Amor en la oscuridad

Sangre, veneno y una cura

Mis manos empezaron a temblar como si yo fuera quien pronto tuviera una conversación incómoda, pero no era eso lo que me asustaba, sino el enfado de Adara cuando se diera cuenta que yo sabía lo de Nam Joon antes que ella, sabía que eso me esperaba en cuanto ella terminara con él y los chicos, porque todos ellos serían regañados por ella. No pasó mucho tiempo para que mi celular sonara y el nombre de Tae Hyung apareciera en el identificador de llamadas.

− ¿Hola? −saludé tímida.

− ¿Cómo se te ocurre enviarnos a la leona para que nos coma vivos? −reclamó él indignado, esa era la mejor manera de describir a Adara enojada−. Está gritando como loca y quiere matarnos por esconderle este secreto.

−Lo siento, ya no sabía qué decirle, Jung Kook le contó de mi condición y no había manera de hablar de eso a medias −respondí frustrada−. Solo lo solté y le dije eso, creí que Nam estaría mejor diciendo la verdad.

−Esto no se quedará así, le diré que lo sabes hace una semana, si nos ahogamos nosotros te llevare con nosotros, no me interesa −soltó un gruñido molesto−. Y arreglaras esto de una u otra forma.

−Tengo sueño, ya me voy a dormir, los quiero mucho y perdonen lo que hice −respondí y colgué.

Bueno, ya era seguro que yo también estaba en problemas por no decirle la verdad desde un principio, me puse un pijama y me metí a la cama con la esperanza de que, si Adara volvía, ella me diría todo lo que quería al día siguiente, quería tener al menos esas horas para pensar en una buena disculpa que sea válida para ella y que no quiera hacerme daño o gritarme, mi mejor amiga enojada sería una cosa que me pondría muy triste, pero tendría que asumir las consecuencias de mis actos.

Al día siguiente, desperté con una sensación fría en la frente, abrí los ojos y me sorprendí al ver que se trataba de Jung Kook observándome mientras dormía.

− ¿Qué tienen ustedes en contra de tocar el timbre y entrar a las casas como personas normales? −pregunté sentándome con evidente molestia−. Pienso que entrar con invitación por una puerta es más cómodo.

−Vine porque una vampira asesina está en mi casa por tu culpa y tu bocota −respondió él entre dientes−. Así que tal vez en unas horas esté muerto y tú también porque Tae le dijo que sabías todo hace una semana.

−Cielos, de verdad lo siento, pero ella no los matará, solo está dolida por las mentiras −dije tranquila−. Adara lloraba todo el tiempo porque creía que él estaba muerto.

−Lo sé, de hecho, se encerraron en una habitación y ella se la paso una hora gritándole que era un desgraciado por dejarle creer que estaba muerto por tanto tiempo −admitió Jung Kook pensativo−. El resto del tiempo estuvieron hablando y ella no ha parado de llorar.

−Esa es una de las cosas que solo Adara y los humanos pueden hacer, pero también tú −su voz era estática y monótona−. Ha pasado tanto tiempo desde que no soy humano que me parece fascinante verte llorar, pero es lo que más quiero evitar desde la primera vez que te vi hacerlo.

−Sin embargo, creo que si me mantengo humana eres quien más me hará llorar en el mundo −respondí con una sonrisa falsa.

− ¿Por eso niegas tanto tus sentimientos por mí? Porque ambos lo sabemos −preguntó él mirándome a los ojos esta vez−. No te engañaría ni te rompería el corazón, no sé qué podría hacer para dañarte.

−Está en tu naturaleza Jung Kook, las cosas que dices, cómo pierdes los estribos cuando digo algo que no te gusta y tus cambiantes estado de ánimo −respondí siendo tan sincera como podía−. No quiero ser el blanco de tu enfado, porque si me convierto, entonces ambos seremos volátiles.

− ¿Solo te basas en una posibilidad para rechazar mi corazón? −preguntó reprochándome−. Te concentras en lo malo, pero olvidas cómo te sientes cuando te toco o te beso, en las veces que fui bueno contigo y te cuidé, en cómo salvé tu vida.

No pude responder por el rubor que se formaba en mis mejillas, recordar esos momentos bajaba mi guardia por completo, y de repente mi cerebro no podía pensar en nada que no fueran sus besos y caricias, deseaba desesperadamente estar entre sus brazos, su aroma, aunque ya no era tan fuerte como antes seguía siendo irresistible para mí.

En ese momento su mano se puso en mi nuca y tiró suavemente de mi cabello para que lo viera a los ojos, y sin previo aviso sus labios tocaron los míos con delicadeza. Un beso tan tierno y suave que era una tortura sentirlo, quería más que solo eso, pero él no lo iba a hacer, no dejaría que sus instintos lo dominaran para dejarse llevar conmigo, no a menos que yo lo pidiera sin palabras. Llevé mis manos a sus hombros y rodeé su cuello con ellas para intensificar aquel beso que yo quería con todas mis ganas, iba a lograrlo, iba a tenerlo solo para mí ese momento, sin embargo, el detuvo mis manos y me alejó de él.

−Es el último beso que robaré Melantha, respetare tu decisión de alejarnos, y respetare las leyes de los vampiros, no puedo hacer esto y tenerte −dijo él dejándome confundida y ansiosa−. No está permitido que un vampiro esté con su presa, eso eres tú para mí, yo nos condene a esto, y lo lamento tanto.

− ¿Entonces no planeas volver a tocarme? −pregunté sin poder ocultar mi tristeza−. ¿Seremos solo amigos que se besaron en el pasado?

−Así es como debemos hacer las cosas, es lo que tú me pediste hace una semana ¿recuerdas? −respondió Jung Kook dándome una palmada en la cabeza−. Sabes que te amo y al ser un vampiro eso no cambiara, pero tú debes aprender a tomar tus decisiones.




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