Amor En La Cocina

EVENTOS

Comenzando el siguiente ciclo se dispuso que aquellos estudiantes que participarán en cualquier evento tendrían una paga, que sería hablada por ambas partes y se tomaría en cuenta la duración, cantidad de platillos y tipo de evento.

Sandra se sintió aliviada ese ingreso le caería muy bien y su tiempo libre seria recompensado; le incomoda un poco su “amistad” con Ricardo muchas veces se distraía de sus obligaciones por estar mirándolo. No quería echar nada a perder y que eligieran a otra persona.

“Concéntrate” se repetía mentalmente

Ricardo por su lado estaba muy feliz y le había solicitado a su papá que solo ella estuviera en los eventos; él había accedido con la condición que no bajara sus calificaciones y que evitara las distracciones durante los eventos ya que los insumos era importantes (obvio no tanto como él).

La escuela justo a inicios había firmado un contrato con una marca de electrodomésticos, así que usando uno en específico iban a tiendas, supermercados u otros para promocionar a la escuela y el producto preparando una receta con dicho producto.

Sandra se esforzaba por mantenerse al corriente de las clases y algunos exámenes, debía darlos en la dirección antes o después de acuerdo a lo que ella eligiera y seguir con los eventos.

Cuando llegaba a casa lo único que hacía era ducharse y tirarse en su cama (llegaba realmente agotada) y el sueño la atrapaba casi de inmediato.

Hoy les tocaba un evento en una discoteca, justo después del programa de televisión donde presentaban diferentes cocteles. Ambos debían cuidar de lucir pulcros y tener su mejor sonrisa.

Llegaron al programa para preparar un pisco sour era lo más fácil y no le llevaría demasiado tiempo, el presentador había llamado para solicitar que se prepararan cuatro cocteles para darle también a los invitados.

Sandra debía preparar solo uno y Ricardo detrás de cámaras prepararía los restantes. Una pequeña banda de jóvenes eran los invitados, ella no pudo presentarse ya que ella entraba en ese instante y después ellos.

Como siempre ella domino muy bien su interlocución ante las cámaras; sonrió al final de su presentación y apagaron las cámaras; el presentador estaba a punto de tomar el trago cuando alguien:

-. Si no le importa – Daniel con una casaca de cuero negra, un polo blanco con el nombre de la banda y unos pantalones jean negro era quien hacia esa solicitud – yo quisiera tomar ese trago especialmente

-. Claro, no hay problema

-. Hola – se acercó a tomar el trago de la mesa – me encantara probar algo hecho por ti

-. Gracias – sus mejillas se estaban sonrojando un poco – buena suerte en tu entrevista

-. Gracias – guiño un ojo y se fue hacia sus compañeros.

Ricardo había servido los otros tragos y al ver que su “rival” estaba al lado de ella, un calor que no supo explicar se instaló en su pecho.

Sandra estaba guardando todo para ir de vuelta a la escuela y tomar el cooler con los insumos para el evento en la discoteca, él la ayudo; pero prefirió no decirle nada que causara un distanciamiento.

Sandra lo noto y mantuvo el silencio, no estaba segura de si algo lo había incomodado. Llegaron a la escuela y tomaron lo necesario para salir a la discoteca.

Llegaron a la puerta trasera de la discoteca donde el guardia de seguridad les indico la sala de conferencias, para que dejaran todo listo. Debían arreglar la mesa con los bocaditos y estar parados hasta el término del evento, recoger e irse.

Cada uno debía estar en una esquina detrás de la mesa lo que evito que ella pudiera preguntarle ¿Qué le pasaba?, lo miraba de reojo y trataba de descifrar que pasaba por su cabeza.

El evento termino rondando las tres de la mañana, ella estaba sorprendida mañana solo debía esperar el regaño de su madre y soportar toda su cara de mala por todo un día.

Recogieron todo y volvieron a la escuela, la duda la estaba carcomiendo por dentro necesitaba saber ¿Qué es lo que tanto le molestaba?

-. ¿Qué te pasa? – lo tomo del brazo para que la mirara

-. Nada – respiró hondo – debemos terminar es tarde

-. ¡Bien! – lo soltó – nunca puedo entenderte

-. No te enojes – su mirada se entristeció – por favor… es solo que… no quiero hablar de esto ahora

-. Como quieras – siguió ordenando todo – es por Daniel

-. No lo menciones – su rostro se tenso

-. Vaya ¿así pretendes que seamos amigos? – lo encaró

-. No lo conoces – trataba de buscar las palabras correctas – solo intento protegerte

-. ¿Protegerme?... no lo necesito se defenderme muy bien y…

-. Me importas más que como una amiga – le gritó – y él no me da buena espina.

Sandra no respondió aún estaba procesando sus últimas palabras, él acababa de reconocer que ella le gustaba y se lo había dicho directamente, dejándola sin palabras.

Ordenaron todo y aunque él se ofreció a llevarla, ella dijo que llamaría un taxi necesitaba pensar a solas; él espero junto a ella hasta que llegó su transporte se despidieron con un beso en la comisura de los labios.

Sandra llego a casa y su madre debía estar dormida, era lo mejor tenía un caos en su mente; pero no negaría que estaba feliz él se había fijado en ella.

Ricardo llegó a casa, su corazón latía muy rápido no había pensado hacerle esa confesión, el calor del momento hizo que hablara sin pensar.

“Tal vez ahora si logré alejarla de mí” pensaba sentado en su cama con las manos en la cabeza.

Solo le quedaba esperar para ver el lunes cual sería la reacción de ella. Su ansiedad estuvo a tope en ese fin de semana.



#42020 en Novela romántica

En el texto hay: amor, cocina, peleas con la ex

Editado: 11.08.2019

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