En el silencio de la noche, te pienso sin cesar, eres el susurro del alma que no deja de hablar. Tu nombre es un eco que en mi mente florece, y en cada latido, tu amor me enriquece.
Tus manos, suaves como la brisa del mar, dibujan en mi piel historias sin final. Cada mirada tuya es un viaje sin retorno, un sendero de amor donde siempre me adorno.
Eres el sueño que nunca quiero despertar, el deseo profundo que no puedo callar. En tus brazos encuentro mi razón de ser, y en tu amor, mi destino volveré a tejer.
Juntos, en la eternidad de cada segundo, te entrego mi corazón, mi más preciado mundo.
Eres la luz que en mi vida resplandece, y en cada suspiro, mi amor por ti crece.