El amor es un camino que tarde o temprano a todos se nos presenta frente a la vida. Es un camino abovedado el cual se encuentra hecho de rosas o espinas, para algunos el camino es de cristal roto y para algunos otros suertudos, podría decirse que el camino se encuentra revestido de ceda.
Éste debería vivirse como si fuera el ultimo día de nuestras vida, sin temores, arriesgándose a todo aún sabiendo que pueden perder pero sabiendo que siempre valdrá la pena. Aquel que lo haya arriesgado todo se habrá dado cuenta de que nunca vamos a perder si apostamos por el amor porque siempre que nos rompemos volvemos a empezar, entonces, ¿qué perdemos? Sólo volvemos a comenzar y los comienzos nunca son malos, y si al arriesgar acabamos ganando podremos guardar el océano en una botella, podremos subir al cielo y saludar a Dios, o bajar y abrazar a Lucifer. Podremos recorrer el mundo entero y decir que es nuestro, habremos viajado por el espacio y caminado por cada planeta, incluso por aquello que ni siquiera conocemos, ganar en el amor es ganar en la vida porque éste es nuestra canción favorita, es un faro, es la mejor tarde de primavera y el mejor árbol de Ceibo, porque nos guía y nos da vida, él se alimenta de nosotros y nosotros de él, y no sabríamos vivir sin éste.