Capítulo 7: La revelación de Ivy Carson. Parte I
Connor Jones.
Lo intento nuevamente.
Nada.
Una y otra vez más, para obtener el mismo resultado. Nada. No atiende a mi llamada telefónica.
Resignado de hacerlo, le envío un mensaje de texto, preguntándole si podemos hablar siquiera. Solo pasan minutos, que los siento muy eternos solo para caer en cuenta que no quiere saber nada de mí.
Intento lo de la llamada de nuevo, y me siento muy idiota.
Me siento tan idiota por insistir tanto, tan estúpido. Debe de estar sofocada por la tanta insistencia que he hecho.
He estado insistiendo durante todos estos días desde lo que ocurrió en la pasarela sin descanso alguno, con la esperanza latente de que me responda en cualquier momento, pero muero ignorado por todo lo que le hecho.
He querido ser honesto con todo, y sobre todo con Gemma.
Me di cuenta que siempre minimizaba mis emociones por alguien más, con respecto a lo que esa persona quería y yo también anhelaba, lo que yo deseaba, solo por complacer a alguien que creía amar, y simplemente estará en el creía.
Me había mentalizado de que podía amar a alguien, por el simple hecho de que esa persona me ama a mí, pero era más como una obligación que debía de cumplir, porque se lo debía.
Tuve ese autoengaño hacia mí mismo y me convencí de que podía amar a Dakota, y fue mi mayor error, porque amar a alguien no implica de que se deba convencer, simplemente se trata de algo que se siente, que se deja fluir, sin ataduras, y estuve engañado por mí mismo todo el tiempo.
Nunca me di cuenta que eso estaba mal, y lo hice cuando estuve en ese altar.
Me hizo recapacitar muchas cosas, y una de ellas fue en darme cuenta que eso era algo que yo no quería más en mi vida.
Simplemente dejé de quererla, porque no me sentí listo para ello, para estar en un compromiso de ese nivel, de que Dakota era la indicada con la que quería estar por el resto de mi vida.
Solo me engañé.
No hay engaño peor que el de uno mismo creyendo cosas de las que no son, obligándose a sentir cosas que ni siente. Ese es el peor engaño que puede existir.
Después de ello viene la aceptación, aceptar que siempre estuviste equivocado en hacerte creer cosas solo porque otros las sentían por ti.
Cuando me casé con Dakota todo cambió para mí, de manera violenta, ya nada se sentía igual, y tal vez esa sensación siempre estuvo ahí disfrazada de una forma que yo no me di cuenta, que tal vez no quise aceptarlas porque a nadie le gusta la puta realidad de las cosas.
Porque es cruel, pesimista, duele, te molesta, irrita, es realista en todos sus sentidos.
Preferimos vivir en una fantasía alterna llena de mentiras, a que una realidad muy cruel.
La fantasía es la mejor, porque la creamos a nuestro antojo, y nuestras vidas también, pero la fantasía nos hace escapar de aquello que no queremos enfrentarnos y aceptar.
Y es a lo que yo ya no quiero escapar.
Quiero enfrentar mis hechos, no evitarlos, porque ya nada gano haciéndolo cuando todo se está yendo a la mierda.
Los guerreros siempre los preparan para las luchas, y tal vez, ya yo me estoy preparando para mí, que ya se aproxima.
Y estaré listo cuando eso suceda.
Solo quiero hacer las cosas correctamente por primera vez en mi vida.
(…)
El resto del día lo paso teniendo juntas de la empresa conjunto a Joe, ya que él será el próximo jefe en mi ausencia y debe de estar al tanto de los contratos que he estado aceptando para el emprendimiento de la empresa, más las colaboraciones con revistas que desean modelar nuestras prendas, también colaboraciones con empresas importantes y nuevas, cualquier tipo que tenga que ver con la industria.
Al culminar mis juntas, Grace camina a mi lado platicándome de una entrevista que concederé para dar las noticias de mi dicho retiro.
Nadie tiene conocimiento de ello que no sea de mi empresa solamente y, por ende, debo de dar a la luz la noticia porque es algo que se dará a malinterpretarse, y para evitar malos entendidos a futuro, es mejor conceder esa entrevista para dejar las cosas en claro.
—¿Se le confirma, entonces? —me pregunta revisando unas cosas en la tablet que tiene en sus manos.
—Sí, diles que lo haré —le respondo—. Confirma mi presencia en esa entrevista.
—¿Estás seguro de ello? —inquiere—. ¿No quieres cancelarla? Estás a tiempo de hacerlo… recuerda que no solo te preguntarán de la empresa, también te preguntarán de tu vida…
—No importa —le interrumpo—. Estoy dispuesto a responder lo que sea.
Entramos a mi oficina y me siento en mi silla con las manos encima de mi escritorio juntas.
Grace por su parte, se sienta al frente mío y deja la tablet para observarme atentamente.
—Creí que era algo que querías evitar —dice mordiendo su labio inferior confundida—. Ya sabes… por todo lo que ha pasado últimamente.
Asiento.
—Sí, pero estoy harto de esta mierda —señalo—, Estoy harto de esto, de fingir… de pretender que todo está bien, que yo estoy bien.
Ella no dice nada, por lo que continúo hablando.
—Todo lo que he aparentado por estos años ha sido eso, una apariencia, y en cualquier momento se iba a derrumbar, lo cual, le tomó segundos hacerlo —digo—. Las mascaras caen, y está bien, porque es la versión de lo que realmente somos, de lo que tú muestras al mundo.
»Podré aparentar ser el empresario perfecto, tener todos los lujos que quisiera, pero todo eso es material, que me hace sentir vacio y miserable por dentro. Es como tenerlo todo y a la vez nada.
»He tenido esta mascara y apariencia que creí que era inquebrantable, y todo tiene su límite, se rompe. Ese fue el mío, fingir ser alguien que no era para mantener mi perfecto perfil, pero ya no más.