Amor En Medio Del Dolor

PARTE 01

 

—Mamá me ha gritado porque no compre la marca de cerveza que le gusta a papá, por eso tuve que regresar, soy una estúpida que no me fije, solo quería salir de ahí es que había un tipo asqueroso mirándome y me asuste, estoy tomando el autobús para llegar rápida a casa antes que llegue papá y se dé cuenta, sé muy bien lo que puede pasar, aunque tengo la edad que tengo dieciocho años, sigo temblando cuando papá alza la voz y trae su cinturón. De solo recordar estoy temblando aún me duele la espalda de la última vez

 

De pronto un golpe, un choque, un rechinido todo sale volando, la gente grita y se desespera, era un triple choque, el autobús, una camioneta y un taxi, la lluvia había empapado las pistas haciéndolas más resbalosas. Cuando logra recuperar el conocimiento, se arrastra tras la puerta trasero del bus, ya que tenía un dolor en su pierna derecha y un golpe en la frente la tenía aturdida que no se percataba que estaba sangrando, al bajar del bus todo es aún más caos e incertidumbre, personas gritando del dolor, pero a lo lejos hay una escena que la conmueve un hombre sostiene la mano de una mujer llorando desesperado, nunca había visto un hombre llorar, siempre pensó que eran duros de corazón sin sensibilidad al dolor ajeno, eso era algo que había comprobado con su padre, pero ese hombre y su dolor la conmovieron hasta lo más profundo de su ser, se sostuvo de algunos árboles para poder casi sin fuerzas llegar hasta él, cuando se acercó pudo ver que el hombre era de cabello oscuro y largo con unos hermosos ojos verdes inundados en lágrimas, pidiendo auxilio.

 

—¡Ayuda por favor! ¡Ayuda! Mi amor no me dejes, despierta cariño ¡Por favor despierta! ¡Dime que estás durmiendo! — Sofía Se acercó a él y palmoteo su hombro, este acto logro hacerla sentirse extraña olvidando su dolor y el caos a su alrededor tomo la mano de la mujer tratando de tomar su pulso algo que había aprendido a escondida de sus padres siempre quiso ser enfermera.

 

—Tranquilo su esposa aún tiene pulso, no pierda la fe.

 

Fue lo último que pudo decirle, ya que el silencio reino unos minutos hasta que llegaron los paramédicos y se llevaron a la mujer, el hombre subió junto con su esposa a la ambulancia solo tino a un débil gracias, no quería perder a su esposa, a su otra mitad la que lo había acompañado durante los últimos siete años, ella era el amor de su vida, eso fue lo descubrió desde que la vio una tarde de otoño paseando por el jardín botánico de la universidad tomando unas fotografías, le pareció ver un ángel, una aparición divina, era tan bella con una sonrisa que lo cautivo, es misma sonrisa lo impulso a hablarle aunque era muy tímido no podía quedarse sin intentarlo.

 

—Hola, señorita, este yo puede tomarnos una fotografía a mis amigos y a mí — Fue lo que se le ocurrió para llamar la atención de esa hermosa mujer de cabello castaño, vestido floral y un sombrero ancho de color marrón con un listón negro en medio de él.

 

—Mejor te tomo una fotografía a ti — Y el flash lo tomo por sorpresa luego del shock inicial le pregunto por qué lo había hecho llenándole de alegría el corazón por su respuesta.

 

 

» Porque me gustan tomar fotos a las cosas lindas y tú me pareces algo muy lindo, pero no eres una cosa ¿Qué te parece si me invitas un café mientras te explico sobre las cosas lindas a las que me gusta fotografiar? — Se alejó un momento corrió donde sus dos amigos lo esperaban impacientes, ya que conocían de su timidez cuando él le comento lo que la hermosa muchacha le había dicho no dudaron y lo alentaron con las fuerzas que eso le daba corrió hacia la muchacha caminando al lado de ella mientras ella seguía fotografiando, se sentía afortunado que muchacha tan linda le haya pedido una cita.

 

Ese fue el inicio de idilio, de su hermoso amor, pero que hoy en la fría sala de un hospital daba su último suspiro, intentando hacerle ver que la vida no acababa con ella, que debía seguir.

 

—Siempre te voy a amar, sé feliz hazlo por mí — Y Su alma abandono su mundo sumiéndolo en un profundo dolor mientras casi al final de ese mismo pasillo una pobre muchacha recibía insultos y agravios por parte de sus padres, pero ella era como si por primera vez en su vida le hubiera puesto silencio a sus voces, por primera vez no lo oía, su vista estaba sobre una persona aquel hombre de ojos verdes que sufría preso del dolor sin nadie que lo acompañe, no oyó a sus padres o sus quejas, era como si algo la impulsara, hizo girar la silla de ruedas donde estaba por tener la pierna lastimada se acercó a él, acaricio su espalda, ya que estaba de rodillas reclamándole a Dios porque se había llevado a su ángel, a su amada esposa.

 

—Ella siempre lo va a amar y seguramente quería que usted fuera feliz, aunque ahora no lo entienda — Fue lo único que pudo decir, al alzar la mirada pudo observar una mujer en silla de ruedas con el cabello por sobre el rostro y una venda en su frente, hasta que sintió que alguien la apartaba de golpe, era un hombre mayor muy enojado por como cerraba los puños tomando la silla.

 

Decidió no prestarle más atención después de todo era una completa extraña, pero las mismas palabras que acababa de oír de ese ángel de ojos verdes, las había dicho también su esposa poco antes de dejar este mundo sumiéndolo en el más profundo dolor, palabras que se habían grabado en su mente, unas que jamás podría olvidar y sin darse cuenta marcaría su nuevo destino, aquel hilo rojo que empezaba a tejerse aún en medio del dolor.



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En el texto hay: amor, muerte, dolor

Editado: 08.01.2023

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