Capítulo XLV

-Este…. ¡Wao eres muy rápida! – responde Fernando observando el cuello de la mujer, escuchando el latido de su corazón y deseando probar la sangre.

- ¿Entonces te vienes conmigo o vas a seguir ahí parado observándome? – pregunta la joven insistente, quien se va alejando y metiéndose entre los árboles donde se raspa el hombro derecho con una rama y su sangre se derrama. Fernando huele la sangre de lejos y alza la mirada olfateando. Sus ojos se hicieron rojos y sus colmillos le crecieron, con una cara de ansiedad corre a gran velocidad hasta la chica, la toma de los brazos e intenta morder su cuello. Claire rápidamente extiende su mano y con gran fuerza arroja a Fernando hasta un gran árbol dejándolo medio inconsciente.  Saca una estaca que tenía guardada en su espalda y se la entierra en el corazón a Fernando.  Éste sólo inhala mucho aire y comienza a disecarse.

-Uno menos, espero y no hayan más. Aunque este era guapo- dice Claire mientras se alejaba. De repente escucha que algo se mueve entre las sombras del bosque a gran velocidad. Se pone muy atenta –Otro vampiro- dice despacio. –¡No, soy el mismo que intentaste matar!- dice Fernando mientras sale de la oscuridad intentando atacar a Claire. Ella logra nuevamente contra atacar y con un chasquido de los dedos le quiebra el cuello al poderoso vampiro. Estando tirado muerto, Claire se acerca y dice –Incendia- prendiendo en fuego a Fernando.

Ángela que regresaba de ver su auto, no encontraba a Fer. En lo lejos se ve una luz resplandeciente y humo que salía del bosque. Ángela corre hasta adentro para darse cuenta qué ocurría. Apresuradamente llega al lugar y grita –Noooo- al ver la escena donde lo incendiaban a Fernando. Agarrándose el cabello desesperada mira para los lados y se da cuenta de Claire que tenía extendida su mano para que el fuego en su víctima no cese. Ángela se enfurece y con su magia logra apagar el fuego. Claire se da cuenta de Ángela y le grita. –Oyeee, no te metas- arrojando a Ángela contra los arbustos. La joven tirada se levanta y se enoja más, la tierra empieza a temblar un poco, Claire se asusta y observa a su alrededor. Ángela dice –Phamatos credum sanguina remotis corpus- lo repetía una y otra vez. Claire empieza a asfixiarse y sangre le salía por la nariz.