿Y si no podré escapar esta vez?

Mi vista se dirige a la cocina, donde veo un cuchillo reposando sobre el mesón. Quiero tomarlo y matarlo ahora mismo.

—¿Cuál es tu nombre?

—Asriel—contesto—¿Y el tuyo?—lo sé, pero no queda nada mal escucharlo de su boca.

—Darian.

No sabe la plaga que se echó encima al decirme su nombre. Lo peor para él es que esta plaga no descansará hasta consumirlo.