Salí sin mirar a nadie y aunque mis tíos trataron de detenerme me solté de su agarre y salí corriendo, ella solo me estaba esperando a mí para que descansará y yo como una egoísta en un inicio me negué y luego la deje ir y ahora que ¿qué hago?
Llegue a la puerta de la clínica sin saber que hacer me dolía el pecho y se me dificultaba mucho respirar, a lo lejos vi a Ricardo corrí a sus brazos y no controlé mi llanto.
Le pedí que me sacará de ahí, no quería estar cerca me dolía demasiado el corazón.
Me llevó a su casa y después de tanto llorar me quede dormida. Al despertar ellos le habían dicho a mi madre que me quedaría ahí y tal vez fue lo mejor no me atrevía a llegar y soportar el verla dentro de un ataúd.
Me asee y de ahí fui a la playa con Ricardo como escolta, mi llanto no cesaba estaba muy dolida y quería adentrarme en el mar y ahogarme para estar junto a ella. Me deje caer en la arena sabía que él no me dejaría.
Mientras yo solo deseaba morirme, no me di cuenta cuanto lo lastimaba, no entendía hasta que decidió contarme. Lo que le paso fue terrible el apenas era un bebé.
Ahora me sentía peor el trataba de consolarme y yo lo lastimaba con mis palabras, al final él me había soportado en este momento que cualquier otra persona me hubiese mandado a rodar.
Él me besó y en ese beso sentí su tristeza y su comprensión, ese beso estaba cargado de sentimientos, de pronto se volvió más apasionada y el termino encima de mí sobre la arena.
Después besó mi cuello y reprimí un gemido, me estaba excitando de la nada se alejó y me miró fijamente
-. ¿Quieres ser mi novia? – Estaba sorprendida - por favor, sé que sientes lo mismo o al menos algo – no se equivocaba, su cercanía provocaba que mi corazón latiera sin control
-. Yo… - volvió a besar mi cuello – está bien; pero ya no hagas eso
-. Gracias – me besó en los labios y sentí que en el me transmitía muchas promesas y sentimientos – seré el mejor novio
-. Serás mi primer novio – me miró extrañado
-. Hablas en serio – solo asentí, no quería dar explicaciones. Me abrazó y me hizo rodar para quedar encima de él.
-. Te quiero – tomo mi nuca y acercó mis labios a los suyos. Dormimos juntos, porque si dormía sola probablemente lloraría toda la noche.
En la mañana ya más tranquila, él me dijo que me acompañaría toda esta semana si fuera necesario, acepte no tenía animo de discutir. Fuimos a mi casa primero, lo invite a pasar sabía que mi madre estaría en casa del abuelo donde la velarían y quedaba solo a unas cuantas cuadras.
Me bañe y me vestí con un polo manga larga negro, un pantalón negro y zapatillas del mismo color llevaba mi cabello suelto y me llegaba hasta mis caderas, él me esperaba en la sala con un polo blanco, casaca negra, pantalón negro y zapatillas del mismo color.
Le indique que dejara su moto en mi casa iríamos caminando, ´el acepto y casi al llegar podía divisar las sillas, el lazo negro sobre la puerta y muchos de mis primos y familiares que habían llegado desde Lajas para acompañarnos.
En cuanto llegué todos nos abrazábamos y las lágrimas salían junto a muchos sollozos, no tenía cabeza para presentarlo; pero él me entendió y no se separó de mi lado.
Camine hacia el ataúd donde estaba mi primo Joel (era mi hermano), me coloque a su lado y cuando se percató de mi presencia, me abrazó
-. Se nos fue Sandy, nos dejó – nunca lo había visto tan mal; pero ambos la queríamos demasiado
-. Lo sé; pero ella ya está un lugar mejor – acariciaba su espalda
-. Lo sé, pequeña y tú sabes que siempre contarás conmigo – me miró a los ojos
-. Lo sé – mantuvimos el abrazo un poco más y de ahí fui al ataúd se veía como si estuviera dormida, quería gritarle que se levantara, que la necesitaba; pero me controlaba sentí una mano en mi hombro y vi que era Ricardo, me hizo señas y vi a mi madre que me llamaba.
Limpié mis lágrimas y caminé hacia ella, me abrazó (eso es raro, y no lo sentí sincero) le di una sonrisa algo forzada.
-. ¿Ya comiste? – preguntó, repare en ella y no había llorado según me dijo una vez ella no podía llorar por más que quisiera
-. Sí – mi barbilla temblaba, tenía ganas de llorar otra vez - no te preocupes – abrace a Ricardo
-. Y.. ¿tú eres? – miraba a Ricardo
-. Ricardo - le extendió la mano – mucho gusto
-. Gracias por acompañarla – le dio una sonrisita – ya está en familia
-. No se preocupe – dijo pegándome más a él – la acompañare hasta que sea necesario para ella.
-. Como quieras – se alejo
Ricardo me miró tratando de descifrar que clase de relación tenía con mi madre; ella se comportó de una manera tan fría que no era raro para mí y él estaba realmente extraño.
Me quede con él en unas sillas cerca del ataúd, mis familiares iban y venían algunos ya se retiraban a descansar; Joel al observar que él no me había dejado para nada se acercó y me hizo en interrogatorio de hermano celoso mayor.
Le explique que era mi novio y pidió hablar con él a solas. Quise oponerme; pero él acepto y salieron un momento luego regresaron sonriendo y prácticamente abrazados.
Mi rostro debía de ser un poema ya que Joel se acercó a mi oído y dijo
-. Pobre, sí que lo has hecho sufrir – me abrazo – es un buen chico – me guiño un ojo y se retiró.
Ricardo me abrazó y me deje caer en su pecho si mi primo lo había aceptado, era lo único que necesitaba el resto de mi familia se puede meter su opinión por donde más les guste.
Cerca de las tres de la mañana me di cuenta que él se estaba quedando dormido, me dio mucha pena que se desvelara por mi culpa así que le pedí que fuéramos a casa.
Dormimos juntos, en la mañana le prepare el desayuno y fuimos otra vez al velorio donde nos invitaron almuerzo y cena; al siguiente día fue igual. Ya que según nuestras costumbres se velaba 3 días y tres noches y de ahí era el sepelio.
Ese día estaba realmente ansiosa, invitaron almuerzo a todos los que nos acompañaban; de ahí salimos rumbo al cementerio. Ricardo insistió para ir en su moto y creí que sería lo mejor.