Amor después del matrimonio 2: Volver a ti

Capítulo 10

Capítulo 7: La revelación de Ivy Carson. Parte II

Connor Jones.

—Sé que puedes hacerlo —asegura—, pero no lo intentas, no haces la prueba… ¿Por qué no lo intentas?

—Es que no puedo… —justifico de la peor forma posible.

—¿No quieres o no puedes? —pregunta aturdida—. Recuerda que son cosas muy diferentes, Connor.

—Realmente no sé…

Se acomoda bien en su silla y me observa de manera calmada.

—Puedes con esto y con muchas cosas más —habla—. No te encierres en la idea u oportunidad de conocer a alguien, ¿bien? Explora otros universos, pero no te encierres, por favor, por más que quieras no lo hagas, por tu bien.

»Sé que puede ser difícil esta situación con Gemma, pero la vida da muchas vueltas, y sé que también puedes estar en una situación contradictoria, de querer insistir o simplemente irte…

»El que estés en esa situación no significa que tienes que estar estancado, da a entender que son obstáculos que podrás superarlos con éxito, solo debes tomarte tú tiempo en conocer a alguien más, si no funciona, está bien, siempre vendrás cosas mejores y con nuevos comienzos, porque lo mejor siempre se hace esperar.

Ella sonríe, y me observa con mucha motivación.  

—¡Vamos, inténtalo!

Su apoyo en que intente algo nuevo es impresionante, a pesar de que pienso unos minutos solamente, cuando requiere en que debo de pensarlo mucho, le sonrío en estar de acuerdo con ella.

—Está bien —asiento accediendo—. Lo intentaré. Me daré la oportunidad de conocer un nuevo universo.

Grace sonríe hasta no más poder y se levanta de su asiento para ir a abrazarme.

—Quiero que seas feliz —dice en medio del afectuoso abrazo.

Yo la estrecho hacia mí, haciendo el abrazo más fuerte y seguro. Dejándole saber que en ese abrazo esta toda mi seguridad, que ya no haré lo que hacía, por más que quiera seguir.

—Intento serlo, Grace.

(…)

Cuando llega la hora de culminar la jornada de trabajo por ser día viernes se termina temprano. Decido ir a comprar unas cosas para mi hogar.

Es necesario ir acomodando mi casa, porque solo había comprado lo necesario, y ahora como tengo tiempo para seguir decorándola y hacerla más mía, le doy los toques que le faltan.

Compro muchos objetos, cuadros, plantas falsas, y algunos jarrones para darle más vida a mi hogar, al hacer mi compra me dicen que mi entrega será el día de mañana, ya que es imposible que me pueda llevar todo eso en mi auto.

Al salir de la tienda me doy cuenta que el cielo está nublado en New York, supongo que lloverá, así que apresuro mis pasos para llegar a mi auto y subirme en él.

Mi teléfono comienza a sonar, avisando que me acaba de llegar un mensaje de texto.

Lo abro y este indica que es de Ivy.

De: Ivy Carson.
Hora: 14:23 pm.

«Connor, acabo de llegar de mi viaje y necesito hablar contigo urgente. Te invito a una cena a las 18:00 pm. No acepto un NO como respuesta. Te veo allí».

A continuación me pasa una dirección que reconozco rápido, que indica que es uno de mis restaurantes que he visitado muchas veces por ser mi favorito.

Solo le confirmo que estaré allí.

Aunque si me extraña que me haya invitado a cenar juntos, lo ignoro. Supongo que solo quiere hablar de algo irrelevante.

Al llegar a mi hogar, le informo a mis empleados que pueden retirarse porque cenaré fuera de casa y no se ven obligados a estar aquí mientras yo no estaré.

Acatan mi orden sin objeciones y se van para sus hogares.

Como un poco de mi almuerzo y decido ir a descansar un poco antes de que sea la hora que me indicó Ivy para nuestra cena.

(…)

—Detente —dice ella sin poder observarme a los ojos.

Intento acercarme, pero retrocede abrazándose así misma.

—No… —musita en un hilo—. Para, no te acerques más.

Lo hago nuevamente extendiendo mi mano, pero es más rápida y retrocede negando.

—No, Connor. No quiero que me toques —habla abatida—. Solo quiero que te vayas.

Confundido y con mucha determinación me quedo en mi lugar sin moverme.

—Gemma, pero déjame hablarte, de explicarme siquiera, por favor —insisto—. He intentado hablar contigo y esta es mi oportunidad de hacerlo.

Por fin se digna en observarme, sus ojos son los que me dejan estático en mi lugar, llevándose todo de mí.

Sus ojos presentan emociones negativas, tristeza, decepción, confusión, rabia, y muchas emociones más que se me hacen indescriptibles por presentar muchas emociones a la vez.

Al tenerlos llenos de lágrimas, el color de sus ojos se convierte oscuro, apaciguando el verde que hace conjugación con ellos.

—¿Qué tratarás de explicar, Connor? —pregunta indignada—. ¿De qué estás casado? ¿De que no es lo que yo creo? ¿De qué lo ocultaste? ¡Maldición, Connor!

Su respiración se vuelve toda agitada. Su pecho baja y sube de manera rápida por todo lo que ha preguntado sin tomar ninguna pausa en cualquier momento.

—Quiero hacerlo porque te lo debo, Gemma —le respondo inquieto, tratando de hacerla entrar en razón y pueda escuchar lo que tengo que decir—. Déjame hacerlo.

Me sostiene la mirada en cualquier momento, se siente tan segura de sí misma a pesar que se está desmoronando por dentro. Puedo verlo en sus ojos, sentirlo. Todas sus emociones están siendo predecibles a través de ellos.

Por alguna razón me siento afortunado de conocerla al grado de saber que emoción siente en el momento.

—No me debes nada, Connor —asegura tajante—. Tú y yo nunca tuvimos nada. A la que le debes severas explicaciones es a Dakota, a mí no.

Suspiro desesperado.

—No puedes negar lo que tuvimos —le hablo dolido por sus palabras—. A ella no le debo nada, nos estamos divorciando.




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