Amor en la oscuridad

Destinos crueles

Aquella confesión me dejó sin palabras, no esperaba ese tipo de respuesta. Me alejé de él porque no sabía qué más hacer. No tenía ni un poco de sentido cuando todas sus acciones demostraban lo contrario, yo juraba que él me odiaba, o por lo menos que no me soportaba, ya que al menos un par de veces creí ver un asco inconfundible en su mirada, sin duda, esta era una broma de las típicas que él hacía para molestarme. Empecé a reír nerviosa y ponerme de pie.

            −No le veo la gracia a lo que acabo de confesarte ¿o acaso estas burlándote de mis sentimientos? −se notaba el tono de indignación que sentía Jung Kook.

            −Ya basta Jung Kook, deja de decir estupideces, las bromas de este tipo no me agradan −respondí exasperada y llena de molestia−. El que se está burlando eres tú y no voy a permitir esta falta de respeto a mis sentimientos, acabo de confesarte algo serio y tú solo quieres reírte con esto…

            − ¡No estoy burlándome de nada Melantha! −gritó frustrado, o al menos eso se sentía−. Estoy abriendo mi corazón contigo y tú solo lo tomas como una broma de mal gusto.

            −Porque no tiene sentido Jung Kook, desde la primera vez que nos vimos tú me trataste mal −me defendí−. Tu mirada llena de asco, tus ganas de matarme cada vez que estuve cerca de ti, el hecho de que te alejaras cuando creí que éramos amigos después de esa fiesta de vampiros.

            −No tenía asco sino miedo, de repente eras la primera chica en toda mi vida que me hacía sentir nervioso y confundido con lo que sentía −respondió él−. Y los demás vampiros de la universidad te vieron como un bocadillo, tuve que protegerte, pero tu sangre tan caliente era exquisita, y alejarme de ti fue necesario porque esa mujer de nuevo estaba molestándome, dijo que me haría un favor convirtiéndote en una de nosotros, así ya no querría beber de ti y te dejaría ir para volver a Corea.

De alguna manera sonaba sincero con lo que decía, todo eso si podía haber pasado, pero ¿en qué momento él me había visto como algo más que una amiga o un bocadillo? ¿Si le preguntaba iba a ser capaz de soportar semejante confesión? No, yo no quería pensar en eso, dejar ir mis sentimientos por Ji Min ya era muy doloroso, verme en un futuro junto a Jung Kook no era ni una posibilidad.

“Eres una mentirosa, hipócrita y cobarde” −dijo una voz en mi cabeza, pero rápidamente la callé.

No respondí nada más, decidí que era mejor dejar el tema para otro día, tomé mis cosas y salí de la oficina corriendo, tenía que irme lo más rápido que pudiera en ese momento. Hablé con la secretaria de mi jefe para decirle que me estaba sintiendo indispuesta y necesitaba ir al doctor o a descansar, afortunadamente me creyó e hizo una boleta de permiso para entregarle al jefe y dejarme ir.

Cuando llegué a mi apartamento fui directo a mi habitación y me encerré ahí, no quería escuchar nada más, y no iba a soportar explicarle las cosas a Adara en este momento tan sensible que estaba teniendo, necesitaba meditarlo todo durmiendo por lo menos treinta minutos.

Pero de nuevo aparecía ese sueño extraño, mi madre diciendo que debíamos escapar, que alguien venía por nosotras, ese extraño y hermoso color azul de sus ojos, nada tenía sentido, y la voz de ese misterioso hombre en mis sueños me parecía tan familiar como a la vez extraño, nunca había escuchado una voz así de melodiosa, ni de este tono, las únicas voces que conocía con ese toque tan melodioso eran mis amigos vampiros ¿acaso había soñado con un vampiro? No, yo recordaría una voz tan suave y aterciopelada.

Desperté exaltada y con el corazón latiendo tan fuerte que no cabía en mi pecho, probablemente había dormido más tiempo del que había planeado porque ya era de noche. Me froté los ojos un poco confundida y me despabilé del sueño. Cuando mis ojos finalmente se acostumbraron a la oscuridad de la habitación sin luz me percaté que alguien estaba de pie frente a mí, observándome curioso. Me puse de pie tan rápido como pude con un movimiento torpe a causa del sueño y me alejé.

            −Tranquila, no tengo la intención de hacerte daño Melantha, estaba revisando el apartamento y despertaste, la idea era irme antes de eso −dijo la inconfundible voz de Ji Min−. De nuevo Jung Kook me pidió que viniera a verte, en realidad no fui su primera opción, porque se lo pidió primero a Seok Jin, pero él declinó diciendo que estaba ocupado con otras cosas y que era urgente irse de ahí.

            − ¿Y qué estas revisando en mi apartamento? −pregunté un poco recelosa−. Creo que nunca les di ese permiso a ninguno de ustedes.

            −No lo tomes a mal, es por precaución, Adara nos dijo que un extraño te había entregado una carta y queremos cerciorarnos que no sea alguien peligroso para ti −respondió Ji Min con una sonrisa inocente−. Él siempre está preocupado por ti Melantha, no te tomes a mal sus acciones cuestionables ante ojos humanos.

Soltó una carcajada sonora, dulce y un poco tímida, era típico de él reír así para investigar si podía hacer bromas de ese tipo, pero yo no me sentía de humor para esas cosas, y menos con la incomodidad que sentía ahora cerca de él sabiendo que estaba tomando la decisión de dejarlo ir y seguir adelante con mi vida encontrando a mi próximo amor en la vida.

Dejó de sonreír al verme tan seria y fuera de mí, sin duda había llamado su atención con esta actitud porque se acercó a mí con una expresión de sincera preocupación en el rostro, se sentó a mi lado y me jaló del brazo para que también me sentara en la cama junto a él.




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