Amor en el alma

006.

"Es hermoso estar dormido con el corazón despierto"

Alex campos.

Me robaste el corazón



 

Nostalgia en gotas.

21 de noviembre del 2018.

Siento las escasas y esparcidas gotas de agua fresca distribuirse con mucho cuidado por mi delgada y pálida espalda, caer al suelo y a su vez, recorrer con premura todo mi cuerpo y relajarlo por completo con cada desliz, tal y como si fuera arte de magia, cada gota de agua que rozaba mi piel era como una gota de nostalgia que me embriagaba con recuerdos de mi niñez y me llevaba de vuelta a los mejores momentos de mi vida; donde no me preocupaba por nada y le pedía a Dios por aquellos niños de África que no tenían que comer.

Los regaños de mi madre con relación a mi mala alimentación salían a relucir en estos momentos, llenaban mi inocente mente de niña con un sentimiento de culpa y generaba una especie de ansiedad.

Me sentí una mala persona.

No iba a tener regalo de navidad, me castigarían por ser mala. Claro, de ser cierto. Pero eso me preocupaba.

Desde muy pequeña tuve pésimos hábitos alimenticios, todos muy desordenados y para nada saludables. Eran los más inapropiados para ayudar a mi cuerpo a desarrollarse con adecuación, por eso mi contextura excesivamente delgada y mi peso tan escaso.

Por años, mi cuerpo me hacía sentir diferente a los demás, perdía tiempo comparando mi figura con el resto de las demás niñas.

Y me hacía sentir mal, me hacía sentir insuficiente.

No me sentía como una chica normal, pensaba que tal vez Dios se había equivocado conmigo. Pero no fue así, no se equivocó jamás.

Me hizo una chica.

Comencé a crecer y a tomar en cuenta de que todos tenemos inseguridades con nuestro cuerpo, siempre nos torturan y nos hacen dejar de querernos, dejar de sentirnos atractivos.

Costó, pero llegué a un momento de mi vida donde ningún comentario negativo que hicieran sobre mi físico me afectó en lo absoluto. Me sentí completa, única, real, humana y transparente.

Me convencí a mí misma de que esas mujeres perfectas que te venden en Instagram no existen.

Me convencí a mí misma de que ninguna persona vale más que otra, y que nadie tiene derecho a juzgarte.

Ahora no me siento insegura con mi físico, la clave de ser bonita es sentirse bonita.

Y entonces, me enamoré de mí.

Comencé a amar con locura cada átomo de mi cuerpo, establecí miles de notas mentales que titilaran con luz tenue y perspicaz en mi cabeza para convencerme de que no hay nada malo en mí, que mi delgadez no está mal, que mi cuerpo no nació defectuoso y que mi desorden alimenticio no merece ser juzgado, aunque tal vez necesite un psicólogo para poder llegar a entenderme a mí misma en algún momento de mi vida, creo que lo que siempre necesité fue aceptación, autoestima y amor propio.

Me enamoré de mi a tal punto de que ver la proyección de mi cuerpo que se reflejaba en el cristal de mi habitación, me gustaba, y no de manera narcisista y egoísta.

Me amé con humildad y con optimismo, comencé a creer en mí y tener seguridad en mi misma, y poco a poco, las cosas fueron cambiando.

El camino se iba enderezando y las cosas comenzaron a salirme mejor, comencé a sentirme mejor y me embriagué de amor propio hasta que no quedara un milímetro de mi cuerpo sin saber que lo amo y que estoy contenta con ello.

Tal vez si es cierto eso de que los baños nos despojan de las penas de los malos dormires y de andar con sueño todo el día, por supuesto.

Solo con imaginar la sensación fresca y pura del agua esparcida en mi piel, me genera una sensación nostálgica y relajante.

Recuerdo vagamente cada momento feliz de mi vida, las tardes de telenovelas con mamá, aquellas noches en los que solo pensaba que al día siguiente, Marlin, mi prima y también mejor amiga desde mi infancia, me invitaría a jugar todo el día, y yo aceptaría de la manera más pura, sincera e inocente posible, pensando que esos días serán eternos, pero aunque aún permanezcan vívidos en lo más profundo de mi memoria, no es así, el tiempo no se detiene para nadie, y los recuerdos no se pueden sacar del baúl, pero afortunadamente podemos tenerlos ahí, guardados de cualquier lluvia, atesorados más que cualquier fortuna.

Ni todo el dinero del mundo podría igualar recuerdos.

¿Cuántos no darían todo lo que tienen por pasar otra tarde con su abuela? Quienes la tienen y la ven todos los días bajo sus techos de cartón, son más afortunados que quienes viven en mansiones y ya no pueden verla.

¿No han oído el refrán que dice que los recuerdos no se pueden abrazar? ¿Qué haces esperando que las personas que amas se conviertan en recuerdos para ir a abrazarlas?

¿Para qué llevarle flores a tu madre después de muerta? Si cuando estaba viva ni siquiera te molestabas en hacer una llamada o visitarla al menos una vez por semana ¿Qué esperas? ¿El momento en el que ya no puedas?

¿Qué esperas para ir a abrazar a tu padre y agradecerle por su apoyo?

¿Qué esperas para ir a visitar a tu madre? Ve y llévale flores, no esperes a llevársela el día en el que ya no pueda depositarlas en un jarrón con agua y azúcar para conservarlas.

¿Y tú? ¿Qué haces juzgando a tu hijo drogadicto? ¿Por qué en vez de golpearlo y maltratarlo no haces lo mejor por ayudarlo a salir de ese caos adictivo?

¿Por qué no les preguntas a tus hijos por qué están encerrados en su habitación llorando solos? Cuando lo encuentres colgado de una soga ya no dirás que solo quería "llamar la atención".

Espero no sea tarde cuando veas a tus hijos adolescentes deprimirse y llorar y ya no pienses que exageraba.

¿Qué esperas? ¿Que tus padres mueran para pelear con tus hermanos por el dinero y la casa?

¿Cuentas los días para quedarte con sus bienes? Esperemos que rectifiques antes de que puedas leer el testamento de alguno de ellos.




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