Amor En La Cocina

¿CELOS?

RICARDO

“QUE LE PUEDE VER” pensaba mientras no podía apartar mi mirada de su dirección, supongo que estaba tan concentrado que no me di cuenta en que momento ellos estaban ahí parados observándome.

-. Lo siento

-. Tranquilo querido – mi tía acaricio mi cabello – el amor nos vuelve locos – revolví los ojos e hice una mueca de desagrado

-. Y dale que no estoy enamorado

-. En serio Richie – Alejandra intervino - ¿seguro?

-. A ti no tengo que darte explicaciones – volteo para mirarla – y deja de asustarla como si fueras una matona

-. ¿yooo? Por favor – se señaló de pies a cabeza

-. Te conozco y cuantas veces debo repetirte que no quiero nada contigo, no me interesas en lo absoluto – la miró seriamente

-. Pero esa gorda sí ¿verdad? – Su mirada se llenó de desprecio - ¿Qué le puedes ver?

-. Déjame en paz – tome aire para calmarme – no te metas en mi vida no eres nadie. Entiéndelo

-. Jovencita – mi tía intervino – es mejor que guardes lo poco de dignidad que te queda y te retires, mi sobrino – me tomo por los hombros – ha sido lo bastante claro.

Alejandra se quedó con la palabra en la boca, alzó la mano para decir algo; pero la firme mirada de mi tía se lo impidió así que solo se fue.

-. Gracias – suspire – ahora queda bastante claro que se lo dije directamente y ella no quería entenderlo

-. Vaya – su padre intervino – esa niña en realidad te quería para ella

-. Basta - hice un puchero – solo espero que esta vez ella si se aleje de mí, ambos sonrieron mientras asentían

Volví a dirigir mi mirada hacia Sandra, estaba en la pista de baile con ese chico, bailaban muy pegados, él tenía sus manos en su cintura y las de ella rodeaban su cuello mientras se movían al ritmo de un reggaetón.

-. Cuando aceptaras que te gusta – susurro mi tía en mi oído

-. Más te vale aceptarlo pronto o la perderás – mi padre susurraba en mi otro oído

-. Voy a relajarme – me solté y me gire – no se vayan sin mí, me llaman – señale mi celular y corrí hacia el campo de futbol, me recosté mientras reflexionaba lo que de verdad sentía por esa chica era un completo enigma, muy guapa y me atraía demasiado; acaso estaba sintiendo celos.

Cerré mis ojos y la imagen de ella abrazada con ese chico se repetía una y otra vez haciendo que cierre mis puños hasta que mis nudillos perdieron el color. En realidad estaba comenzando a creer lo que dijo mi tía.

SANDRA 

Daniel era muy divertido, había reído como nunca, cada que podía metía uno que otro halago a mi persona cosa que no podía descifrar si era de verdad o solo por cumplimiento (cumplo y miento).

Cuando sonaba un reggaetón el me jalo a bailar, yo no quería pero en sus ojos se veía la súplica así que simplemente me deje llevar el coloco sus manos alrededor de mi cintura lo cual me sorprendió, quise alejarme… pero solo me deje llevar por la música e incluso mis brazos rodearon su cuello, me sentía cómoda.

Seguí bailando cada vez más pegados, mis caderas se movían suave y lento, Daniel era muy bueno en el baile; cuando la canción terminó sin querer pose mis manos sobre su abdomen para separarnos un poco y pude sentir sus abdominales bien marcados por debajo de su polo.

Fuimos a sentarnos y justo los chefs nos llamaban para regresar, el paseo había concluido y destacaron que había sido mejor de lo esperado. Dieron un pequeño discurso de agradecimiento, todos aplaudimos y era tiempo de subir a los buses.

-. Si ¿quieres yo puedo llevarte a casa? – Sugirió Daniel – tengo mi moto aquí – señalo hacia el estacionamiento

-.Mmm… - como decirle que le tengo miedo a las motos lineales – no te preocupes iré con mis amigos, mejor lleva a Ana – trate de sonreír

-. Está bien – levanto las manos en señal de rendición - sé que aún no te sientes segura conmigo. Ya me conocerás y podre llevarte en mi moto – me guiño el ojo

-. Eso es - me aleje un poco, por algún motivo me sentí intimidada – gracias por entenderlo, nos vemos – estiré mi mano para despedirnos con un apretón de manos

-. Espero vernos pronto – tomo mi mano y me jaló para darme un beso en la mejilla, lo cual me dejo sorprendida.

-. Te vas a quedar – Ricardo apareció detrás mío y me tomaba del brazo – vamos – de un solo tirón me metió en el bus y solo con mi mano pude despedirme.

-. ¿Qué te pasa? – Trate de soltarme – ya déjame me estas lastimando

-. Lo siento – me soltó de inmediato y yo me frotaba la marca roja que me había dejado. Llegamos y me bajé prácticamente de un salto, fui a despedirme de mis amigos y me dispuse a caminar a casa, escuchando música para hacer mi camino más ameno.

Después de algunos minutos escuché una moto detenerse justo a mi costado, creí que sería Daniel quien venía para ver si me podía llevar. Al voltear mi sorpresa fue mayor solo vi a un motorizado con casaca de cuero negro y un casco negro que le cubría por completo el rostro y no me permitía saber quién era hasta…

-. Te puedo llevar – me pare en seco al escuchar su voz

-. No gracias, así estoy bien – el paro a mi lado

-. Vamos – se sacó el casco

-. No, gracias – cruce mis brazos – no subiré a eso – señale la moto

-. Ok – comenzó a reír – tienes miedo, tú te lo pierdes – se colocó el casco y se fue dejándome con la palabra en la boca. Y lo peor es que se dio cuenta de uno de mis miedos y la persona que menos quería.

Llegue a casa, me duche y me encerré en mi habitación no tenía ni el ánimo, ni la paciencia para aguantar a mi madre. Decidí limpiar y ordenar un poco para ver si mi mente se despejaba un poco; pero solo podía pensar en Daniel y lo divertido que era; sin embargo la rara manera en Ricardo se comportó también se metió en mis recuerdos.



#42007 en Novela romántica

En el texto hay: amor, cocina, peleas con la ex

Editado: 11.08.2019

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