Capítulo 10: Divorcio finalizado. Parte IV
Connor Jones.
Al principio se me hizo muy extraño relatar los hechos en voz alta, de cómo llevo callando esas cosas que no había podido decirle a los demás sin saber expresarme con exactitud, se me complicaba hacerlo… hasta hoy.
Procuro en todo momento usar las palabras adecuadas para expresarme con toda la situación. A diferencia de Dakota y yo es que no tuve la necesidad de hablar mal de ella, la excluí por esa parte.
Cuando hacia mis pausas noto muchas veces como Dakota se pone tensa con todo lo que digo, ella sabe muy bien que no hablaré mal de ella, no me rebajaré a su nivel. Pero me fijé que en un momento temió que lo hiciera, hasta vi un atisbo de dolor.
Si me tomo las pausas es porque se me forma un nudo en la garganta haciendo que se me dificulte hablar un poco para relatar todo lo acontecido.
Al terminar, el juez me agradece por mi sinceridad y me pide que vuelva a mi asiento con Marcos. Él me da una palmada en la espalda en forma de que hice lo correcto.
El juez nos informa que va a entrar en discusión con el veredicto para llegar a una conclusión concreta.
Yo me puse muy nervioso por todo lo que puede ocurrir a continuación. No dejo de acomodar mi corbata nervioso por la decisión que lleguen a dictaminar. No sé muy bien en que decisión pueden llegar ya que, no solo se contó mi versión, también se contó la de Dakota y pone en duda la verdad. Pienso que mi libertad puede pender de un hilo en estos momentos.
Por otra parte, me fijo si Dakota se encuentra igual que yo, pero la noto tan apacible en su lugar sin inmutarse que la estoy observando. No demuestra ninguna emoción y no sé cómo tomarme ese gesto, si de forma buena o mala.
—Tendrás el divorcio, no te preocupes —es lo que dice en voz baja Marcos.
Yo solo me limito a asentir, limitándome en decir algo al respecto.
Después de varios minutos infernales, noto que el juez toma una postura correcta y se aclara la garganta para llamar la atención de todos los presentes en la estancia.
—Después de largas horas de escuchar las dos versiones de los dos presentes —nos señala a ambos—. Hemos tenido una discusión deliberadamente del caso, y hemos tomado cartas en el asunto.
Él se aclara la garganta con su postura firme y tiene un papel en la mano. Habla sobre unos puntos del matrimonio, sin redundar mucho en el tema, solo siendo directo con lo que quiere llegar.
—Vista a las circunstancias, el veredicto y yo llegamos a la conclusión de que el señor Connor Jones se le cede el divorcio de la señorita Dakota Milles, despojando todo lazo que los has unido teniendo bienes divididos por parte de ambos como lo dictamina la ley. Caso cerrado.
Finaliza golpeando el mazo en la mesa y se retira agradeciendo el trabajo de sus colegas.
Cuando estuvimos de pie instintivamente abrazo a Marcos y le agradezco muchas veces por el gran trabajo que ha hecho. Él no deja de estar contento por mí.
Noto como Dakota está perdida en si misma con la mirada ensombrecida y cabizbaja, como si estuviera tratando de procesar todo lo que dijo el juez. Esta muy impresionada y ensimismada en sí misma que no se da cuenta que la estoy observando.
Me encamino a los chicos y los abrazo con mucho entusiasmo por todo lo que pasó hace minutos. Yo estoy todavía sin creerlo, igual contuve las ganas de llorar de felicidad.
¡Por fin tengo mi libertad!
La última en abrazar es a Ivy, quien lo hace con mucha fuerza y efusiva. Ella desprende la felicidad que siente por mí mediante el abrazo. Sé que ella deseaba esto tanto como yo, y ahora es realidad. ¡Soy libre por fin!
Nos separamos y decidimos ir con los demás para celebrarlo, pero me detengo al ver que Dakota se dispone a salir. Le digo a los demás que se adelante y que los alcanzo más adelante.
—Dakota, espera.
Ella al tener la cabeza cabizbaja la sube enseguida confundida al darse cuenta que soy yo quien la ha llamado. Igual ya estamos quedando solos en la estancia.
—Yo quería decirte que espero que seas feliz con la persona que llegues a encontrar en tu vida —le soy sincero.
Se sigue sintiendo confundida y busca un atisbo en que vacilo en mis palabras, al no encontrarlo sonríe a duras penas y asiente.
—Gracias, Connor… —agradece en un murmullo—. Ivy y tú, eh —yo asiento sin saber que decir exactamente—. Espero que ambos sean felices también.
Habla con una voz triste y trata de ocultarla con una sonrisa que le sale más como una mueca en su intento. Primera vez que veo a Dakota tan frágil, y no sé cómo reaccionar al respecto. Está mostrando una faceta que jamás me demostró en los años que estuvimos juntos, si realmente llegó en su momento en caer en ese punto jamás me lo demostró, siempre me demostró a una persona segura y fuerte de sí misma.
No estoy seguro si tengo que hacer lo que haré, pero lo hago sin protestar con mi cabeza durante mucho tiempo.
Abrazo a Dakota.
Eso la toma de sorpresa, creí que me empujaría, me abofetearía, pero termina correspondiendo, para mi sorpresa. Nunca creí que la abrazaría por última vez, y está sé que es una de ellas.
Se aleja poco a poco y toma una postura correcta para mirarme y sonreírme nuevamente.
—Gracias por todo, Connor —dice—. Perdón por lo que ocasioné. Perdón por las veces donde fui una perra. Perdón por todo.
—Ya está olvidado —le resto importancia con una mano.
Asiente no tan convencida, aunque decide no entrar en discusión sobre el tema. Me dedica una última sonrisa y se dispone a irse, pero se detiene en seco y voltea a verme.
—Aprendí muchas cosas gracias a ti…
—¿Cómo cuáles? —pregunto curioso por su respuesta.
—Lo forzado es una mierda y… —se detiene pensativa.